Siguiendo esta misma calle nos encontramos con otro vestigio descubierto no hace mucho. Me refiero a un inmueble recientemente restaurado por su dueño Dº José.

Este mismo al escavar en su sótano con sus propias manos, además de hacerle mayor, ha encontrado mucho tipo de cerámica, pero lo más importante es la presencia de un aljibe al fondo del mismo, que viene posiblemente de la calle de al lado denominada como Callejón de Esquivias, donde debía de haber un depósito de aguas desde muy antiguo, este último es donde se halla otra de las doce colinas de Toledo.

Esta persona  sigue trabajando poco a poco en su casa y sigue descubriéndo detalles muy interesantes, no solo desde el punto de vista de los subterraneos a los que ha dado acceso, que además pasan por debajo de la calle de las Bulas, conduciendo a las casas fronteras, si no que ha descubierto  varios aljibes en otras de las habitaciones de este lugar, dejando claro las previsiones acuáticas de subsistencia en la Judería Grande. En fin, secretos guardados desde hace más de quinientos años, que nos dan las pistas, de lo que  sacaremos en conclusión tras este estudio.

Entre estas calles y sus casas, aún se palpan las huellas de nuestros antepasados, que nos dejaron una ciudad única como esta, con sus barrios particulares, con su propia ideosincrasia y sus intimidades, puestas a salvo tras sus muros, pero que ahora podemos saborear como a un viejo vino y entre las que hallamos saberes escondidos, de los que aquí damos fe.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

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