Epílogo y nuevos tiempos.

Fue entonces cuando la gran mayoría de los sefardíes se tuvo que marchar a otros lugares,  por las presiones ejercidas sobre  ellos, ya que en aquel tiempo se trazó en Hispania el modelo político de un estado, basado en una religión absoluta.

La diáspora hispana hizo que los hebreos llegaran a Francia y otros lugares de Europa, como Portugal o Italia. También emigraron hacia el  norte de África, asentándose en ciudades como Tánger, Tetuán o Fez. La diáspora de muchos fue hacia el imperio Otomano, que les acogió con los brazos abiertos en las ciudades de Esmirna, Salónica, Rodas, Constantinopla, Sarajevo, Monastir y Sofía.

Todos ellos sin perder sus prácticas sefardíes,  hablando el antiguo castellano o ladino y con sus costumbres hispanas.

Pasado los siglos,  algo después de mediados del siglo XX, se encontraba aquí  en la plaza de Barrionuevo, el restaurante Sinaí, que regentaba el sefardí de Tetuán Alberto Elmalen, lugar donde eran célebres las cenas de la Pascua de Pessaj y al cual le ocurrió la anécdota de la “llave” (ver en esta página “Dibujos y Plumillas” apartado “Judería y calle del Ángel”).

Más tarde, entre la terminación del siglo XX y comienzos del XXI, se ha ubicado en la calle del Ángel la Librería Judaica “Casa de Jacob”,  regentada por Mª. Teresa Llurva, donde se podían encontrar libros no solo de la tradición judaica, sino de cualquier religión y pensamiento.

En 1990, con motivo de acercarse el 500 aniversario de la expulsión de los judíos de estas tierras, el Príncipe de Asturias, D. Felipe, otorgó el premio de la Concordia que patrocina esa autonomía y que lleva su nombre, a los sefardíes actuales que descienden de los antiguos sefardíes españoles.

Las palabras de este fueron: “Desde el espíritu de concordia de la España de hoy y como heredero  de quienes hace 500 años firmaron el decreto de expulsión, yo los recibo con los brazos abiertos y una gran emoción”. A lo que el recogedor del premio, Solomón Gaón, contestó con lágrimas en los ojos: “Aunque tú nos desterraste como madrasta de tu seno, no dejamos de amarte como santísimo terreno”.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

© Copyright A. Vega 1991.

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