Segunda Muralla Bab-al-Mardón
Los siguientes dibujos a plumilla están dedicados a la segunda muralla de Toledo, pues según se sube por la calle Real del Arrabal nos encontramos con su famosa Puerta del Sol, se refiere este umbral a la entrada de una especie de coracha larga, que va paralelo a otro antiguo muro -que ahora se está sacando a la luz- debiendo de terminar hacia el “Torno de las Carretas” o en la desaparecida puerta de Perpiñan.
Su traza es muy bella pues la compone un antiguo torreón de la muralla, a la que se adhiere la zona de la puerta en sí, con sus arcos de entrada más otros entrecruzados y lobulados en su zona alta, terminando con una torre albarrana semicircular, en el estilo característico que determina a esta ciudad, como es el mudéjar. Existe un grabado de 1840, ejecutado por Gregorio Pérez de Villa-Amil, que forma parte de su obra “España Artística y Monumental”, cuya inspiración está basada en esta característica y bella puerta.
Esta puerta fue descrita por mi parte, de manera simbólica en mi primer tratado antes comentado, escrito e ilustrado por el que aquí escribe. Contiene sobre el arco de su puerta un círculo gótico, en el que podemos observar la carpintería alquímica en la que se basa secretamente esta importantísima circunferencia. De forma ortodoxa corresponde con la imposición de la casulla por la Virgen a San Ildefonso, antiguo obispo visigodo y patrón de Toledo, que escribía ya sobre la virginidad de esta en el año 666.
De forma heterodoxa observamos a nueve personajes, como número contenedor de un ciclo en simbología, que al ser alcanzado, puede hacernos acceder tanto hacia el bien como hacia el mal. Allí observamos al trino alado por sus ángeles y bajo el la dualidad del sol y de la luna, astros que nos dan la vida y hacer moverse a los hombres, por tal motivo es llamada por mí como puerta del Sol y de Luna.
Debajo seis personajes, cuyo número describe a lo terrestre y su geometría hexagonal, que es como se rige el ser humano para construir sus casas o sus ciudades. En fin, que este círculo describe todo un Cosmos, pues arriba está lo espiritual, en el centro los astros del Universo y debajo la raza humana, todo en una forma triangular, ensamblada en el círculo de nuestros pensamientos. Esta es la puerta de los gnósticos cristianos.
Siguiendo la muralla y a pocos metros, nos encontramos una de los pasos más antiguos del segundo recinto amurallado de esta ciudad, la Puerta de Bab-al-Mardón o Puerta del Mayoriano. Cualquiera que comience a subir la calle del Cristo de la Luz, rápidamente se dará cuenta que en la antigüedad, quien quisiera tomar esta ciudad desde la zona norte lo tenía muy difícil, por no decir imposible. A uno de sus lados se encuentra la salida de una cloaca romana y a su entrada una calle de la misma época.
Puerta árabe muy retocada, cuyo nombre musulmán quiere decir “Puerta Cerrada”, posiblemente tapiada cuando se abriera la del Sol y así controlar los impuestos. Esta daba paso a un barrio musulmán muy importante, pues nada más traspasarla, nos encontraremos con un edificio aún completo de hace más de mil años, enriquecido además en época cristiana. Umbral que da paso simbólicamente a la forma de pensamiento islámica y que nos hace adentrarnos en un mundo de historias, leyendas y sutilezas, pocas veces superado.
Al interior nos encontramos la milenaria mezquita Ibn Hadidi o del Cristo de la Luz, con su muro de la qibla orientado hacia la Meca. Su banda epigráfica en uno sus lados, fabricada en ladrillo para ser leída desde la calle como testimonio fiel de una época que ha ocurrido en Toledo, gracias a ella sabemos la fecha certera de su edificación, además nos demuestra que sus constructores pertenecían a la rama más tolerante del Islam, el sufismo.
Su construcción y sobre todo su geometría matemática, así como sus materiales interiores de barro y paja, la han hecho llegar intacta hasta nosotros, para poder disfrutarla ahora en nuestro tiempo, pareciendo que la tallan los rayos lunares en los días de plenilunio.
Su carácter telúrico, se corresponde con los templos más potentes en esta energía, pues así lo determinan sus alrededores, pero sobre todo la piedra blanca que se halla en su actual entrada, en la que dicen que se arrodilló el caballo del rey Alfonso VI, cuando entró en Toledo para hacerse cargo de la ciudad. Al excavar debajo, hallaron en una hornacina un Cristo con una candela encendida, que allí se hallaba desde tiempos visigodos, lo que hizo dar nombre cristiano a este templo.
Se impregnó entonces este templo de luz, más la que ya traía de tiempos anteriores, haciendo que se formaran sobre el lugar leyendas por doquier. Después, la orden de San Juan de los Hospitalarios, le dio otro nuevo eje trascendente, pues construyó hacia el Este y pegado a dicha mezquita un ábside cristiano, haciendo nacer el arte mudéjar toledano, enriquecido con pinturas murales, románicas y locales, dando otro sentido a esta ermita, muy querida por los antiguos toledanos.
Pero si esto fuera poco, ahora se ha excavado en sus costados e interior, hallando en sus alrededores cementerios, canteras, calle romana y aljibe renacentista, en detrimento del patio de abluciones con jardín que se hallaba delante de la mezquita. Esto ha hecho dar nuevos datos para enriquecimiento de la misma, como al mismo tiempo se hace también en varias zonas arqueológicas de Toledo, sin dejar nunca de sorprender al estudiante de su historia.
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