Desde luego, el comentarista del Antiguo Testamento Issac Abrabanel, en su observación al Libro de Reyes, afirma que Toledo es el más antiguo   asentamiento hebreo en Sefarad (España).

Este comentario no nos debe de extrañar, pues al llegar a esta ciudad, tanto por el norte como el sur, el este o el oeste, da una sensación de pequeñez al ser humano que la obeserva, por la altivez del monte donde se asienta, dejando una impronta que puede llevar a pensar en su semejanza con otras ciudades sagradas del orbe.

Ella por su historia y su fisonomía o paisaje, está covertida en  un espejo insonbable, donde podemos mirarnos los seres humanos sensibles a las tradiciones más antiguas.

Ellos designaron desde tiempo inmemorial a esta ciudad como Toledoth, que  quiere decir “generaciones”  según el estudioso hebreo y poeta lituano Milislosz, diciéndonos que sobre estas tierras vinieron gentes de las doce tribus de Israel para fecundarlas.

Así, encontramos topónimos de algunos pueblos cercanos, que dicen venir de localidades hebreas de al otro lado del Mediterráneo, como por ejemplo Escalona y Escalonilla que derivan de Ascalón, Maqueda de Maceda, Yepes de Yope o Argés de Ashdod y otros como Ciruelos  o Montalbán.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

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