Buscamos ahora otro paraje y su entorno, para seguir enriqueciendo bajo mi punto de vista y con mi granito de arena la fisonomía y la historia de esta ciudad.

Nos acercaremos a uno de sus puentes y saliendo hacia afuera, observaremos que me refiero al de San Martín, por la parroquia que había hace años por encima de este, dando nombre también a este otro lado del río.

Este viejo puente, mandado construir por al poderoso arzobispo de Toledo Dº Pedro Tenorio en el siglo XIV y al que debemos también otro más, el Puente del Arzobispo, que da nombre a dicha localidad. Por tal motivo le podíamos denominar como un verdadero “Pontifex” o constructor de puentes, además este nos legó el amplio claustro de la catedral toledana y su capilla de san Blas, donde hoy se encuentra enterrado.

Esta es una de las entradas a la ciudad desde los Montes de Toledo, lo cual le da una importancia sin igual para aquellos tiempos. Tiene como no su leyenda, pues el mal cálculo de la obra, preocupando al maestro constructor, hizo que la mujer del mismo al comprender el problema, quemase una noche las cimbras del puente en construcción, hundiéndose su andamia por tal motivo, volviéndole a rehacer de nuevo.

Es de estilo gótico civil, muy fuerte por sus pilares y tajamares, que han resistido las embestidas del agua cuando el río Tajo venía crecido, antes de que hubiera pantanos. Consta de cinco arcos, siendo mayor el central y en su cúspide tiene tallada la esfinge del arzobispo, que ve como se marcha el agua hacia otros destinos.

Su torre exterior es imponente por su solidez, aunque restaurada tras la guerra de Pedro I y Enrique II. Al otro lado vemos según mi dibujo, su otra torre más austera y a su lado las ruinas del castillo que fue fortaleza de los judíos, pues justo al lado vemos el muro de su Judería Grande y al otro lado la hoy desaparecida puerta de San Martín, construida en ladrillo que servía para obtener los impuestos para el Ayuntamiento. Por encima las torres de la puerta del Cambrón y a un lado el imponente edificio del convento de San Juan de los Reyes.

En la zona baja parte de la central eléctrica de Santa Ana y al otro lado del puente, se encuentra el Baño de Cava, que observamos en un esbozo, también con su leyenda, entre los personajes de Florinda, hija del conde Dº Julián y el rey godo Dº Rodrigo  que por la rotura de un voto convirtieron en realidad el presagio de la entrada de los musulmanes en Hispania. Si le miramos bien, su alegoría de tradición heterodoxa, corresponde con un arcano del Tarot nº XVI,  la “Torre herida por el rayo”.

Aunque lo más importante es que este magnífico puente nos conduce desde una orilla a la otra. Por tal motivo ahora entran y salen por él, la mayoría de los turistas que visitan Toledo, sin darse cuenta de lo que hacen realmente, sin intuirlo siquiera.

De forma simbólica esta vía corresponde con el paso de lo consciente a lo supra-consciente, conduciéndonos a una de las ramas que conforman el árbol cabalístico, en la que está basada la ciudad entera, según mi humilde opinión, demostrado que hay ciudades donde el espíritu junto con lo intelectual, incita a la iniciación tradicional de los antiguos arcanos.

Parte de este árbol cabalístico, se puede recorrer si entras en uno de los caminos que contiene esta página, concretamente el “Recorrido Cabalístico”, tal como está concebido en el plano adjunto al que se superpone el “Arbol de la Cábala”, dibujados por el que aquí escribe es el año 1985. Toda una imagen misteriosa, cuyos enigmas se ensamblan por sus caminos, dándonos lugares emblemáticos que corresponden con los séfiras cabalísticos.

Entrando por el puente a la ciudad y recorriendo las Vistillas de San Agustín, llegaremos a otra de las puertas emblemáticas de Toledo, la del Cambrón, cuyo nombre se debe según los estudiosos a una cambronera que crecía en una de sus torres. Su fisonomía corresponde con un monumento más moderno, aunque solo en apariencia, pues esta ya existía desde el comienzo de la Judería Grande.

Debió corresponder esta puerta con el paso a posibles palacios de los reyes godos que aquí hubo y más tarde correspondió a una fortaleza islámica. Esto se aprecia en las zonas bajas de sus torres exteriores, además de contener algún cimacio islámico. La misma defendería el camino hacia el puente de barcas sobre el río Tajo, que pudo haber desde tiempos romanos donde hoy se encuentra el Baño de la Cava.

Su parte alta es de época mucho más moderna, pues dio paso a un naciente barrio donde tenían sus casas los grandes señores de tiempos del renacimiento, como la de los Vargas y la Cerda.

Si alguien quiere aprovecharse de estas páginas, sabe que intelectualmente, tiene la obligacion por ley,  además de moralmente, de hacer referencia tanto del autor como de su trabajo.

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