ICONOS SAGRADOS TOLEDANOS 9

EL VERRACO DE LA PUEBLA DE MONTALBÁN

Según nos cuenta Jesús Álvarez-Sanchís de la Universidad Complutense de Madrid, con sus artículos escritos en la revista Crónicas, números 20-24-25-26-27, de la Asociación Cultural Las Cumbres de Montalbán, este verraco apareció en el año 2006, al estar cavando unas zanjas para el riego de una labranza en la Vega de los Caballeros, muy cerca del toro hallado en 1975, hoy en el Museo de Sta. Cruz.

Recordemos que cercana a la Puebla de Montalbán hacia el oeste de Toledo dista de esta una distancia de 33,9 Km. En terreno carpetano se encontraba una senda, luego Cañada Segoviana, en la cuenca derecha del río Tajo de dicho término municipal, que perteneció en tiempos a la comarca de la Sisla, según vemos en el mapa 628 del Instituto Nacional Geográfico, escala 1:50.000.

Según sus cronistas este verraco tiene unas dimensiones de  85 cm de largo y 58 de altura, tallado en un solo bloque de granito con peana y al ser investigado dicen  corresponder con un gran jabalí por su tamaño y órganos sexuales,  dándole una antigüedad de entre los siglos II-I a.C.

Por el movimiento de sus patas delanteras algo avanzadas y una de las traseras adelantada, se observa según parece una forma de ataque, desde luego dicha postura es la misma que la de los cerdos ibéricos. Le falta parte del morro y tiene cuatro arañazos desde el cuello a los hombros sobre todo hacia la izquierda, huellas quizás hechas por la maquinaria en la excavación. 

Aunque lo más significativo son las varias oquedades talladas en dicha  parte. Como hipótesis, estas pueden referirse posiblemente a una constelación astronómica vista en el tiempo de su talla, como demostraremos más adelante en alguna otra.  

Quizás se refieran a la Osa Menor o al Carro Mayor denominadas así por el antiguo astrónomo Tolomeo y por las estrellas que pueden componer dichos huecos, del que dejo sus detalles en mi dibujo al efecto, para que cada persona saque sus propias conclusiones.

Al haberse hallado tan cercanas las tallas de este gran jabalí y el toro descrito en el artículo anterior, nos vamos explicando la importancia de su localización, cuyos bultos no solo debían proteger corrales o fortines en este territorio carpetano, sino que recuerdan perfectamente el paso de una antigua senda animal, que sirvió mucho después como cañada con su descansadero, por su abundante agua y buenos pastos.

La difusión de estos suidos en nuestras tierras toledanas hasta ahora, más los que vendrán después por nuestra parte, son una forma de identificar las vivencias de aquellos antiguos cazadores y pastores iberos, pues para ellos observamos que dichas tallas propiciaban una profunda función apotropaica.

Pese a que esta significativa escultura zoomorfa es un depósito del Museo de Santa Cruz de Toledo, la misma se encuentra expuesta en la sala de historia del Museo La Celestina en La Puebla de Montalbán,  inaugurado como edificio cultural por la conmemoración del VII Aniversario de la universal Tragicomedia de Calixto y Melibea, escrita por el célebre Fernando de Rojas, encontrándose en el verdadero lugar que la corresponde por su origen, para disfrute de los pueblanos y visitantes en general.

Articulo publicado en la revista Cuatro Calles nº 27, en el primer trimestre de 2024.

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