Judería, San Juan de los Reyes y Calle del Ángel

Fue a finales del siglo IX cuando el emir Ibn Qatil, mandó construir el muro que delimitaría a la Judería Grande, dando nombre a la puerta como Bab-al-Yaud o Puerta de los Judíos (actual puerta del Cambrón), lo que quiere decir que una de sus funciones era dar paso a los barrios donde estos  habitaban.

Se entraba pues, a los que los estudiosos denominaban como el barrio hebreo de Assuica, que quiere decir zoco o mercado, donde estos tendrían sus productos a  la venta para sustento de la propia judería, así como para sus vecinos árabes y cristianos. Con el tiempo ha desaparecido este, más la parroquia cristiana de San Martín, que da nombre a los barrios de un lado y de otro del río Tajo.

Ahora queda una gran plaza, con el palacio de los Condes de Maqueda a uno de sus lados y en su parte alta el extraordinario convento franciscano de San Juan de los Reyes, de estilo gótico, construido posiblemente sobre alguna sinagoga del barrio hebreo, mandado edificar por los Reyes Católicos para su enterramiento, aunque luego lo hicieron en Granada.

Si observamos bien el edificio desde lejos, nos daremos cuenta enseguida de que su perspectiva es idéntica a los catafalcos mortuorios de grandes personajes, de entre los siglos XV y XVI, sobre todo reales. El edificio está concebido con su túmulo (naves laterales), féretro (nave central, más alta), andamia y corona (presbiterio, transeptos y cimborrio) y hachones o veleros (contrafuertes y pináculos). Una obra maestra, ejecutada por el arquitecto Juan Guas, que desplegó toda su imaginación para dar gusto a la reina Isabel I de Castilla.

Tras muchas investigaciones por mi parte, habiendo oído toda clase de historias y consejas, diré que las cadenas que cuelgan en el transepto al lado norte del edificio, pertenecieron a presos al parecer cristianos, que se encontraban en la ciudad de Ronda cuando la misma fue tomada por los Reyes Católicos. Y fue Isabel la que se lo prometió a estos liberados, cumpliendo su promesa efectivamente, según se nos cuenta al estudiar la historia de la ciudad de Ronda en Málaga.

Siguiendo los rastros de la historia, continuaremos por la calle Reyes Católicos, que anteriormente se denominó como de Assuica (zoco), para internarnos en la calle del Ángel y en su principio nos llevaremos otra sorpresa más, pues allí se halla un postigo de tipo islámico, que debió dar paso entonces a dos zonas de la Judería Grande, posiblemente desde la Cava Baja a la Cava Alta, en la primera debían de vivir los judíos de oficio y en la segunda los judíos de más poder.

El dibujo que aquí presento es diferente al postigo original, pues cuando fue concebido, se me ocurrió dibujar los ladrillos del arco de la misma manera que los de las jambas, planos y sin dar forma a este.

Si entramos por él, aquí en este punto a la derecha, veremos una lápida donde se nos cuenta que fue en este lugar, donde el poeta Gustavo Adolfo Bécquer se inspiró para su leyenda “Las Tres Fechas” y donde existe una máxima que dice:

“EN NOMBRE DE LOS POETAS Y DE LOS

ARTISTAS, EN NOMBRE DE LOS QUE

SUEÑAN Y DE LOS QUE ESTUDIAN, SE

PROHIBE A LA CIVILIZACION, QUE TO-

QUE A UNO SOLO DE ESTOS LADRILLOS

CON SU MANO DEMOLEDORA Y PROSAICA”.

Esta la usó para su libro “Templos de Toledo” confirmando el arrobamiento místico que esta persona tenía para con Toledo, una de las ciudades más románticas que existen.

Delante de este postigo islámico, cruzando la calle del Ángel y de tiempos hebreos,  se han encontrado los restos de una sinagoga judía, que dicen ser la del “Sofer” o “Shofar”, cuerno de carnero usado en las ceremonias hebreas.

Estos restos han sido restaurados y acondicionados por el “Consorcio de Toledo”, entidad que se preocupa en este tiempo en conservar el inmenso patrimonio que guarda esta ciudad bimilenaria, por lo cual las personas que amamos a Toledo, le estaremos eternamente agradecidos.

Siguiendo por la misma calle, unos metros más adelante, podremos admirar uno de los adarves más originales que existen en la Judería, el denominado como “Callejón del Clavo”, usado posiblemente para uso defensivo o de intimidad por alguna familia hebrea.

Más arriba, al otro lado de esta misma calle, nos encontraremos tallado la figura de un ángel que da nombre a la esta calle. Debajo se halla un baño que dicen ser islámico por su factura, pero es lógico que pudiera ser una “Mikváh” o baño ritual hebreo, abastecido por algún aljibe que debía de haber a más altura y que recogía el agua de lluvia, muy cerca de la Sinagoga de Sta. Mª. la Blanca.

Algo más adelante, nos encontramos el moderno cobertizo de la calle del Ángel, que da paso de un edificio a otro en la misma vía y que pertenece a un convento que se dedica al Servicio Doméstico, que ahora es residencia. Lo más importante, es que bajo este lugar se encuentran restos romanos.

Aunque lo que si nos deja perplejos, es la historia que nos contaba el primer judío sefardí que vino a vivir a Toledo, el siglo pasado en la década de los años 70, Alberto Elmalen, que regentó el restaurante Sinaí en la plaza de la Judería. Esta da al callejón del Verde y desde aquí había un callejón que tenía salida a la calle del Ángel.

Precisamente fue allí donde una joven americana le preguntó a este hebreo de origen sefardí, donde se encontraba el Assuica, hoy la calle del Ángel, y este la indicó que no se hallaba muy lejos. A las dos horas llegó la joven emocionada, con lágrimas en los ojos y le contó a Alberto, que era judía americana de familia sefardita y que había traído la llave de la casa donde vivían sus antepasados en Toledo y lo más alucinante es que la llave todavía encajaba en la cerradura de la casa nº 13 de dicha calle.

Estos eventos solo pueden ocurrir en ciudades como Toledo, que aunque no parecen tener lógica, debemos recordar que esta ciudad se quedó intacta desde la edad media y yo mismo recuerdo viejas puertas que daban paso a antiguos edificios en esta calle, antes de ser demolidos para construir nuevos edificios. Dejo aquí dos plumillas donde se observa el airoso cobertizo que embellece a esta calle.

Desde esta misma calle subiendo por el callejón del Bis-Bis, nos adentraremos en el Cerro de la Virgen de Gracia, que se encuentra por encima de la Cava Alta. Desde esa plaza observaremos el majestuoso espectáculo de  la cabecera de San Juan de los Reyes, paisaje que se alarga hacia la Vega Baja que ha formado el río Tajo.

No me extraña que en este lugar se intimidara el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, cuando observaba las ruinas de dicho convento, tras su quema por los franceses de Napoleón y que su inspiración fluyera a raudales frente a los bellísimos atardeceres que desde aquí se originan, llevándole a escribir entre otros su libro “Rimas y Leyendas”.

Todo un espectáculo, desde donde observamos el estilizado ábside o cabecera del templo, con su cimborrio, correspondiendo al soporte y la corona de los Reyes Católicos, sus cresterías, pináculos, guardianes de armas y cadenas. La idea original de un gran maestro como Juan Guas, para dar gusto al criterio de una reina dominante como Isabel I, que quería aquí mismo una colegiata para su enterramiento y a la que le pareció poca cosa el edificio que se estaba levantando  para tal idea.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

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5 respuestas to “Judería, San Juan de los Reyes y Calle del Ángel”

  1. Eduardo Franco Cereceda Says:

    ESPLÉNDIDO.EL RECUERDO Y LA SEMBLANZA DE LA JUDERÍA. TODAVÍA ME QUEDA LA MEMORIA LEJANA DE UN DÍA EN QUE ENTRAMOS AL RESTAURANTE SINAÍ ¡CON UNA MONJA DE CLAUSURA DE UN CONVENTO RURAL! GRAN SORPRESA DE ELLA Y DEL SEFARDÍ AL DISPONERSE A CONVERSAR DURANTE UN RATO. GRACIAS, ALEJANDRO

    • Alejandro Says:

      Hola Eduardo. Realmente me emociona que personas como usted, tengan un recuerdo tan grato y sincero de epocas pasadas en Toledo.
      Yo también me acuerdo del restaurante Sinaí, donde se celebraban las tertulias del Grupo Calandrajas.
      Allí nos recibían Mª. Teresa y Alberto, directores de dicho lugar y se sumaban al grupo, contándonos sus experiencias y platicando sobre cocina y costumbres hebreas.
      Recuerdo también que para la «Pascua» se celebraba allí el sabbat, de forma tolerante y placentera.
      Un saludo de Alejandro desde Toledo.

  2. Eduardo Franco Cereceda Says:

    YA LA NAVIDAD: SEA FELIZ EN ELLA Y PREPARE NUEVOS PROYECTOS PERSONALES. NO DUDO DE QUE VA A INCLUIR A TOLEDO EN ELLOS. ¡ALGO APARECERÁ, ESTRATO BAJO ESTRATO! ¡AL MENOS QUEDA LA NOSTALGIA, ANIMADA POR LA IMAGINACIÓN QUE REMEMORA LO QUE DEBIÓ DE HABER EN LAS CALLES, LOS PATIOS, LAS PLAZUELAS, LOS ADARVES… SENTIR DE MÁS DE 50 GENERACIONES! SALUDOS, ALEJANDRO

  3. Fanny Dam Says:

    Yo descubrí mis antepasados judíos en Toledo a partir de un sueño que tuve un mes antes de pisar Toledo por primera vez en mi vida. Cuando visité Toledo, al mes siguiente, me asentía muy cómoda nadando por sus calles. Al llegar a la casa y ver las fotos me di cuenta inmediatamente que era mi sueño …. Ya he vuelto nuevamente y hay mas coincidencias ,ahora ya reales, que me van abriendo el portal de mi pasado!!

    • Alejandro Says:

      No se imagina Fanny la satisfacción que me suscita su sueño hecho realidad en Toledo. Como a usted, así le habrá ocurrido a muchas personas repartidas por todo el mundo. Un ejemplo parecido al suyo, lo habrá leido en este mismo artículo. Espero que estos recuentros con los lugares que habitaron sus antepasado se repitan muchas veces, pues esta ciudad de Toledoth junto a otros lugares especiales, son unicos, para que puedan ocurrir dichos eventos.
      Si encuentra más datos, espero si no la molesta que me los notifique. Gracias.
      Reciba un saludo de Alejandro de Toledo.

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