Tiempo de Alfonso XI.

En tiempos del rey Alfonso XI, (1312-1350), fue su médico y astrónomo  Samuel  Ibn Wakar, además de administrador del reino. Este mismo personaje arrendo la acuñación de la moneda en Hispania.  Su rival Yuçaf  de Écija al intentar arrebatarle dicha administración, casi consigue entonces la expulsión de los judíos de Sefarad.

D. Mosé Abzaradiel, secretario real y juez en Toledoth, impartió justicia entre los sefardíes. Los hijos del rab Asher, Yehudá y Iaacov ben Asher, siguieron  con sus enseñanzas y su escuela talmúdica, teniendo mucha influencia en el mundo hebraico hispano, el último escribió una gran obra de codificación hebrea, denominada como “Cuatro Hileras”. Al rab Semuel ben Yosef ibn Sasón, se le cuenta entonces como poeta.

Con motivo de la  “peste negra” y como era costumbre, se les echó la culpa de ella  a los sefardíes. Esta epidemia  asoló  a Toledo entre 1349 al 50, llevándose a la tumba nada menos que a un tercio de su población. Por tal motivo, se produjeron pogromos contra los hebreos toledanos.

Esto nos recuerda los dos cementerios hebreos que hubo en Toledoth, uno en el  Prado de San Bartolomé y el otro en el Cerro de la Horca. Según el judío Galipapa en su libro “Valle de las Sombras”, escribe sobre la riqueza de los epitafios toledanos, siendo recogidos más tarde por Yosef  Koen, el cual se refiere a las familias más importantes, como los Abenxuxen, Ben Aser, Al-Naqawa, Ha-leví, Abulafia o Ben-nahamías. Más tarde Samuel Luzzato legó una colección epigráfica denominada “Piedras del Recuerdo”.

En una de ellas dedicada al maestro Todros, se leía: “Hombre veraz y honorable, bueno, agradable. Perdure su recuerdo como olivo frondoso. ¿Cómo el sol ha podido en el polvo ser enterrado? ¿Cómo la luz se ha escondido en la arena?

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

© Copyright A. Vega 1991.

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