El arroyo sigue hasta alcanzar la pontezuela final, que de forma inclinada hace que pase este bajo la carretera del valle, saliendo otra vez a su cauce natural, el cual discurre por un profundo y agreste valle, de escarpados granitos al que se le une el arroyo de Caravantes y denominándose ya como arroyo de la Cabeza por bordear su cerro, hasta su salida al río Tajo.

Ahora solo nos queda el recuerdo de dicho acueducto posiblemente de tiempos hispano-romanos, a las que se unieron obras en tiempos muy posteriores, verificadas por los vestigios que  aún podemos ver y recorrer en la actualidad (siempre que se respeten los pasos de servidumbre que la cruzan la Quinta de Mirabel y no se cierre la alambrada que se ha colocado en ella, por motivos de la caza).

Quede este escrito como testimonio, de lo que se puede ver y estudiar hoy en el año 2013 sobre la Pozuela, para que antes de su destrucción total y como manifiesto de su existencia, sirva de testigo para el estudio que debiera acometer la autoridad competente, dejando un legado de nuestra historia a los hijos del futuro. Que así sea.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

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