Alfonso X el sabio. (1252-1284) Como fundador de la segunda escuela de traductores y mecenas del “vernáculo”, llevó la cultura a una altura insuperable. Era entonces el “viejo” de la judería David ben Salomón, que construyó la sinagoga de Almaliqim. Este intervino en el repartimiento de Huete posteriormente en 1290.

El Rab Don Todros ben Yosef Haleví Abulafia era jefe de la diáspora hispana en ese tiempo, además de tener los cargos de rabino y juez principal, por tal motivo acompañó  al rey Alfonso X,  a Beaucaire, para ver al papa Gregorio X, por motivos imperiales. El hebreo más importante de ese tiempo era Abulrebia Selomo ibn Sadoc de Toledo (Don Çulema) embajador y almojarife mayor, cuando trataba con árabes, le daban el título de visir.

Su hijo el Rab Don Ishac ibn Sadoc, era denominado D. Çag de Maleha por el arrendamiento de las salinas. Fue favorito del rey, visir y médico del mismo y era conocido como Rabisag de Toledo.  Fue muerto por el propio rey en 1280, por la disputa de dinero para el ejército, peculio el cual le había arrebatado el  hijo del rey, el príncipe Sancho. Otro médico hebreo de aquel tiempo, era R. Yehudá ben Yosef Alfacar.

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