El tesoro de Torredonjimeno en Jaén

Pero aún hay más, pues en el año 1926 apareció el segundo tesoro visigodo, el tercero de aquella civilización goda, esta vez en España, en la finca de los “Majanos de Marañón”, muy cerca de la ermita de la Virgen de la Consolación en el término de Torredonjimeno en la provincia de Jaén. Le encontró un campesino que se encontraba cavando la tierra.

Este, al recuperar todas sus piezas, se las dio a sus hijos para que jugaran con ellas en la tierra y en el barro. Pero como ocurre con este tipo de tesoros según hemos  observado, comenzó para el mismo otra historia rocambolesca, pues  al poco tiempo de su hallazgo un trapero compró parte de las piezas, que vendió a algún joyero, perdiéndose su pista y como siempre la autoridad competente fue la última en enterarse.

Apareció este tesoro sobre los años cuarenta del siglo pasado, bastante fragmentado, pues una de sus deshechas coronas se encontraba en Barcelona. Constaba de bastantes piezas, con varias coronas y más de diez cruces votivas, unas con engastes y otras con inscripciones, entre otras joyas como letras sueltas, cadenas, eslabones  y colgantes, lo cual nos da una idea de su importancia. Según los estudiosos, alguna de ellas estaban dedicadas a las santas Justa y Rufina, mártires a manos de los romanos en el siglo III y a las que dio culto San Isidoro, obispo de Sevilla sobre los años 600 al 636.

Su semejanza con el tesoro toledano, le da un valor histórico incalculable, tanto como al primero, pues sus hechuras, engarces y forma de ejecución son únicos por hispanos, aún con reminiscencias bizantinas, con una calidad extraordinaria y de un sentido real y religioso sin precedentes. Cuestiones que nos dejan perplejos ahora al estudiarlos y volverlos a dar una vida realista al haber aparecido. Si no hubiera sido así, seguirían siendo un mito o leyenda, creados por las mentes árabes que llegaron en su busca a este país de Hispania (tierra de conejos), convirtiéndose entonces en Al-Ándalus (el paraíso).

Todas las piezas de este último tesoro, pudieron reunirse en el año 2003, para facilitar una exposición itinerante con el mismo. Sus piezas se encuentran repartidas entre Madrid, Córdoba y Barcelona, aunque sus copias pueden ser observadas en su Centro de Interpretación, que se halla en el Castillo de Torredonjimeno, en Jaén.

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