j – Nueva teoría

Yo por mi parte dejo caer humildemente otra idea, pues dicho acueducto serviría para abastecer de agua a la hoy zona de la Judería Grande.

Si sabemos mirar con los ojos del entendimiento, aún se observan tres extraordinarios pilares con sus tajamanes en el centro del río Tajo, construidos en la zona más propicia para ello, en el paraje denominado del “Agua Caliente” bajo el Cerro de la Cabeza, denominado así por el gran menhir de gneis natural, que asoma frente a un gran acantilado pétreo.

Estos se denominan hoy día como Molinos de Daicán, por su recuerdo medieval. Quizás por aquí entraba dicha agua a la ciudad en tiempos hispano-romanos, cruzando y haciendo una curva sobre el límite de la Quinta, recogiendo el agua del arroyo de Caravantes del cual queda aún su pozo y recorriendo el actual cigarral de Sta. Elena,  cruzando dicho sifón y depositando el líquido elemento sobre una cisterna entre las colinas del Callejón de Esquivias y el Cerro de la Virgen de Gracia. Dejo esta posibilidad abierta, hasta un estudio más profundo sobre este tema.

Por dicho motivo se aprovecharía especialmente la zona alta y baja del torrente de la Pozuela que nace en el Álamo, sigue por la Fuente del Cardenal, después por el arroyo de Sta. Coloma y el de Caravantes llegando por encima del arroyo de la Cabeza a su parte final.

Con el paso del tiempo todas aquellas estructuras acuíferas hispano-romanas, como tuberías, conducciones, muros, acueductos o sifones, pese a su gran solidez fueron destruidos y reaprovechados por la mano del hombre. Tras analizar sus vestigios, es hora de que con ellos comencemos a comprender de una forma científica la extraordinaria magnitud de aquellas monumentales obras.

 Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

© Copyright A. Vega 2013-14

Deja un comentario