ICONOS SAGRADOS TOLEDANOS 4.

EL TORO DE GÁLVEZ

Volviendo otra vez sobre el investigador Fernando Jiménez de Gregorio, según su libro de Temas Toledanos extra nº 8, del I.P.I.E.T., con el título La Comarca Toledana de la Sisla. En su página 25 nos vuelve a decir que en Gálvez se hallaba la figura de un verraco,  dejándonos otra clave referida a este estudio sobre estos ídolos  carpetanos.

En la meseta ibérica las figuras de toros, verracos o jabalíes, sirvieron como ídolos apotropaicos, debiendo de proteger a los ganados por los ancestrales caminos pastoriles que por aquí atravesaban, más los corrales para crianza, identificando sus poblados, sirviendo de divinidades protectoras, hacia las zonas con buenos pastos. Según vamos viendo sobre este interesante tema, observamos que estas esculturas de verracos, siguen una línea de asentamientos, cuya trayectoria en el caso de estos siguen perfectamente la Senda Galiana.

El investigador J. R. Álvarez-Sanchís, por su obra “En busca del verraco perdido” de 1993, debió de conocerle por el dibujo nº 4, de su pág. 161, refiriéndose a la talla de un toro muy erosionado, al que le falta la cabeza hasta el arranque del cuello, las extremidades a nivel del vientre y la peana, observando un gran rabo en su trasero. Para poder ser interpretado de nuevo, dejo un dibujo algo más definido.  

Gálvez se halla a 30,8 Km, al Suroeste de Toledo, perteneciendo a la Sisla Menor, dando paso a los Montes de Toledo a través de la Senda Galiana. Dicha talla se encontró en el lugar denominado ahora como “Cerro de las Tinajas”, muy cercano al Arroyo de las Fuentes. A dicha senda se la debía unir por estos lares un ramal de la posterior Cañada Segoviana, que venía desde la Puebla de Montalbán.

Dicha zona al pertenecer a una de sus antiguas dehesas, debía de tener buenos encinares y alcornocales, así como buenos pastos, cuyos alimentos debían ser tan importantes para los carpetanos, así como también para toros y suidos. Por tanto este símbolo tan peculiar como distintivo, debió de hallarse en esta zona.

Sería hallado al trabajar esas tierras, pues según la noticia que tengo, la persona que encontró este suido le retuvo para sí, hasta que el Agente de Extensión Agraria, Ildefonso Recio Valverde, le convenció para que fuera expuesto en la Cámara Agraria de Gálvez, a lo que accedió. Al cerrar esta, se devolvió dicha figura a la persona que le había encontrado, quedando de nuevo en el anonimato.

Por estos hechos, nos damos cuenta que es tal el arraigo a estas figuras ahora en nuestro tiempo, pues según esta investigación sabemos de buena tinta, que en otros lugares se han encargado copias de suidos, para exhibirlos con orgullo y como distintivo, en los lugares públicos más importantes. Esto nos demuestra que aún su poder mágico (apotropaico), sigue cumpliendo su misión como antaño.

Artículo publicado en la Revista Cuatro Calles nº 22, en el tercer trimestre de 2022.

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