Secuencias de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Toledo. (1)

SECUENCIAS QUE INTERVIENEN PARA QUE UNA CIUDAD COMO TOLEDO HAYA SIDO DECLARADA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, LAS CUALES  DEMUESTRAN SU CALIFICACIÓN, COMO UNA DE LAS CUMBRES DE LAS BELLAS ARTES Y DE LA HISTORIA.

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 SECUENCIAS DE UNA CIUDAD PATRIMONIO

Al observar a esta ciudad como patrimonio de la humanidad, debemos de darnos cuenta que su universalidad  no solo estriba en la densidad de monumentos que concentra, también debemos reconocer en ella los pequeños detalles escondidos que esta despliega mágicamente a través de sus múltiples peculiaridades, con sus diferentes estilos y la disparidad de pensamientos que la han fecundado, los cuales han dado forma a este monte único que abraza un río.

Aquí deja esta humilde página unos detalles de muestra, para que Toledo sea mejor comprendida y al mismo tiempo amada.

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Desde el sur los rayos solares del mediodía, iluminan el paisaje toledano acariciando su inigualable fisonomía y destacando las dehesas que aún existen en sus alrededores.

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A esta ciudad de Toledo la envuelve un halo magnífico y brillante, como si de un recipiente precioso se tratara. Si te atreves, ábrele y comprueba parte de las maravillas que se encuentran en ella, ya que es imposible abarcar tanta historia y tanto arte.

Muchos años han pasado desde que se tienen recuerdos de esta ciudad de Toledo, cuando el mítico  Hércules dicen que se asentó en una de sus cavernas para enseñar la filosofía hermética, pues el nombre de la ciudad entonces era Tholietron. Aquí vemos al héroe reflejado sobre una de las torres del Ayuntamiento, dándonos la antigüedad de su leyenda, nada menos que tres mil años.

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Escondidas ventanas lobuladas que iluminan el interior del Convento de San Clemente de Cistercienses Bernardas, cuya belleza refleja la técnica constructiva mejor representada en la ciudad, el arte Mudéjar.

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Bellísima yesería perteneciente a los estucos de la Sala Alta de las Mujeres en la Sinagoga del Tránsito. Los caracteres de sus letras están escritos en estuco, donde vemos letras hebreas pero también  musulmanas.

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Techumbre real con vigas de madera, sobre las bóvedas de la Iglesia de Beatas Jerónimas, del Convento de San Pablo en la Cornisa. En tiempos excepcionales de apertura de su clausura, pudo ser visitable.

Instantánea desde uno de los barrios de la ciudad, concretamente desde el Pozo Amargo, donde observamos la colina más alta de Toledo, conformada por el conjunto del Alcázar musulmán, después Palacio Imperial y ahora Biblioteca Regional y Museo del Ejército.

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Parte del cuadro de la Resurrección de Cristo del Greco, que se halla en el Convento de Sto. Domingo «el antiguo», en la nave de la epístola. Este mira con misericordia a sus guardianes y levanta el brazo y la mano derecha hacia su Padre.

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Templete-sagrario en restauración de estilo barroco, usado para el monumento del jueves y viernes santo de Semana Santa, en el Convento de las Comendadoras de Santiago en los Cobertizos.

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Dibujo del maestro cincelador José Antonio Manchón, sobre los restos visigodos que se encuentran en la pared exterior de la antigua iglesia de San Ginés, antigua mezquita y lugar de la celebérrima Cueva de Hércules. Estos hacen referencia a la iniciación necesaria para poder llegar a la comprensión necesaria, en el intento de poder acceder al interior de uno mismo.

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 Deliciosos y tradicionales aleros, en uno de los lados de la milenaria mezquita toledana de Ibn Hadidi, de Valmardón o del Cristo de la Luz. Donde se entremezclan las dos religiones del libro, más una leyenda hebrea.

Restos de lo que fue el Castillo de los Judíos, desde donde se rechazó la entrada al bastardo Enrique de Trastámara a Toledo. Estos lo pagarían muy caro una vez asesinado su hermano Pedro I «el cruel», que era adalid de los mismos.

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Sobrerelieve en uno de los pórticos de la catedral de Toledo, inspirado en el pasaje bíblico de la «Ballena tragándose a Jonás».

Pináculos y cresterías góticas vistos al anochecer, pertenecientes a uno de los dos edificios góticos que contiene esta ciudad, concretamente el convento franciscano de San Juan de los Reyes, obra del arquitecto Juan Guas.

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Detalle de ventana lobulada con decoración de pintura al fresco, con lacerías, perlas y caracteres islámicos, a los pies de la iglesia de San Román. En el se encuentra hoy, el importante Museo Visigodo, con restos de Toledo y sus alrededores.

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Imagen que determina uno de los significados que guarda secretamente esta ciudad. Me refiero el mito del Santo Grial, representado aquí por uno de los copones que adornan exteriormente el claustro catedralicio y la luna llena sobre él mismo, bajo la influencia de la potente torre norte o campanario.

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Preciosa cerámica sobre el dintel de la puerta hasta hace años secreta, perteneciente al antiguo «Beaterio de las Silva», después convento de  Dominicas de Madre de Dios. Hoy corresponde con una de las entradas al Centro de la Universidad de la región de Castilla-La Mancha.

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Los abruptos Cigarrales de Toledo, vistos desde un ventanal del torreón exterior del Puente de San Martín.

Sótanos bajo el edificio museístico de Santa Cruz. En ellos podemos observar aún vestigios de nuestra prehistoria. El que más destaca, es la cabeza y los colmillos de un «elefante antiguo» de la época cuaternaria, el cual bebería el agua del Tajo en aquella pretérita época y allí sería cazado por nuestros antepasados.

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Cimborrio gótico del convento franciscano de San Juan de los Reyes, fotografiado en las primeras horas nocturnales, iluminado por la Luna y el planeta Venus. Su embrujo envuelve al que le observa desde el Cerro de la Virgen de Gracia.

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La diosa Talía representante de la comedia, acompañada por las musas de la música. La hallamos pintada al fresco en el espectacular  techo del Teatro de Rojas.

Bellísimo brocal de tiempo musulmán, cubierto exteriormente con cerámica vidriada de color verde, con caligrafía cúfica. Entre sus adornos vegetales, se halla el amuleto apotropaico de la «Mano de Fátima».

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La antiquísima y bella iglesia mudéjar de San Sebastián de las «Carreras» en el antiguo barrio de Curtidores. Templo construido sobre un oratorio musulmán, la mezquita Al-Dabbagin.

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Un inquisidor azuza a la muchedumbre acusando y señalando a Jesucristo antes de ser crucificado. Escena grequiana que forma parte del famoso cuadro del Expolio en la sacristía de la Catedral toledana.

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Pulcro y resplandeciente ábside mudéjar, que forma parte de la antigua basílica de Santa Leocadia «de Abajo», tras el antiguo cementerio de las monjas.

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Rostro y manos de la virgen negra denominada de la Bastida, en el camarín de su ermita. Fueron ejecutados estos por el pintor Guerrero Malagón,  cuya esposa sirvió como modelo.

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La Roca Tarpeya en la cima de los acantilados toledanos. Sobre ella el Taller-Museo del escultor palentino Victorio Macho.

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Vitrales basados en el «Cuadrivium, que componían en la edad media las «Artes Liberales». Estos absorben la luz exterior y la plasman sobre el interior de la Santa Iglesia Catedral Primada.

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Imagen de los arcos de la mezquita toledana de Muhammad ben Albirola y Qasim ben Calam, encargados de las donaciones pías. Se fundó  en el año cuatrocientos treintaidos de la Hégira. Fue mezquita mayor de Tulaytula. Ahora forman  parte de la posterior iglesia de El Salvador.

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Tumbas prehistóricas, al pie del torreón del homenaje del castillo de San Servando. Estas se encuentran frente al monte que contiene a la ciudad.

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Detalle del brocal con tejaroz, del pozo que se encuentra en los jardines que acompañan al bello palacio del Taller del Moro, que después fue casa de obra y fábrica de la catedral y hoy pertenece al edificio de la Presidencia de Castilla La Mancha.

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Brocales de aljibes para saciar la sed, con el agua de lluvia derramada desde los tejados,  en el patio del Claustro del Convento de Beatas Jerónimas de San Pablo. Estos fueron vaciados, para buscar la reliquia del cuchillo perdido, con el que el emperador romano Nerón mando decapitar a San Pablo.

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Figuras reutilizadas para representar una antigua Epifanía en el Pórtico del Septentrión de la Catedral Primada, denominado también de las Ollas, de los Escribanos y de la Feria.

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Piñas de la felicidad y de los buenos augurios, sobresaliendo de la yesería en estuco en el muro del hekal en el este cardinal, en la Sinagoga de Samuel Ha-Leví o del Tránsito.

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Dobles ventanas geminadas, con influencias islámicas, que se encuentran en la torre-alminar de la Iglesia de Santiago «del Arrabal», de estilo mudéjar en su parte alta.

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Placa islámica que testimonia una antigua mezquita toledana en el lugar donde se encuentra, sobre el muro de la hoy iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina.

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Una instantánea en el claustro de San Juan de los Reyes, con el viejo dragón o perro alquímico, alado por su volatilidad, pero aferrado a lo terreno por un hueso,  representando  a la «materia prima» en el arte de la alquimia.

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Piedras cárdenas abrazando a un río que hoy tiene un color indefinible. Es el Tajo, el cual era cantado por el poeta Garcilaso de la Vega. Este imaginaba ver bañarse en él a las ninfas y en su fondo creía divisar pepitas de oro. ¡Dios mío, que tiempos!

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Imagen de un cadalso en la plaza del Ayuntamiento de Toledo,  en el que se alza el mástil de donde debe colgar la horca, con la cual se ejecutaba a algunos reos juzgados por la Santa Inquisición. Pena abolida en nuestro país y no en otros.

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Arcos entrecruzados en estilo mudéjar, sobre la puerta hallada por casualidad hace años, en el interior del Ayuntamiento de Toledo. Por ello comprendemos que esta ciudad es una caja de sorpresas.

Aquí presentamos la bella torre que acompaña a la Estación de Ferrocarril, de estilo neomudéjar adornada con cerámica vidriada, con su reloj. Al principio parece estar inspirada en un alminar musulmán, pero realmente lo que refleja es a una de las torres cristianas de las muchas que contiene la ciudad de Toledo, aunque esta es más esbelta.

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Bellísimo atril en los bajos de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, surgido de la mente y ejecutado las sus manos del que fue el estimado y famoso herrero Julio Pascual.

Columnas cristianas y cimacios musulmanes entremezclados, que se encuentran en una de las excavaciones de las muchas que se hallan abiertas en la ciudad de Toledo, a la espera de mejores tiempos.

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Cimborrio mudéjar en el monasterio cisterciense de San Bernardo, cercano a la ciudad. Pese a estar reconstruido, aún se nota su estilo mudéjar, además de parecer una fortaleza por sus redondeados contrafuertes.

Uno de los brocales islámicos, que se debió encontrar en una de las muchas mezquitas contenidas en  esta  ciudad de Tulaytula, para el rezo comunal de los viernes, por parte de las musulmanes.

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Tejados de la una de las sinagogas que contiene la ciudad de Toledoth, concretamente la del Templo Nuevo, después beaterio de Santa María «La Blanca». Desde las alturas observando su magnífica planta basilical con cinco naves.

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Bóveda gótica octogonal saliendo de un cuadrado sobre pechinas. Forma parte de la Capilla de los Franco, en el Convento de las Concepcionistas Franciscanas. Se encuentra pintada al fresco y sus nervios son recibidos por bocas de dragón.

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Yeserías de tipo islámico-mudéjar, las cuales embellecen una antigua capilla mortuoria, siendo después la capilla del Corpus Christi, en la iglesia de los Santos Justo y Pastor.

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Imagen aérea del transepto sur, el tejado del ábside principal y la alta torre de la Iglesia de Santiago el Mayor, en el arrabal de la ciudad. Es denominada por los entendidos como una catedral, refiriéndose al estilo mudéjar.

Pila bautismal toledana en cerámica vidriada, de la primera mitad del siglo XV, que perteneció a una de las iglesias mozárabes de Toledo, concretamente a la de San Marcos. Hoy se encuentra en la Sociedad Española de Nueva York (Hispanic Society of America). La hemos podido ver directamente en la exposición temporal del Museo del Prado, el año 2017.

Aquí presentamos otra pila idéntica a la anterior. Perteneció a la parroquia toledana y mozárabe de Santa Eulalia. Cuando se prohibió este tipo de pilas bautismales fabricadas en barro y revestidas de cerámica, por otras tallas en  piedra, el cardenal Lorenzana la regaló en 1794 a la iglesia de la Virgen del Rosario, en el pueblo de Camarenilla. Por tal motivo, allí se puede ver esta magnífica reliquia por única, la cual todavía se encuentra casi intacta. La hemos podido ver directamente y admirar en la exposición temporal dedicada a al Cardenal Cisneros entre 2017-18, en la Catedral de Toledo.

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La «Noche Toledana» con su nebulosa alcazareña. Este es el espectáculo que podemos observar en la oscuridad nocturnal toledana. El espectáculo está servido para disfrutarle.

Antiguo «verraco» tallado en granito y hallado en la provincia de Toledo. Este tótem consistía en una deidad a la que el pueblo de los vettones oraban y rezaban, por los beneficios que estos animales les ofrecían. Eran denominados así por los griegos y romanos.

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Antiguo pórtico en estilo neoclásico del antiguo Convento de San Agustín. Se encuentra al entrar por la Puerta del Cambrón. Hoy es un instituto de enseñanza.

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Letras del alefato hebreo en la sinagoga de Samuel Ha-Leví o del Tránsito en Toledo, donde se observan unos caracteres mayores que los de su alrededor, determinando cabalísticamente la fecha de su construcción en el año judío de 5122, correspondiendo en el cómputo cristiano de 1361.

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No, no es un pobre pidiendo limosna en una fría mañana de niebla en la Plaza de Zocodover. Es el maestro Valmaseda, que enseña una fotografía de la antigua herrería de Santa Isabel. A este «herrero maldito» le debemos muchas de las obras que adornan las ventanas de algunos  edificios emblemáticos toledanos.

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Yesería con letras cúficas  musulmanas y estrella de seis puntas judía. Esta última, se encuentra entre las lacerías con del paso del tiempo, correspondiendo a la inmortalidad. Las mismas adornan el Palacio de los Templarios.

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Es tradición en Toledo, que los capelos cardenalicios tras la muerte de  un arzobispo o cardenal, cuelguen de las bóvedas de la Catedral toledana hasta su desprendimiento.

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Vista aérea de las dos torres, que conforman  el legendario Palacio de Galiana. Un pequeño paraíso en la Vega Alta de Toledo, repleto de grandes historias, con respecto a esta ciudad de Toledo.

Bella cerámica en color azul, donde está representada una virgen, la cual forma parte de un frontal, el cual pertenece a la colección de múltiples tipos de cerámica, cedida por el Sr. Carranza, a uno de los museos toledanos.

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Magnífica techumbre en madera incorruptible de alerce, que cierra la techumbre de la sinagoga de Samuel Ha-Leví o del Tránsito, cuyo artesonado es un trabajo de par y nudillo, con letras de nácar incrustada en dicho elemento. Su riqueza es incomparable.

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Preciosa y antigua arquería del estilo mudéjar toledano, con los arcos lobulados extrañamente entrecruzados, dando una sensación inigualable por su originalidad.

Pese a que las modas nos hagan cambiar nuestras formas de pensamiento y con ello nuestros habitáculos, todavía podemos observar en esta ciudad, escritorios tan magníficos como este.

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Uno de los tres claustros que pertenecen al Convento de monjas Dominicas de Santo Domingo «El Real», con su galería baja de estilo herreriano.

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Personajes toledanos del siglo XVI, pintados por el Greco en uno de los cuadros más universales de la pintura de todos los tiempos, «El Entierro del Señor de Orgaz».

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Detalle de los atauriques de la sinagoga de Santa María la Blanca, donde vemos el símbolo  del rey bíblico David o estrella característica del rey Salomón, hoy anagrama que forma parte de la bandera de Israel.

Vista aérea del cimborrio central, cúpula, contrafuertes y naves que le acompañan, pertenecientes al exterior del Hospital de Santa Cruz, hoy día uno de los museos más importantes que atesora esta ciudad de Toledo.

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Delicadas yeserías con letras en latín y caligrafía geométrica islámica en el antiguo palacio del arcedianato de Madrid en la Plaza del Consistorio de Toledo.

Vista desde un lado de la imagen del famoso «Cristo de la Vega», con el brazo derecho inclinado hacia abajo, como si quisiera un poco de misericordia. Su postura dio paso a la leyenda «A buen juez, mejor testigo».

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El campanario y los esbeltos pináculos que acompañan el convento de San Juan de los Reyes. Vista tras las higueras en su jardín de invierno.

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Tapiz del Cuadrivium, el cual se cuelga como ornamento el día del Corpus Christi, para adornar el paso de la espectacular Custodia de Toledo. En el mismo, se pueden observar la geometría y la aritmética usadas para la construcción de un templo y la astronomía y la música, las cuales le dan su euritmia completa.

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Arco islámico de tiempos del califa Abderramán III del siglo X. Vestigio musulmán intacto, que se encuentra en uno de los torreones del actual Alcázar. Este conducía al postigo de «Doce Cantos». Contiene en su parte superior una cabeza romana, la cual representaba a Fátima, la hija del profeta Mahoma.

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Las torres toledanas sobresaliendo del caserío urbano, como son el torreón  sureste del Alcázar, la torre de la iglesia de la Magdalena y la torre neomudéjar del antiguo Casino de Toledo o Centro de Artistas e Industriales.

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La simbólica reja del «Ojo de la Cerradura» del maestro Valmaseda, se encuentra cerrando  una de las ventanas del Colegio Público de infantil y primaria «Santa Teresa».

Preciosas celosías en estilo gótico isabelino. Estas  cierran los arcos del mismo estilo, de un claustro maravilloso, el cual forma parte del convento franciscano de San Juan de los Reyes.

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 Fuentes en ladrillo muy usadas, que se adornan con cerámicas muy bellas, las cuales se encuentran en el Monasterio Cisterciense de San Bernardo, al oeste de la ciudad.

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El mudéjar toledano se abre  simbólicamente en la celosía de esta ventana maestra, por los tres círculos que la sustentan, por las ventanas de sus lados, más su estructura interior, simulando la expansión del Cosmos a través de la dualidad.

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Fachada el Ayuntamiento de Toledo con su galería, hacia uno de sus lados, con sus estilos escurialense, herreriano, renacentista y neoclásico, visto desde el Palacio Arzobispal.

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Depósito de agua posiblemente de tiempos carpetanos en la Calle de la Trinidad, denominado hoy como «Pozo de las Maravillas» por su volumen y color.

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En el exterior de un convento toledano, tres estilos, el gótico por el contrafuerte, el mudéjar por su alero y el renacentista por su espadaña. Esto ocurre en muchos de los edificios de la ciudad, al ir siendo restaurados a través del los tiempos.

Cuadro de cerámica del maestro Pedraza, con el color «azul toledano», donde vemos a un caballero con armadura y banderola, el cual se encamina hacia un castillo, protejido por  un cielo estrellado. Este nos dejó este enigma por resolver.

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La gata Bubastris es una deidad egipcia, cuya representación son las guerras y los apocalipsis. Esta se halla como una gárgola más en el claustro interior del Convento Franciscano de San Juan de los Reyes. Se puede estudiar en mi obra «Las Gárgolas de San Juan» que pertenece a la colección Cuadernos Heterodoxos I.

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Instrumento que mide las horas solares diurnas, para determinar los solsticios y equinoccios, hallándose en el Observatorio Geodésico de Toledo, en la zona de Buenavista.

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Torre mudéjar de la iglesia de Santa Leocadia «de Arriba». Lugar donde nació nuestra santa toledana, pues aún se halla en ella la cueva o el sótano, donde esto ocurrió.

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En la suntuosa y principal Puerta de Bisagra, nos encontramos al Vellocino de Oro o Gamuza de los Antepasados, que tanto buscaron  los héroes antiguos,  colgando del Toisón de Oro. Esta es la idea que nos legaron los constructores de antaño, dándonos las claves para ascender simbólicamente a este monte sacro.

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El compositor Roberto Jiménez Silva, cantando y tocando el órgano, acompañando la «misa gregoriana» o «romana» en la Iglesia del Salvador. Antiguo rito que se celebra todos los domingos en dicha parroquia.

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Lápida en el interior del Puente Alcántara, recordando que el rey Alfonso X «el sabio» mandó repararle tras la gran inundación de 1258. En ella dejó impresas  diferentes eras, como la  de Moisés correspondiendo al año 2651, la de Alejandro Magno a 1570, la del emperador César a 1258, que era el cómputo con el que se contaban los años en la edad media y la de la Hégira islámica al 658.

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El astrólogo y traductor Alí Aben Ragel, trabajó en la Escuela de Traductores de Toledo y nos legó su obra «El Libro Cumplido en los Juicios de las Estrellas». Este dio paso entre otros a las Tablas Alfonsíes de Astronomía, con las cuales el tiempo del mundo se computaba desde esta ciudad de Toledo.

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Antiguo brocal del pozo de las abluciones, que se encontraba al lado norte de la mezquita de Ibn Hadidi, de Valmardón o del Cristo de la Luz. Hoy día, es imposible hacer esta instantánea, pues ya no existe dicho elemento.

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Extraordinaria portada plateresca, a la entrada a la iglesia del Convento de San Clemente, de monjas Cistercienses Bernardas, debido al arquitecto Alonso de Covarrubias. Al estar a la intemperie y sin tejaroz, esta sometida a una feroz erosión. Además de esto, algún desaprensivo la ha despojado de una parte de sus columnas.

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Aquí tenemos a Dº Diego López de Haro, sobre uno de los lados del Coro de la Catedral de Toledo, como agradecimiento de este estamento, pues este pagó la nave colateral de la misma, desde donde se halla arrodillado, hasta sus pies al oeste por su testamento.  Todo esto, gracias a que este personaje fue el que se ocupó del botín pertrechado tras la batalla de las Navas de Tolosa a los musulmanes.

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Esta joya es la Mezquita de Ibn Hadidi, de Valmardón o del Cristo de la Luz,  del año 999, construida como vemos encima de una calle romana, la cual daba salida a la zona norte del Toletum imperial, hace 2000 años.

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En una preciosa pintura gótica, observamos en detalle el viril de una custodia. Por el escudo de la misma con una luna en creciente y una estrella de ocho puntas, se refiere esta imagen a un periodo del año donde hay una conjunción entre la Luna y el planeta Venus, correspondiendo con cierta festividad religiosa.

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Una forma peculiar de como solar el pavimento de una calle para darle importancia, como es este modelo de «opus espinatun». Este se halla sobre uno de los suelos sagrados de esta ciudad.

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El día se nos va y aparece el anochecer. Tras el  monte de encinas de la Sisla, aparecen iluminados dos de los edificios más emblemáticos por históticos de esta ciudad, haciéndola única por su bellaza universal.

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Yesería islámico-mudéjar en la capilla del Corpus Christi, en la iglesia de los santos Justo y Pastor, con letras cúficas donde dice «Solo Alá en grande» y por encima los octógonos geométricos representando al ojo de dios.

Galería alta de uno de los palacios toledanos, concretamente el de los Conde de Terán, donde observamos los bellos ajimeces de sus dobles ventanas y por encima en su terraza, una balaustrada gótica.

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Cerámica diversa  de «cuenca o arista» delimitada por una cenefa normal, que forma parte del embellecimiento de la escalera de uno de los muchos conventos que Toledo atesora.

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En el pasillo de uno de los  adarves más largos toledanos,  observamos los restos de una puerta sobre el muro exterior de una antigua sinagoga, en lo que fue la «Judería Chica», dedicada a los negocios.

Pintura al fresco de Lucas Jordán, sobre la bóveda de la sacristía de la Catedral de Toledo. En el detalle, observamos que la cruz de un pequeño ángel, hace doblegarse a las otras religiones que fecundaron a la ciudad del fondo, Toledo. Se encuentran representadas con detalles y  libros, como el águila imperial romana, el islam o la sinagoga.

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Torreón de «Los Templarios», en uno de los extremos del Alcázar de Toledo. Debajo de este se halló la manzana que dominó dicha orden en esta ciudad, cuyas deidades fueron San Miguel y San Bartolomé.

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La «Visitación» entre primas, con sus maridos. Lo excepcional de ella, es que esta pintura augura una especie de ecografía en sus vientres. El feto ya crecido que se halla de pie es Jesús  y el otro arrodillado, se refiere a su primo Juan.

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Maravillosa imagen del convento de San Juan de los Reyes al atardecer, con su forma de catafalco mortuorio, mandado fundar por los Reyes Católicos para su enterramiento. Más tarde esto no se llevó a cabo, a la toma de Granada por dichos reyes.

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Piscina probática de Santiago el Mayor, donde se bautizaba antiguamente por inmersión. Hoy en su centro se encuentra la pila bautismal.

Una de las magnificas vidrieras que alumbran tenuemente el interior de la Estación de Ferrocarril. Al entrar en su sala mayor, las personas que la ven por primera vez se quedan extasiados por su espectacular belleza, entre neomudéjar y neogótica.

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Detalle de uno de los ricos tapices de la Catedral Primada, donde vemos a un simio buscando las frutas del Cuerno de la Abundancia. Estos cuelgan el día del Corpus Christi, adornando y engalanando sus paredes, para dar esplendor a dicho jueves.

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Una de las pocas tallas que llevó a cabo Doménico Theotocópulis, el Greco. Se refiere a San Ildefonso tras recibir la casulla de manos de la Virgen. Dicho conjunto se encontraba adornando el marco exterior de su cuadro «El Expolio».

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Escultura de Eduardo Chillida denominada como «Piedra de Asiento». Se encuentra en la zona más alta del Cigarral de Menores, de Dolores o de Marañón, frente a la ciudad de Toledo. Esta define la simbiosis entre una mente clara y un lugar universal.

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Atardeciendo en uno de los palacios medievales toledanos, por cuyos arcos entran los últimos rayos de sol, cargando el ambiente con la magia de lo por venir en la oscura noche del alma.

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Detalle de un apóstol velando a la muerte de la Virgen María y escribiendo su historia. Se encuentra este en uno de los trípticos que componen la ornamentación del claustro de uno de los muchos conventos toledanos. El futuro de estos por suerte o más bien por desgracia, es algo incierto.

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Espectacular ánfora con tintes cobrizos, fabricada en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, bajo la dirección del antiguo maestro Aguado. Hoy la podemos ver en los bajos de dicho edificio.

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Agreste paisaje de circunvalación alrededor de Toledo. Abajo a la derecha el río Tajo y en su centro el vestigio del arranque de un arco, perteneciente al acueducto romano, en mala hora destruido.

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Los santos Justo y Pastor, patrones de Alcalá de Henares, en la hornacina exterior de su iglesia toledana del mismo nombre. Estos al ser de bronce, fueron escondidos en la Guerra de la Independencia para no ser fundidos y usados como balas de cañón. Desde entonces se denomina a este Callejón como Niños Hermosos.

Los sobrerrelieves de San Pablo y San Pedro cincelados sobre chapa, los cuales adornan la puerta que cierra el pórtico del mediodía de la catedral toledana.

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Claustro del Convento de las Comendadoras de Santiago en los Cobertizos, denominado «de la Mona», con su galería baja en estilo herreriano. En su centro su cisterna para el agua y el brocal del aljibe.

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Piedra de mármol a la entrada de la mezquita del Cristo de la Luz, que conmemora donde se arrodilló el caballo de Alfonso VI al tomar la ciudad de Toledo. Debajo se encontró  una hornacina,  con la imagen del Cristo del mismo nombre y una candela encendida, dando paso a la leyenda. Este es un lugar telúrico de una suave magnitud.

Interior del bellísimo Taller del Moro. Palacio toledano de los Palomeque y los Silva construido al estilo nazarí por su salón y alcobas, más sus filigranas estucadas al más puro estilo mudéjar. Después fue Casa de Obra y Fábrica de la Catedral toledana. Hoy día se recomienda su visita por su extraordinaria riqueza en atauriques y otros elementos.

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Escudo del arquitecto Juan Guas con el compás abierto 90 grados, como contraseña de su maestría al haber sido aprendiz del maestro Hanequín de Bruselas. Se encuentra este a la entrada de su capilla mortuoria en la iglesia de los santos Justo y Pastor de Toledo, correspondiendo con el símbolo de iniciación en el secreto de oficio.

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Símbolos judíos en una de las casas que de la Calle de Las Bulas, las cuales formaron parte de la Judería Grande de Toledoth. Entre otros detalles, vemos la «Estrella de David» o «Sello de Salomón», la Menorah o candelabro del templo y la fecha de la salida de los judíos de sus amadas tierras de Sefarad, tras el edicto de expulsión de los Reyes Católicos.

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En  la iglesia de San Bartolomé de Sonsoles (Seminario Mayor),  en uno de sus pilares nos encontramos para su adorno, una especie de adorno estucado, haciéndonos creer que este formaba parte del propio capitel. Moldura inspirada en los capiteles de la sinagoga de Sta. Mª. la Blanca, con las típicas espirales logarítmicas.

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El esplendor del mediodía, dando luz a uno de los templos más bellos de esta ciudad, en sus  barrios judaicos. Me refiero a la sinagoga denominada como Templo Nuevo, hoy día sinagoga de Santa María. Y yo me pregunto ¿porqué se denominará «la blanca»? Creo que su color lo dice todo.

La leyenda de la princesa Galiana, tallada en la faja de figuras  que cierra el pórtico del septentrión de la catedral toledana. En ella vemos al famoso Carlomagno rey de los francos, presentándose a la justa o torneo para luchar en Valsalmorial con el árabe Bradamante, jeque de Badajoz.  Al vencer el primero, se casó con ella.

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Allá abajo, al fondo, la milenaria mezquita del Cristo de la Luz, de Valmardón o de Ibn Hadidi, con sus entradas, sus arcos lobulados, sus dibujos artísticos y por encima sus ladrillo se convierten en letras, dejándonos la frase fundacional de la misma: “En el nombre de Alá, hizo levantar esta mezquita Ahmad ibn Hadidi de su peculio, solicitando la recompensa ultraterrena de Alá por ella. Se terminó  bajo la dirección de Musa ibn Alí, arquitecto y se Sa´ada, conluyéndose en Muharram del año trescientos noventa”.

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Ejecución pictórica del Greco, sobre la preciosa y angustiada cara de Jesucristo, mirando al cielo y pidiendo clemencia al  Padre. Estampa que se encuentra en el centro del cuadro del Expolio, en la sacristía de la Catedral de Toledo.

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Detalle del antiguo telón de seda con la Estrella de David o Sello de Salomón, el cual cubría las paredes interiores de la Sinagoga del Tránsito. Hoy es imposible hacer esta instantánea, al faltar el mismo.

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Los libros de lectura sobre los Salmos bíblicos, en la serenidad de un coro de clausura. Con ellos se cantan las salmodias,  que al tiempo que se recitan sus rezos. Estos aunque de tradición hebraica en la sinagoga, fueron incluidas en la liturgia cristiana. Por tal motivo, las monjas las cantan y los rezan por todos nosotros.

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Antiguo adarve toledano, en lo que fue uno de los barrios pertenecientes a los judeoconversos, que entroncaba con el Callejón del Toro, comenzando en la denominada por el pueblo «Plaza de la Cabeza». Hoy dedicada al escritor polaneco Abdón de Paz.

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Sobre el solar de ritos ancestrales como fue la Cueva de Hércules, un antiguo hito o bicha tótem muy antigua, reutilizada como dintel interior en la puerta actual de entrada. Fue usado posteriormente este lugar como depósito central de agua romano, ermita y palacio visigodo, mezquita musulmana e iglesia cristiana dedicada a San Agni y San Ginés.

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Antiguo reloj del siglo XVIII, que se halla en el Convento de Santo Domingo «el Real», de monjas Cistercienses Bernardas. Es denominado como «dominguito» por dicho convento. Por su antigüedad había que darle cuerda dos veces al día y era totalmente fiable, pues por el se regían todos los barrios de alrededor y aún parte de la Vega Baja. Hoy día no funciona.

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Restos de los subterráneos de una antigua sinagoga de las once que contuvo la Judería Grande de Toledo, en los bajos de uno de los jardines de la Calle Reyes Católicos.

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Un plato artístico, hábilmente ejecutado por el grabador toledano Ricardo González, donde vemos representadas a las cinco provincias de Castilla La Mancha, más su escudo y alguno de sus monumentos.

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Nuevo amuleto apotropaico encontrado entre los restos de una casa de la Calle María Pacheco, representando a la “Mano de Fátima” al encontrarse cerca de un baño islámico.

Vista aérea del templo toledano de Santiago del Arrabal, con su grandiosidad e incluyendo el plano compositivo de su planta, como forma demostrativa de su planta cruciforme, con transeptos salientes y tres ábsides.

 

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Bellísima yesería trabajada en estuco, en la sala alta de las mujeres en la Sinagoga del Tránsito, con los típicos caracteres hebraicos y otros árabes que dicen «Solo Alá es grande».

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El rio Tajo deslizándose suavemente hacia el Puente de Alcántara, entrando a Toledo. Secuencia mágica que nos deja absortos tras  extraños pensamientos.

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Recordatorio de la leyenda «Las Tres Fechas» de Gustavo Adolfo Bécquer. Se encuentra en uno de los rincones típicos de la Judería Grande. Lo mejor, la máxima que contiene: «En nombre de los poetas y de los artistas, en nombre de los que sueñan y de los que estudian, se prohíbe a la civilización que toque a uno solo de estos ladrillos, con su mano demoledora y prosaica».

La cara noreste de Toledo, vista desde la entrada al jardín del Palacio de Galiana, cuya belleza nos deja perplejos, creyendo estar contemplando un espejismo.

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Aquí presentamos uno de los ladrillos que forman y soportan, a uno de los edificios toledanos. En su dorso observamos unos signos cabalísticos aún por descifrar.

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A la izquierda uno de los estribos  del acueducto bimilenario, de traída de aguas al Toletum romano y a la derecha una vieja coracha defensiva, para la obtención de agua del río Tajo en tiempos de asedio a la ciudad.

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Rezo de las monjas Cistercienses Bernardas, en el coro interior de clausura de Santo Domingo «el Real», todavía habitado por estas en los Cobertizos. Su futuro se prevé incierto.

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Bajo negros nubarrones, observamos la semblanza de Toledo al atardecer, donde se encuentran sus diferentes torres, espadañas y una de sus sinagogas.

Ángeles músicos en estilo gótico, los cuales adornan y dan armonía al interior de la capilla de la familia de los Luna, Dº. Álvaro y su esposa Dª. Juana.

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Los antiguos aljibes sobre el solar vaciado de la casa madre de uno de los poetas más universales del mundo, el toledano Garcilaso de la Vega, que escribió sus poemas al río Tajo. Murió este tratando de tomar el castillo de Niza. Ya es imposible hacer de nuevo esta fotografía.

Imagen8

Escrupulosa cerámica del ceramista Zuloaga, donde vemos una escena costumbrista con el Puente Alcántara y el Castillo de San Servando al fondo. Alrededor de la escena, los escritores de la edad de oro que han escrito sobre Toledo, como Cervantes, Quevedo, Calderón y Lope de Vega.

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Imagen de San Jerónimo penitente, en el cuadro ejecutado por el discípulo del Greco, Luis Tristán, en la Celda Prioral del Convento de San Pablo.

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Retrato al infinito del salón central del mítico Palacio de Galiana, lugar de reposo del antiguo rey de la taifa Almamún y el cual se lo dejó como hospedaje al posterior rey Alfonso antes de ser el sexto.

Réplica de una de las  tallas de la pilastra visigoda que se halla en San Román, en el Museo de la Cultura Visigoda. La original se encuentra en la Iglesia del Salvador, concretamente la escena de la «Resurrección de Lázaro». Esta  sustenta los arcos islámicos, recordando que esta fue la  mezquita al-Yamí de Tulaytula.

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Recóndita y señorial entrada al conocido Cigarral de Menores, residencia del doctor Marañón. En su tiempo fue visitado por las mentes más  privilegiadas del mundo.

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En esta crucifixión del Greco acompañada de ángeles, me he permitido hacer una composición, donde uno de ellos recoge la sangre del costado de Cristo, con el «cáliz» de la Santa Cena, formando parte del mito del Santo Grial.

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Plumilla de un típico y poético lugar como es la Plaza de Santo Domingo “el real”, cuya belleza sirvió de inspiración al poeta Bécquer para escribir su leyenda  “Las Tres Fechas”. Cuando fue compuesta, los cipreses eran  pequeños y aún no sobresalían por las tapias.

Vista aérea de la torre de la parroquia latina de San Miguel «el alto». De estilo mudéjar, con cerámica vidriada entre sus arcos lobulados, cuyo campanario exhibe unas altas ventanas de arco apuntado, dominando el que fue «Barrio de los Templarios».

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Menhir en la ladera de la caída del Cerro de la Cabeza hacia el río Tajo y el dibujo comparativo del etnólogo Ismael del Pan. Este hito da nombre al cerro con su ermita y a su virgen.

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Maceros tenantes de estilo isabelino, que formaron parte de uno de los  imafrontes de la Escuela de Artes y oficios. Hoy se hallan en el Cigarral de los Viñedos de Santa María. Aún les queda algo de su policromía original.

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El pequeño monaguillo, pendiente de seguir echando incienso en el incensario, para no perder el aroma litúrgico de la misa gregoriana o romana en la iglesia del Salvador.

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Observando el paisaje del caserio toledano, entre otros edificios vemos la esbelta torre de Santo Tomé, mimetizada entre ellos.

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En una de las criptas del Convento de Santo Domingo «el antiguo», vemos el primer lugar donde reposaron los restos del genial pintor Doménico Theotocópulis «El Greco», hasta su exhumación y traslado a otra iglesia.

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Dos escenas en sobrerelieve del trancoro de la Catedral de Toledo, que nos enseñan la «Leyenda de Adán». En una su hijo Set asomándose al Paraíso y en la otra el «Tronco del Árbol de las Tres Ramas».

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La cara norte del Alcázar de Toledo, en un antiguo grabado donde se observa el terraplén delante de su puerta principal y la fotografía de la misma puerta en ese lado con sus cimientos, debida al arquitecto Alonso de Covarrubias, hoy vaciada, donde se encuentran las dependencias del Museo de Ejército. Ya no es posible volver a repetirla.

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Detalle de la obra de San Jerónimo vestido de púrpura, que se halla en la Celda Prioral del Convento de Jerónimas de San Pablo, ejecutado por el pintor Luis Tristán, discípulo del Greco.

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Mujeres vestidas de madrinas en la Semana Santa toledana, rezando al bello crucificado gótico que preside la reja de Villalpando a la entrada del altar mayor de la Catedral de Toledo.

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Antiguos libros de pleitos sobre los diezmos, a favor de las parroquias mozárabes y latinas. Se hallan estos en el Archivo Episcopal de Toledo, escritos en pergamino.

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Concentración de torres toledanas en un pequeño espacio de esta ciudad patrimonial. Santo Tomé, San Román, San Pedro Mártir y San Juan (de los jesuitas).

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Los personajes que pintaba Doménico Theotocópulis «El Greco», para dar forma a los santos y apóstoles expuestos en su obra, son los mismos que vemos actualmente caminando por las calles de Toledo.

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Antiguo e importante  horno de convección, usado para cocer cerámica a gran escala. Hoy abandonado en el viejo edificio del jardín bajo de la Escuela de Artes y Oficios.

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Escritura islámica en ladrillo, que se encuentra en el lado este de la Mezquita del Cristo de la Luz o de Valmardón, donde se lee «Básmala», que es la primera frase con la comienza el Corán. Esta da testimonio de una de las culturas que fecundaron a esta ciudad de Tulaytula.

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Maqueta del pórtico del Convento de monjas Cistercienses Bernardas de Santo Domingo «el real», en la plaza del mismo nombre, en la zona de los Cobertizos.

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Dos tipos de letras entre las fajas de estuco que embellecen y datan a la Sinagoga de Samuel Ha-leví. Una es islámica y la otra hebrea, definiendo la tolerancia toledana, entre distintas religiones.

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Un rincón de paz frente a lo que queda del mítico peñascal del «Espinar del Can», definido así por la forma superior que tenía dicho animal.

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Recipiente cerámico, perteneciente a una de las antiguas boticas que aún contiene uno de los hospitales toledanos más prestigiosos, como es el de San Juan Bautista.

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Imagen nocturna del puente de San Martín, por donde huye el Tajo de Toledo con sus degradantes y contaminadas espumas hacia otras tierras y otros mares.

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Espadaña con el campanillo para las oraciones diarias, que acompañan a las monjas del Convento de Santo Domingo «el antiguo».

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Sismógrafo Sprengnether, traído desde Missouri en E.U. en 1956, por el Año Geofísico  Internacional. Funcionó desde 1957 a 1966 en el Observatorio de Toledo.

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El librero, editor y escritor Jesús Muñoz, en su caseta de la Feria del Libro, repasando una de las obras corregidas por él mismo.

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Detalle de recipiente que se halla en el Claustro denominado “de la Mona” en el bello Convento de las Comendadoras de Santiago.

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Otra de las cuevas secretas que forman parte de los subterráneos de esta ciudad bimilenaria, desde que su reloj se puso en marcha. Correspondiendo con una de sus más grandes incógnitas.

Magnífica vista aérea al atardecer desde el costado noroeste del templo de Santiago «el Mayor», que se halla en el barrio del Arrabal de esta ciudad, entre la primera y segunda murallas de las varias que contiene aún Toledo.

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Reliquia de «Lignum Crucis», sobre cruz de cristal de roca, adornada a su alrededor con piedras semipreciosas. La misma fue exhibida en el Museo de Santa Cruz de Toledo, en la exposición de los Austrias.

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Tejado octogonal y veleta del “salón rico”, que perteneció al palacio de los Trastámara. Se encuentra este dentro del recinto del Corral de Dº Diego, en espera de su restauración definitiva.

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León rampante, que formaba conjunto y adornaba uno de los imafrontes de la Escuela de Artes y Oficios. Hoy le hallamos en un chalet cercano a Toledo.

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Escena nocturna de la Coracha, que baja hasta el Baño de la Cava, desde el muro del Paseo de las Vistillas, con su impresionante belleza.

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Dibujo del libro «Introducción al Toledo Filosofal», donde se describe la carpintería alquímica por secreta, con las claves para poder traspasar la segunda puerta, de la que es contenedora esta ciudad de Toledo.

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Vista  interior de la galería alta, de uno de los dos patios renacentistas, diseñados por el arquitecto toledano Alonso de Covarrubias, desde la cúpula  del Hospital Tavera.

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Maravilloso centro de la cúpula fabricada en cerámica vidriada de la capilla de San Cristóbal, que forma parte del Convento de las Concepcionistas Franciscanas de Toledo.

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Campanario alto en la torre norte de la Santa Iglesia Catedral Primada toledana. Fabricado en gótico por el arquitecto Hannequín de Bruselas. Su esbeltez lo determinan sus pináculos y arbotantes. Curiosamente se observa a dos personas al trasluz de la abertura central.

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El águila de los Reyes Católicos, cuya bella cerámica adorna al ave de una sola cabeza, más el yugo y las flechas de sus escudos imperiales. Se encuentra en una de las paredes de la Escuela de Artes y Oficios.

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Resto de yesería perteneciente a algunos de los destruidos arcos islámicos, de los muchos que debió contener esta ciudad. En el observamos a los amados camellos, a las aves para la caza y los racimos y flores de la felicidad.

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Pulcro y estilizado monumento en estilo neomudéjar, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús , con rejas de Julio Pascual y cerámica de Ángel Pedraza con el “Azul Toledo”, frente a la basílica del Cristo de la Vega.

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Cobertizo perteneciente al convento de Sta. Clara. Entre su penumbra y su secreto nos conduce a la antes solitaria plaza de Santo Domingo “el real”, donde se halla este último.

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Rostro en la muerte del Cardenal Juan Pardo Tavera, tallado en mármol de Carrara por Alonso de Berruguete, para su mausoleo en el Hospital de su nombre o de “Afuera”. Fue inspirado por una mascarilla mortuoria del finado.

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Bajada de Santa Ana con el antiguo muro de la Escuela de Artes y Oficios, cuyos cubiletes contiene hornos cerámicos, frente a una antigua estación eléctrica, fabricada como un alminar islámico.

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Una pintura gótica donde vemos al pintor arrodillado tras su firma, recibiendo la energía de la deidad a la que reza. Este ha sido convertido posteriormente en Sta. Paula, pintándole el paño en la cabeza.

Vista aérea de la torre de la parroquia latina de San Justo y Pastor, la cual además de servir de pórtico a dicha iglesia, se encuentra revestida al estilo barroco. Esto lo observamos en su esbelto chapitel, el cual la ensalza.

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Belleza e imaginación de un puente mítico como el de San Martín, reflejándose en el rio Tajo, entre el paisaje más agreste de Toledo.

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Descuidado jardín, cuyos edificios esconden algunos secretos, como otros muchos con los que se alza esta ciudad. Se encuentra el mismo, en la antigua Judería Grande de Toledo.

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Cipo funerario islámico en mármol, perteneciente a un distinguido personaje musulmán, embutido hoy en la casa del santero de la Basilica del Cristo de la Vega.

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Daga forjada, acicalada y embellecida por el espadero Antonio Rojo en la antigua Fábrica de Armas de Toledo. En su centro se observa embutida en oro la esfinge del rey Carlos III, como homenaje de su fundación.

Instantánea en la que vemos al artesano espadero Mariano Zamorano, con una espada cuya hoja se forjó en la antigua Fábrica de Armas de Toledo.

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Detalle de la bella escalera de subida al claustro alto del Hospital de la Santa Cruz encargado por el Cardenal Mendoza y ejecutada por Alonso de Covarrubias, hoy importante museo toledano.

Desde la altura interior de la Puerta de Bisagra, observamos los tejados y la torre del templo de Santiago del Arrabal. Por encima la zona conventual de Toledo, con la segunda muralla de Toledo.

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Estucos con decoración vegetal, en el frontal de una sinagoga toledana, representando a los lirios del Valle de Sarón, descritos en el «Cantar de los Cantares», formando parte de una especie de candelabro.

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Atardeciendo en Toledo entre marañas, donde las sombras se van  apoderando del ambiente, conduciéndonos a su espectacular embrujo nocturnal.

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Lápida recordatoria del corregidor toledano Dº Juan Niño y su mujer Isabel de Zúñiga, que se mandaron enterrar en el coro del Convento de San Pablo, del que fueron sus  donadores. Fue por compra de su hijo y señora para sus descendientes.

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Altivas iglesias toledanas sobresaliendo del entramado urbanístico de los barrios de esta ciudad universal.

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Antigua portada de la iglesia de San Torcuato, hoy desaparecida. A esta se trasladaron los restos de nuestro artista más universal, el Greco. Allí descansaron, hasta la desamortización y desaparición de dicho templo, quedando en el más absoluto silencio.

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Sacando el Viril que contiene la hostia consagrada, del Ostensorio o custodia interior de Isabel «la católica», que son contenidos en el templete o custodia exterior de Cisneros y  que fue ejecutada por el orfebre Enrique de Arfe.

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Vista aérea parcial de la bellísima torre norte de la Catedral de Toledo, en ella se observan sus campanarios, el bajo en su terminación cuadrilonga gótico-mudéjar, contenedor de nueve campanas, entre ellas la Campana Gorda y el cuerpo octogonal en estilo gótico flamenco, donde se encuentran otras tantas.

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Campana de San Eugenio «la Gorda», que se encuentra en el centro del campanario bajo de la torre de la catedral y pesa más de 16.000 kilogramos en material de bronce. Desde sus comienzos se encuentra con una fisura.

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Cruz de las lunaciones en un cercano cigarral a la ciudad, el cual determina el mes lunar de veintiocho días con respecto a la naturaleza femenina y al calendario musulmán.

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Los dragones alquímicos tallados en el claustro del Convento de San Juan de los Reyes. Uno con alas y el otro sin ellas, representando a las dos materias filosóficas, una material y la otra ígnea.

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El Callejón de Menores, cuyo topónimo viene porque aquí se encontró en tiempos el convento de dichos monjes. Al fondo su antigua portada.

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Zona del triforio de la catedral de Toledo en reparación, sin las vidrieras que le adornaban y daban una luz tamizada al interior del templo. Se trató con ello montar dichos vitrales en la zona exterior, como se encontraban originalmente. Idea que no llegó a realizarse en conjunto.

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Pareja de jóvenes, en plena tranquilidad veraniega, pescando en el contaminado rio Tajo.

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Cabeza coronada de Isabel I de Castilla, «La Católica», entre la verde hojarasca.

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Frente a Toledo, al otro lado del rio Tajo, se encuentra la famosa Ermita del Valle con la virgen del mismo nombre, la cual da paso el primero del mes de mayo a la romería por antonomasia de los toledanos, más los que se adhieren a ella.

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Cerradura renacentista perteneciente a un gran edificio toledano. Simbólicamente representa a un secreto cerrado, en espera ser abierto cuando seamos conscientes de nuestra dualidad.

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Salida de una cloaca romana, tallada en la roca sobre el puente de San Martín, la cual decían ser  la terminación de uno de los ramales de la Cueva de Hércules.

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Antigua tinaja en un patio toledano, con decoración de ojos, que se tapa con una cazuela y esta a su vez sustenta un tiesto donde se observa un arbusto.

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Bóveda cuatripartita de estilo gótico, que por medio de la división de sus nervios nos arrastran a una cúpula de luz octogonal. Dos ideas geométricas arquitectónicas conducentes al uno creador.

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Angustia y belleza en las caras de la Virgen María, María Magdalena y María Cleofás, observando la preparación de la crucifixión de Cristo, en el cuadro del Expolio, pintado por el Greco.

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Desde lejos, exterior de la capilla mayor o presbiterio en gótico de la iglesia de San Andrés. Joya toledana, contenedora de muchos secretos arquitectónicos interiores, como la Cruz del Pelícano.

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Muro de las Vistillas de San Agustín, sobre el río Tajo, con sus cubiletes, pareciendo otra de las muchas murallas de la ciudad de Toledo.

Parte  de la iglesia mudéjar de Santiago del Arrabal, con la composición de su dibujo en planta, donde además de los nueve módulos de una mezquita y los transeptos posteriores, los ábsides representan las tres mesas con sus respectivos altares. Exteriormente el deterioro de estos está llegando a sus extremos, pues al estar fabricados en ladrillo, la contaminación constante del paso de vehículos, terminará rompiendo su belleza.

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Un campanario gótico junto a nosotros y una espadaña mudéjar allá a lo lejos.

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A escala, una de las ruedas que formó parte del Artificio de Juanelo. El mismo subía el agua del río Tajo por atmósfera, a la cara norte del Alcázar. Llegó a ser en su tiempo una de las maravillas de mundo.

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Armaduras del siglo XVI, guardadas y custodiadas en la Parroquia Mozárabe de Santa Justa y Santa Rufina, utilizadas en la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo toledano.

Pequeños pero hermosos vitrales en la Estación de Ferrocarril toledana, que sirvieron  en tiempos para cerrar las ventanillas, por donde se vendían los billetes para tomar el tren hacia Madrid. Están firmados en el año 2010.

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Muchos secretos se guardan así mismos, al traspasar estos arcos lobulados, que se corresponden con lugar muy bello y de privilegio.

Cabeza de santo en piedra calcárea blanca, cuya talla se llevó a cabo en los talleres de obra y fábrica del convento de San Juan de los Reyes, a comienzos  del siglo XVI. Al destruir los franceses en su invasión española, parte de este templo en tiempos de la Guerra de la Independencia en 1808, quizás fue indultada por los gabachos.

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Una de las calles de Toledo. La Cuesta de la Sal con su tipismo.

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Limpieza y cuidado de restos, en el antiguo cementerio musulmán redescubierto al comienzo del Paseo de los Canónigos. La particularidad de este, es que todos los esqueletos se hallan girados y mirando al este geográfico, es decir, hacia la ciudad de La Meca.

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El milagro toledano de la imposición de la casulla a San Ildefonso de manos de la Virgen María. Se encuentra este sobrerelieve en el torreón interior del Puente de Alcántara.

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Una monja frente al Hospital de San Juan Bautista, de Tavera o «de Afuera», recordando con melancolía su antigua estancia en dicho establecimiento hace años.

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Reja de estilo renacentista, forjada en hierro por el maestro toledano Valmaseda, en uno de los laterales del edificio gótico de la Cárcel de la Santa Hermandad.

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Uno de los muchos trampantojos toledanos representando un balcón, en la plaza toledana de la Magdalena.

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Pedrón en la esquina de la parroquia de San Justo y Pastor. Este nos recuerda varias historias. Una de ellas es que pudo ser un mehhir que se hallaba en su solar y otra es la leyenda del Cristo de las Cuchilladas, pues aún se ven estas en él.

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Capillas absidales al Este de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. Una dedicada a San Ildefonso con pináculos y la otra al apóstol Santiago con castilletes.

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Viejo catalogo ilustrado de comienzos del siglo XX,   contenedor de todos los tipos de espadas confeccionadas en la antigua Fábrica Nacional de Armas de Toledo.

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Uno de los muchos jardines maravillosos por secretos, que guardan escondidos los recónditos alrededores de Toledo.

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Baño hebreo en la Calle de Ángel, muy cercano a la sinagoga de Santa María la Blanca.

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Detalle en cerámica del cuadro del Expolio del Greco, ejecutado por el maestro ceramista Vicente Quismondo, formando parte de su antigua casa.

Otro bello detalle en cerámica de «cuerda seca». Esta vez se refiere al escudo imperial toledano, en el vemos el azul toledano, tan usado por el maestro ceramista Ángel Pedraza.

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Veleta sobre la capilla del Museo del Greco, compuesta de un ánfora de cerámica con el color verde del estilo de Puente del Arzobispo y en hierro, con los dedos de una mano señalando la dirección de los vientos.

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Celosía islámica que deja entrar la luz a uno de los antiguos templos toledanos.

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Vetustos arcos que conformaban el depósito romano de agua, el cual abastecía las termas de la ciudad de Toletum, construido sobre la famosa Cueva de Hércules, cuyas antiguas ideas fueron enseñadas en ella hace tres mil años.

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Una de las primeras impresiones del Teatro Crítico Universal del padre  Feijoó, donde critica la atracción que tenían en su tiempo las cuevas mágicas de Toledo, Salamanca y Córdoba.

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Instrucciones escritas a mano y dibujo  a mano alzada originales de 1909, para el montaje del sismógrafo Agamenón. Este hizo su labor durante años en el Observatorio Geodésico de Toledo y luego alguna de sus piezas sirvieron para fabricar el sismógrafo Toledo, llevándolo a cabo en la antigua Fábrica de Armas.

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Una de las gárgolas más representativas del Convento Franciscano de San Juan de los Reyes, al estar cerca del lobo Gubio, hermano de San Francisco.

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De frente el Torreón de La Cava, cuya alzada figura evoca recuerdos de la tradición toledana, por la leyenda de Florinda y el rey godo Dº Rodrigo. Hito al cual se le achaca la culpa de la entrada de los musulmanes en la península ibérica en el año 711.

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La «noche oscura del alma», poesía mística de San Juan de la Cruz con respecto al alma. Fue colocada en el lugar por donde escapó  en cuerpo físico, de los frailes que le tenían encarcelado.

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Parte de la maqueta del famoso «Artificio de Juanelo». En su tiempo fue una de las maravillas del mundo conocido, por conducir el agua del rio Tajo por atmósfera a la base del Alcázar. Aunque su autor, el renacentista Juanelo Turriano, murió en la más absoluta pobreza.

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En una de las calles de Toledo, se encuentra esta placa como recordatorio del pintor japonés Almazao, gracias a su compañera,  el cual vivió y pintó en esta ciudad. Hasta que esta dure quedará su recuerdo, aunque de los demás artistas y artesanos oriundos de Toledo, ni rastro.

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Llave con mango en forma de corazón, la cual abre la Parroquia de San Andrés, otra de las joyas secretas que esconde incomprensiblemente esta ciudad universal.

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La antigua presa y central eléctrica de Saelices o San Félix al otro lado del rio Tajo. Se encuentra debajo de la Ermita de la Virgen del Valle y está en desuso desde hace mucho tiempo.

Una de las bellas pinturas románicas que adornan el templo de San Román, joya secreta de esta ciudad. Este es ángel tras la ventana, el que debe recibir a las almas desencarnadas. Actualmente esta iglesia, se encuentra dedicada al Museo Visigótico toledano.

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La impresionante vista del Alcázar de Toledo, iluminada por el sol del mediodía. Se encuentra en la colina más alta de la ciudad y ha sido testigo de los terribles hechos y las glorias de su historia.  Gracias a los tiempos que corren, ahora está por la paz y la cultura.

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Dintel de una casa en la Plaza de San Agustín, que perteneció al secretario de la inquisición Alonso Castellón en el siglo XVII. Este personaje tuvo que demostrar su limpieza de sangre, para llegar a dicho cargo.

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Una vista nocturna actual del rio Tajo, verdoso por su contaminación, el cual  abrió por su fuerza e ímpetu, las rocas toledanas que vemos a su lado, legándonos una bella e inusitada estampa nocturnal.

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Cariátide que forma parte de la decoración de una tumba de estilo islámico-mudéjar, en la iglesia de San Andrés de Toledo.

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Un resto de la muralla que rodeó de forma defensiva a la Judería Grande de Toledoth. La vemos al mediodía, sobre los rocosos acantilados que la conforman.

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Al igual que en otros edificios góticos que se precian de tal arte, en la catedral de Toledo, también observamos a un ángel búdico sustentando el evangelio y sobre su cabeza la característica flor de loto.

Detalle del muro exterior de la iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina. En él vemos las huellas de tiempos pasados, como el fuste de una columna visigoda, sustentando un arco de herradura de época califal. Vestigios que demuestran que anteriormente  fue una iglesia visigoda y más tarde una mezquita

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Esta es la librería que se encuentra componiendo el despacho del doctor Marañón, en su Cigarral de Menores o de Dolores, la cual fue usada por dicha eminencia.

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Capilla en gótico isabelino, que forma el ábside de San Andrés y donde podemos observar en lo alto, una de las tres cruces «del Pelícano» que se contiene esta ciudad.

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Estribo de construcción romana de hace dos mil años, que formó parte de uno de los acueductos por donde llegaba el agua a la ciudad de Toletum, desde una distancia de cuarenta kilómetros.

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La obra del Greco con la Virgen amamantando a Jesús, se halla en el Hospital de San Juan «el bautista». Con su inigualable sabiduría, en ella nos legó el artista el misterio alquímico de «La Lecha de Virgen».

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Capitel califal de trépano o nido de abeja, el cual adorna uno de los cigarrales que se encuentran en los alrededores de Toledo.

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Arcos califales de estilo cordobés, resguardados por otros de tres lóbulos y tras de ellos el muro en barro y mampuesto de la milenaria mezquita del Valmardón o Cristo de la Luz.

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Fotografía aérea del Convento de San Juan de los Reyes y dibujo comparativo en perspectiva, donde observamos el catafalco mortuorio en que se basó el arquitecto Juan Guas, para dar sentido real al alzado del edificio.

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Misericordia perteneciente a la sillería del coro de la catedral. En ella se observa a un filósofo, alimentando a un marrano. La moraleja de esta escena se refiere a que «no hay que echarle perlas a los cerdos» pues se volverán contra ti.

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Balconada neoclásica con figuras, escudos y las columnas con el «Non Plus Ultra», del Palacio Arzobispal toledano.

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Escena del espectáculo de luz y sonido «Luz del Greco», sobre la fachada oeste de la catedral de Toledo. En la torre norte un rostro grequiano y en la sur la Inmaculada.

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La coracha más representativa, de las varias que concentran las murallas de Toledo hacia el rio Tajo.

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Detalle del evangelista Juan, que se encuentra en el retablo mayor de la iglesia conventual de Santo Domingo de Silos «el antiguo». Representa al solsticio de verano.

175

Detalle de la Cruz del Pelícano desde un lado, con las imágenes de la Virgen y San Juan, en la portería del convento de San Juan de los Reyes.

176

Enigmática cueva bajo el baño islámico del Barrio de Curtidores, la cual ha debido ser utilizada durante generaciones.

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Paisaje con neblina de la ciudad de Toledo, desde el cigarral de Menores.

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Posibles restos pertenecientes a las famosas Clepsidras de Azarquiel bajo la Cornisa. Según los arqueólogos, el nivel de su agua crece o disminuye con los ciclos lunares. Hoy sirven para regar un pequeño huerto.

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El impresionante chapitel que remata la torre norte de la catedral toledana, con las tres coronas embutidas que determinan los tres reinos de la naturaleza y las cuatro bolas que simbolizan a los cuatro fuegos alquímicos.

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Un rincón de la iglesia de San Andrés, donde además del ladrillo observamos un capitel visigodo y un friso de tipo islámico.

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El «Arco Romano». Uno de los vestigios que quedan en pie del circo de hace dos mil años,  perteneciendo a la escalera de subida hacia las gradas del mismo.

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Antigua piedra en el exterior del ábside de San Pedro Mártir, donde se refleja tallado el plano de un edificio y la dirección cardinal que este debe de tener hacia la salida del sol.

183

En la ladera este de la ciudad cayendo hacia el río, nos encontramos la antigua iglesia mozárabe de San Lucas, otra joya secreta toledana.

184

Sobre una torre toledana, se embutieron hace tiempo varios tipos de restos visigodos. Entre ellos nos encontramos una «anfisbena», la cual simboliza que lo de arriba es igual a lo de abajo.

185

Tras la ventana observamos la muralla de la Antequeruela, con la Torre de Antequera o Almofala. Por encima el exterior de la iglesia y el cimborrio del Hospital de San Juan Bautista.

186

Muro exterior de la antigua iglesia de San Ginés, perteneciente a la Cueva de Hércules. En ella vemos un antiguo hito en mármol blanco, representando a una sierpe.

187

Estuco con decoración vegetal, representando un capitel. Se encuentra en el Seminario Mayor o iglesia de San Bartolomé de Sonsoles.

188

El antiguo Convento de San Gil al atardecer, denominado vulgarmente «Gilitos»,  por pertenecer a dicha orden. Fue cárcel y ahora es la Sede del Gobierno de la Región de Castilla-La Mancha.

189

Cruz tallada como si se tratara de un tronco de árbol y en su centro una corona de espinas. Perteneció a un Convento de monjas Agustinas y hoy se encuentra en una de las calles de Toledo.

190

Imagen en la lejanía de uno de los templos mudéjares más espectaculares y bellos de esta ciudad. Nos referimos a la Iglesia de Santiago del Arrabal.

191

Yesería en una de las sinagogas toledanas, donde observamos los lirios que crecen en primavera en el Valle de Sarón, según el «Cantar de los Cantares». Amuletos que detienen la destrucción donde estos se hallan.

192

Ventanas lobuladas que forman parte de la Iglesia de San Bartolomé de Sonsoles, en su ábside. Hoy sede del Seminario Mayor.

194

Galería del que fue Monasterio de San Juan de la Penitencia y hoy sede del complejo residencial para estudiantes extranjeros «Ortega y Gasset». Delante el caserio toledano.

Cerámica donde se reflejan los más profundos pensamientos por secretos, los cuales hicieron un halo misterioso sobre esta ciudad envolviéndola, dejando sus antiguos  símbolos por doquier sobre sus calles y monumentos.

Imagen1

Cuerpo central interior de butacas con sus palcos y plantas, sus entresuelos y palomar, vistos desde el escenario del Teatro de Rojas de esta ciudad.

194a

Consejos a los ediles toledanos por parte del poeta Gómez Manrique,  en unas quintillas escritas hace siglos. Se hallan estas en la escalera del Ayuntamiento de Toledo y dicen:  «Nobles discretos varones, / que gobernáis a Toledo, / en aquestos escalones / desechad las aficiones, / codicias, amor y miedo. / Por los comunes provechos / dejad los particulares, / pues vos fizo Dios pilares / de tan riquísimos techos, / estad firmes, y derechos». Estas se las debería leer el pueblo a la gran cantidad de políticos corruptos y a los jueces y fiscales que los defienden en nuestro tiempo.

196

Imagen de la torre y el brazo sur de la catedral toledana. Al fondo la altiva torre de San Miguel «el alto».

195

En el universo de las paradojas, aquí se encuentra una de ellas. Un pobre duerme tranquilo enrollado con una manta, esperando que se abra la puerta del Palacio Arzobispal a la mañana siguiente, para pedir su ayuda.

196a

San Francisco rezando al crucifijo, en la caverna del monte Alverna. Pintura renacentista que se halla en uno de los muchos y ricos retablos, que guarda esta ciudad de Toledo en sus conventos.

197

Libro perteneciente a las traducciones de la Escuela Toledana del tiempo de Alfonso X «el sabio», donde se observa la forma de construcción de un astrolabio, siguiendo al latonero Azarquiel «el de los ojos azules».

Vista aérea de la parroquia de San Andrés, con la restaurada torre en su parte alta en estilo neoclásico y la excepcional terminación y alzado en gótico isabelino, del exterior de su ábside.

198a

Virgen negra «de los Desamparados», hoy en la Iglesia de Santiago del Arrabal. Dice el Cantar de los Cantares bíblico: «No mires que soy morena, es que me ha quemado el sol». Imagen que representa a Latona misteriosa, como «materia prima» o mercurio de los sabios.

202

Detalle del telón de cierre, que tapa el escenario del Teatro de Rojas, donde podemos ver el cimborrio exterior del crucero y la torre del reloj de la catedral, hoy desaparecidos en buena hora. A la derecha uno de los torreones del Alcázar sin chapitel.

203

Paisaje toledano desde los tejados del Teatro de Rojas, con su lira representativa. Al fondo la iglesia de San Ildefonso de «los jesuitas».

204

La mano desencajada del Salvador atado a la columna, de Correa de Vivar. Una de los detalles secretos que esconde la Semana Santa toledana.

205

Imagen aérea de la Plaza del Ayuntamiento, por encima del segundo cuerpo y alcuzón de la torre de las campanas de la catedral. Tejados del Palacio Arzobispal y Ayuntamiento con su fachada herreriana.

206

Esquema en la sillería de un claustro tallado en madera, donde se observan además de la rotación lunar exterior, también las oraciones canónigas diarias por las líneas interiores hacia el centro, como son maitines, laudes, prima, tercia, sexta nona, vísperas y completas, según San Benito.

Deliciosa estampa del Transparente, que contiene la Catedral de Toledo. Sobre un relieve en bronce, cuya patina está conformada a base de oro bruñido, observamos a Albimelech entregando a David la espada de Goliat y el pan consagrado, que guarda en su capa.

207

Hace años el torreón de salida del Puente de San Martín, se encontraba sin restaurar.

208

Dibujo de un artesano cincelador, el maestro José Antonio Manchón, el cual nos dejó la seña de un mortero, que se encontraba en una antigua farmacia en la Plaza de Zocodover. En él se llevaban a cabo las recetas magistrales, que convertidas en pomadas se recogían por el vaso exterior.

209

Lápidas funerarias de los Diosdado, que se encuentran en los pilares de la Iglesia de Santiago «el mayor» del Arrabal.

Los arcos islámicos de la Mezquita del Cristo de la Luz o de Valmardón, reflejados sobre la fachada del Ayuntamiento toledano, en la noche mágica, que celebraba el 30 aniversario como ciudad patrimonio de la humanidad.

210

Pintura de un antiguo sagrario, en una de las iglesia de esta ciudad de Toledo, donde se observa al pelícano picándose el pecho, para alimentar a sus hijos con su sangre, de ahí que sea uno de los atributos de Cristo.

211

Grupo de cormoranes secando sus alas al sol, sobre unas piedras que sobresalen del contaminado rio Tajo.

212

Un patio toledano con su magia, cuya fuente luminosa se presta a legarnos abstractos pensamientos, conducentes al alma.

Cúpula pintada al fresco, la cual cierra la capilla de la Virgen del Sagrario. En ella trabajaron el estilo herreriano, Nicolás de Vergara «el mozo», Juan Bautista Monegro y Jorge Manuel Theotocópulis.

213

Oscura y bella pintura de un personaje religioso, el cual forma parte del contenido de una iglesia toledana. Este muestra entre sus manos un papel donde leemos «CARIDAD», precisamente la que le hace falta ahora a parte de la sociedad que hemos creado.

214

A lo lejos sobre el rio, por encima un puente. Este  nos conduce de una orilla a la otra como en el Juego de la Oca, pues se dice de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente, enseñándonos a solventar las circunstancias de la vida.

215

Una bella estampa del interior de la Catedral toledana, donde observamos el juego de campanillas del Coro y una de sus bellas vidrieras.

216

La torre de la arruinada iglesia de San Lorenzo. Su zona baja nos cuenta que fue el alminar de una de las mezquitas de Tulaytula.

Antigua tumba de Dº Esteban Illán, alcalde de Toledo. Esta se encuentra en la antigua iglesia de San Román, donde ahora se encuentra el Museo de los Vestigios Visigodos toledanos.

217

Arco mudéjar apuntado que contiene en su centro una pequeña abertura, para que entre un resquicio de luz al interior de uno de los templos toledanos.

218

Bella pintura que forma parte de un tríptico en uno de los conventos de nuestra ciudad, donde  vemos pintada la Asunción de la Virgen María a los cielos, obra del artista toledano Correa de Vivar.

261

Allá al fondo, se ve el Paseo de Merchán o del Mariscal, denominado vulgarmente como Paseo de la Vega y frente a este el Hospital de San Juan Bautista en restauración. Fue mandado construir por el cardenal Tavera y es conocido como Hospital de Afuera.

219

Pila bautismal gallonada de estilo gótico, en la capilla de la Caridad o de Juan Guas, en la Parroquia de San justo y Pastor.

220

Una típica plaza en el centro de la ciudad, la  de San Justo, con su antigua fuente y al fondo el pórtico de un antiguo hospital.

221

Detalle de uno de los lados de un retablo renacentista, donde observamos  una cartela de la que cuelga un monstruo o demonio con patas de macho cabrío.

El arcángel bíblico Rafael, sostiene en su mano el pez con el que Tobías espantará al demonio Asmodeo. Con esta imagen catedralicia en Toledo, surgió la leyenda de que cuando se desprendiera el pez y rompiera el altar que se halla debajo, saldría tal cantidad de agua que la ciudad se inundaría, comenzando el fin del mundo.

222

Frontón de una fuente revestida de bella cerámica, la cual adorna uno de los patios secretos que contiene esta ciudad.

223

Antigua portada del Convento Franciscano de San Juan de la Penitencia, en mala hora desaparecido. Fue fundado por el Cardenal Mendoza en el siglo XVI.

224

Trampantojo que simula el muro de uno de los edificios identificativos de Toledo. Se halla en la Cuesta de San Justo.

226

Capillas góticas del lado de la epístola, en la iglesia de San Justo y Pastor. Estos fueron martirizados a manos de los romanos en la ciudad de Alcalá de Henares.

227

Antigua calle toledana por la que se podía transitar desde las primeras horas solares hasta las últimas. Se encontraba entre los Conventos de las Benitas y las Jerónimas de San Pablo. Hoy no es transitable.

228

Callejón de los Niños Hermosos, por esconder aquí las estatuas en bronce de San Justo y Pastor en la Guerra de la Independencia, para que no fueran fundidas por los franceses para balas de cañón.

229

Bellísimo púlpito gótico-mudéjar, el cual se halla en la Iglesia de Santiago el Mayor, en el Arrabal de esta ciudad.

230

Mausoleo en mármol negro y gris, del toledano y Cardenal de Sevilla, Fernando Niño de Guevara, que se encuentra enterrado en la Iglesia del Convento de San Pablo. Delante su capelo cardenalicio.

231

Banco de granito donde descansar, el cual se halla sustentado por dos bellos capiteles, los cuales  parecen ser de la época visigoda.

232

Firma o contraseña de los filósofos herméticos, en uno de los vitrales fabricados de forma alquímica, contenido en la Catedral de Toledo.

233

Bellísimo relieve barroco sobre el pórtico principal de la Iglesia de San Ildefonso de los Jesuitas, con la imposición de la casulla al santo por las manos de la propia Virgen María.

234

Tumba mudéjar que guarda uno de las parroquias toledanas, San Andrés, la cual se corresponde con una de las joyas secretas que guarda esta ciudad.

235

Patio toledano que perteneció a una de las Casas de Obra y Fábrica de la Catedral. En este caso corresponde al edificio donde se fundió la famosa Campana Gorda, una de las más grandes del Mundo.

236

Extraordinaria pintura del italiano Gerardo Starnina, con potentes cuerpos, que nos enseña la «Resurrección de los Muertos» y la «Jerusalén Celeste». Esta se encuentra en la capilla mortuoria de San Blas, fundada por el arzobispo Tenorio.

237

La paz y la serenidad se palpan en este escondido claustro de clausura. Su doble galería está basada en el patio central del Palacio de los Condes de Fuensalida.

238

«Labor Ubiqunque». En todas partes está el trabajo. Detalle de la reja del altar mayor de la catedral toledana, donde el rejero Villalpando, nos deja una de sus máximas.

239

Una curiosa veleta sobre la espadaña de un convento toledano.

240

Los nervios de una bóveda gótica, que terminan en la piedra clave, dando fuerza al conjunto. Esta contiene un pinjante con la Cruz de Malta.

241

Conjunto arqueológico denominado vulgarmente como «Piedra del rey moro», cuyo grandioso pedregal forma parte ancestral de una de las señas de identidad de Toledo y los toledanos.

242

Desde la lejanía, la espadaña de la ermita de la Virgen de la Estrella.

243

Este laberinto pintado al fresco, se encuentra en uno de los claustros de clausura de esta ciudad. Concretamente en el Patio de «la mona» de monjas dominicas.

244

Estatua de bronce en escorzo, que se halla a la entrada del museo-taller del escultor palentino Victorio Macho.

245

Firma del pintor Dº Enrique Vera, en su cartel anunciador del Corpus Christi del año 1924. Fue director de la Escuela de Artes y Oficios de esta ciudad.

246

Parte alta de la custodia de Cisneros, rematada con unos nervios que concentran una mandorla, donde vemos una paloma y una rica cruz de oro con infinidad de perlas y grandes esmeraldas.

247

La bandera de España. Tras ella la emblemática Plaza de Zocodover, cuyo topónimo quiere decir «mercado de las bestias», aunque según otros estudiosos quiere decir «mercado del agua».

Arcos y ventanas lobuladas construidos al estilo mudéjar toledano, dando paso a que el manpuesto primordial, fuera embellecido de forma sencilla en su humildad.

248

Parte alta del Arco de la Sangre, iluminado para una fiesta, con su reloj marcando la una y veinte de la madrugada.

249

La cabeza del rey musulmán Al-Qadir, nieto de Almamún, que al perder la bella e inexpugnable ciudad de Tulaytula, el volverse para verla por última vez, se quedó petrificado según la leyenda.

250

Entre altos edificios, la torre mudéjar del antiguo convento de San Pedro Mártir, hoy parte de la Universidad de Castilla La Mancha.

251

Lago lacustre secreto, con agua sagrada, en el sótano bajo el templete donde se halla la Virgen del Valle, en su propia ermita.

252

Ábside mudéjar de la parroquia mozárabe de Santa Justa y Rufina, hace años recuperado, al encontrarse este tras un muro.

253

Magnífica pintura de la Purísima coronada, cuyo largo pelo le baja hasta sus piernas. Se encuentra esta, en la iglesia de uno de los conventos toledanos.

254

La antigua Mezquita de Tormerías. Como vemos este antiguo lugar de oración musulmán, se encuentra embutido entre el caserío toledano, sobre un fuerte depósito de aguas romano. Ahora se encuentra cerrada inexplicablemente.

255

El solado con losas hexagonales, dentro de una de las iglesias de Toledo, cuyos cubos dan la sensación de estar escalonados hacia arriba y si se miran del revés, estos se ven hacia abajo.

256

Una tarde plomiza, viendo desde la lejanía el Alcázar, San Juan de los Jesuitas, parte de la Academia de Infantería, el Hospital Provincial y otros barrios exteriores.

257

Retrato de San Juan Bautista, pintado por el Greco. Este se encuentra en el Convento de Santo Domingo «el antiguo» y representa al solsticio de invierno.

258

El cuarterón de una puerta de madera, perteneciente a un convento toledano, donde observamos tallado a San Pablo.

259

Techumbre barroca con bonitas pinturas y lunetos a los lados, perteneciente a una de las iglesias de Toledo.

260

Doble ventana islámica geminada, la cual pertenece al muro de la quibla de la Mezquita de Tornerías.

La niebla se cernía sobre Toledo en un día de invierno, con sus monumentos difuminados. En primer término la nueva parroquia  al exterior de la ciudad, dedicada a nuestro patrón San Ildefonso.

262

Antigua portada del desaparecido Convento de Jesús y María, hoy sede del Archivo Histórico Regional. Sobre el dintel de su puerta el símbolo astral por su diseño, perteneciente a las monjas dominicas que le habitaron.

263

Una de las tres virtudes, concretamente la caridad. Esta forma parte del imafronte o fachada principal neoclásica del conventual de San Pedro Mártir, hoy Universidad de Castilla La Mancha.

264

Diploma del departamento de comercio de los Estados Unidos del año 1965, nombrando al Instituto Geográfico y Catastral, Observatorio Central Geofísico de Toledo en España, como su 30 sucursal en el mundo.

Fajas mudéjares, enriquecidas por los dibujos curvilíneos del arte musulmán, haciendo de ellas una exquisita yesería toledana.

265

Las llaves roñosas y oxidadas para abrir los secretos de Toledo. Estos pueden parecerse a ellas, pero pese al paso del tiempo, estos esconden aún sus portentosos misterios.

266

El campanario y las campanas del santuario de Toledo por excelencia, su catedral.

267

Pequeño baldosín en cerámica de arista , que recuerda la fecha de la terminación de la restauración de una calle toledana muy céntrica.

268

Cubicación de un edificio religioso toledano, donde observamos sus diferentes y atractivas líneas, las cuales van a puntos indeterminados, con sus diferentes volúmenes.

269

Placa de cerámica en la Calle de la Trinidad, la cual está dedicada a la memoria del Cardenal Tarancón, que tanto hizo por la democracia, la que tan cara nos está costando ahora a las personas normales, que somos los que la estamos pagando verdaderamente con nuestros impuestos, mientras gran cantidad de políticos se enriquecen a nuestra costa.

270

Uno de los claustros del Convento de San Clemente con doble galería. Ahora es utilizado como sala de exposiciones de la Diputación Provincial.

Presentamos aquí las diferentes olambrillas de cerámica, las cuales forman parte además de adornar a uno de los edificios más emblemáticos de Toledo, como es la Estación de Ferrocarril.

271

Símbolos secretos algo desgastados y terminando con una cruz. Se encuentra en una de las piedras de esta enigmática ciudad.

Arpia alada con las posibles iniciales de la persona que la encargó, en uno de los edificios que conforman los soportales de la Plaza de Zocodover.

273

Ahí está la Santa Iglesia Catedral Primada Toledana, vista desde el entramado caserío que conforma el laberinto de esta ciudad.

273a

Brocal de uno de los aljibes del Museo del Greco. Este se dibuja sobre un hexágono, pero su verdadera antigüedad la obtenemos gracias a la cantidad de huellas, desarrolladas por la cuerda al sacar sus aguas.

273b

Una de las pinturas que decoran los techos del Ayuntamiento de Toledo, representando a las bellas artes. La pinto Dº José Vera, que fue director de la Escuela de Artes y Oficios.

274

A lo lejos, los legendarios Cigarrales de Toledo, que tanta inspiración han dado a tantos escritores, al ser unos espacios muy agradables para vivir, lejos del mundanal ruido.

275

Reliquia colgada de uno de los pilares de la catedral. Puede ser una ofrenda a la Virgen del Sagrario al estar frente a ella, o por el contrario parte del colmillo de un «elefante antiguo», encontrado al hacer los cimientos del pilar.

276

Escudo del águila bicéfala, en el intradós de los arcos del patio del Alcázar, al ser un palacio imperial.

277

Firma del maestro cincelador José Antonio Manchón, en una de sus obras del año 1987.

278

Atardecer en Toledo dando una pátina dorada, por lo que vemos  al Palacio Imperial de los Austria en color rosado, creando una atmósfera inimaginable.

279

Uno de los brocales de los muchos aljibes toledanos, para saciar la sed en los angostos meses del estío.

280

Bellísima lacería gótica isabelina en una de las ventanas claustrales de San Juan de los Reyes, con los círculos que contienen los ochos de infinitud.

281

Vitrales de la catedral toledana. En ellos observamos el protagonismo de Adán y Eva en el Génesis. En la izquierda comiendo el fruto prohibido, en el centro el Creador reprochándoles su pecado y a la derecha su expulsión del Paraíso Terrenal.

282

Palacete en la Calle de la Sillería, con un bello serigrafiado en su exterior, lo cual le da una peculiaridad tan particular como personal.

282a

Largas pinceladas las de Doménico Theotocópulis, para plasmar el pecho de Cristo resucitado, donde se observa palpablemente la herida en su costado, la que le hizo Longinos con su lanza.

283

Frontón superior barroco, en la entrada de uno de los puentes de Toledo, concretamente el de Alcántara, donde observamos el águila bicéfala, pero ya sin cabezas.

284

La puerta superior del  antiguo Puente de Barcas de «La Cava», en cuyo frente y al otro lado del río Tajo se encuentra la otra orilla llena de luz.

285

La ventana abierta  conduce nuestra vista a un edificio secular, como es San Juan de los Reyes. Imagen nocturna con el edificio iluminado que nos conduce a los sueños más profundos.

286

Detalle de la reja maestra que cierra el presbiterio de la catedral toledana, fabricado por el rejero Villalpando. La figura dorada simboliza la dureza al sustentar la columnata  con su espalda y una mano y la sensibilidad al sujetar con la otra mano la liebre de su alimento.

287

Escena toledana al alba, sobre las seis treinta de la mañana. Aunque va apareciendo la luz, la ciudad aún parece un nacimiento.

288

La escrupulosa talla de las espaldas de un can, con su bello pelo con raya hacia un lado y otro. Este se encuentra entre las hojas de acanto del claustro de San Juan de los Reyes.

289

Centro del famoso «Tapiz del Astrolabio», donde se observan cantidad de constelaciones, girando alrededor de la Estrella Polar que se halla en el centro.

Dobles ventanas de tipo islámico con arcos de herradura, enmarcadas en alfiz, dando fe de su estructura. Se encuentran en un antiguo alminar toledano, posteriormente reutilizado como torre cristiana.

290

Arco de la Judería. Este diferenciaba dos partes dentro de ella, la parte rica y  la parte pobre, entre el Assuica, la Cava Baja y la Cava Alta.

291

Semblanza del interior mudéjar, de la iglesia de San Bartolomé de Sonsoles, hoy sede del Seminario Mayor de Toledo.

292

Bella estampa de la ventana central del  la Sinagoga del Tránsito o de Samuel Ha-leví Abulafia, donde se guardaban los rollos de la Torá. Detalles de su arco lobulado y por encima las «piñas de eternidad» y su proverbial techumbre.

Precioso tesoro hebreo en plata, el cual contiene los nueve huecos para depositar en ellos las nueve lámparas que representan a la fiesta de Hanucá, en tiempos de la Navidad cristiana.

293

El pelícano dando su propia sangre a sus hijos, siendo por tanto el símil de Cristo. Detalle superior de la cruz alquímica del mismo nombre, sobre la portería del convento franciscano de San Juan de los reyes.

294

Este amuleto apotropaico toledano de la «Mano de Miriam», se halla en las cuevas del Alcaná, en la Calle del Hombre de Palo. Perteneció por tanto a la antigua Judería Chica de los negocios.

295

Los campanarios bajo y alto de la Santa Iglesia Catedral Primada. Atravesando las nubes,  el «alcuzón» o pináculo con las tres «coronas de las festividades», con las cuatro bolas de los fuegos alquímicos, rematados por la veleta y la cruz.

296

Leyenda con la explicación de quien dona este cuadro y su homónimo, dedicado al martirio de San Acacio y sus  diez mil compañeros nada menos, correspondiendo a Gaspar López, solicitador general de la catedral en 1609.

297

Brocal del pozo de la Mezquita Mayor (al-Yamí) de Tulaytula, donado a esta por Ismail, padre del rey musulmán Almamún en el siglo XI, por el que se sacaba el agua para hacer las abluciones en las oraciones de los viernes.

298

Estas son las torres que coronan los extremos del edificio municipal toledano. Desde él se debe de regir con seriedad, rectitud y confianza al pueblo de Toledo y  cuidar de su grandioso patrimonio, legado por nuestros mayores.

299

Bellas yeserías con decoración mudéjar y letras islámicas que decoran el fuste y el capitel de uno de los patios toledanos.

299a

Una de las manos pintadas por el Greco en el cuadro del Expolio, con la postura clásica usada por el mismo, aunque en este caso la pinta de perfil.

300

Una fuente al estilo andalusí  que decora un patio toledano. En ella observamos el ataifor de ocho lados y el yamur de cuatro bolas. A su alrededor se remata con unos geranios, para darla colorido.

301

Aquí vemos una instantánea del trabado caserío toledano. Este representa el carácter de sus gentes, todas con distinto pensamiento, pero conformando un monte único.

302

Un astrolabio fabricado en Toledo, inspirado en las ideas y estudios astronómicos del prestigioso astrónomo Azarquiel, que vivió en  esta ciudad y a la que legó sus famosas clépsidras, en mala hora destruidas.

303

El ángulo del patio de una casa toledana, donde se observan las vigas del piso superior, del que sobresalen sus canecillos, entre los que se encuentran la decoración con sus escudos.

 

Terminación escalonada del imafronte de la nave mayor de Santiago del Arrabal, sobre el que se sustenta su tejado. Por encima la espadaña y la zona conventual del convento de Sto. Domingo el real».

304

Antiguos capiteles musulmanes con decoración vegetal y nido de abeja. Estos debieron pertenecer a importantes edificios o mezquitas, en los tiempos islámicos de Tulaytula.

305

Desde lejos observamos la muralla toledana. Sobre ella se asienta el inconcluso palacio de la familia «De la Cerda». Pegado a este y formando parte del mismo, el convento de las Madres Carmelitas Descalzas del Convento de San José. Por encima la iglesia gótica de San Juan de los Reyes.

306

Preciosa talla del escudo de la ciudad, con el águila bicéfala. A los lados dos columnas salomónicas. Esta pertenece al bargueño que se encuentra en la Sala de Recepciones del Ayuntamiento toledano.

307

Detalle del cuadro de la Inmaculada, pintada por Doménico Theotocópulis «el Greco». Son parte de los símbolos de la letanía a la virgen, con las azucenas, la sierpe, el pozo de sabiduría y la fuente de la inmortalidad.

309

Espectacular entrada al Palacio de Benacazón, antiguo convento de Recoletos. Su estilo es puramente musulmán y toledano, siendo una de las joyas secretas de esta ciudad.

310

Página del Libro de la Octava Esfera, traducido en las Escuelas de Truchimanes Toledanos. En ella se determinan las trece asignaciones que le corresponden al signo zodiacal de Cáncer.

Precioso anillo hebreo en plata, que se encuentra en esta ciudad. Su misterio estriba en que se puede abrir como observamos, para contener interiormente una pequeña filacteria, donde se describe uno de los Salmos del Antiguo Testamento.

311

Ventana de tipo islámico, que se halla en la pared sur de la Iglesia latina y templaria de San Miguel «el alto». Esto nos da una pequeña idea para pensar que anteriormente fue una de las mezquitas de Toledo.

312

Primorosa cerámica talaverana, que embellece el Salón de Plenos del Ayuntamiento toledano.

315

Paisaje desde el norte de la ciudad al atardecer, donde vemos la muralla iluminada, la subida por la escalera mecánica, la Diputación Provincial, la torre de Santa Leocadia y el cimborrio de Santo Domingo «el antiguo».

Bellísima clave de bóveda por su talla, que se encuentra en  la catedral toledana. En su exterior se compone con hojas de vid y en su centro se encuentra su fruto, un racimo de uvas, cuyo jugo nos dará el vino, uno de los componentes de la eucaristía según el cristianismo.

316

El atractivo patio de la antigua Casa de la Moneda, en la Calle Núñez de Arce.

317

Entre la desigual trabazón del caserío toledano, llegamos a reconocer el restaurado Teatro de Rojas y la torre de la Iglesia de San Nicolás.

314

Antiguo resto de  baldosín en arista, con restos de cerámica vidriada en color verde oscuro, blanco, marrón y azul.

318

La Calle Aljibes, en cuyo fondo podemos observar varios de ellos. Subiendo unos escalones, se accedía al depósito de aguas recogidas en uno de los conventos toledanos, por lo que aún vemos una cruz sobre el mismo.

319

Este es el plano en planta de la ciudad de Toledo. En él vemos como se inserta el «Árbol Sefirótico» en el que se basa la Cábala, método místico hebreo para llegar a lo supremo o Ain Sof.

320

Calle romana en Toledo, paralela a la Calle del Cristo de la Luz, hallada en nuestro tiempo. Esta se encuentra sobre una cloaca de dicha civilización y sobre ella se construyó mil años después una mezquita musulmana.

321

Frescos sobre el muro imafronte del primer edificio o nuncio que se dedicó a los pobres dementes toledanos. Estos han sido restaurados en nuestro tiempo.

322

Columna en cuyo capitel simulado, nos encontramos un candil, de ahí que la casa donde se encuentra sea la Casa de los Candiles. Aunque realmente se la conoce como la «Casa del Duende».

323

Detalle de un rostro de niño romano, embutido en la pared de la casa donde fue hallado, cerca de la Plaza de las Fuentes. Debajo un baldosín de cerámica, que nos recuerda  su restauración.

324

Impresionante portada con cariátides, que fue la entrada del «Colegio de Infantes» regido por la Catedral. Ahora en nuestro tiempo, en este edificio se halla parte de la colección de tapices de la Primada, que al ser tan reducido, la observación de estos no es buena.

325

Placa en la Calle San Juan de Dios, que conmemora el sitio exacto donde Teresa de Cepeda, fundó su convento toledano.

325a

El discreto artesano  toledano Ricardo González, en su labor de grabador al ácido, con dos de sus muchas obras. Una en estilo gótico y la otra siguiendo la tradición arabesca.

326

Escudo sobre una casa en la Calle de las Bulas, en la antigua Judería Grande. Este determina una escuela cabalística, donde enseñaban nueve talmudistas bajo de dirección de un rabino mayor.

327

Desde la Carretera de Circunvalación o del Valle, vemos allá abajo la famosa Casa del Diamantista sobre el río Tajo.

328

Placa de baldosines que recuerdan los paseos del poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer por esta ciudad, la cual por su idiosincrasia y tipismo, le inspiraba ideas  para escribir sus famosas «Rimas y Leyendas». Esta nos recuerda a la del «Cristo de la Calavera».

329

Talla en piedra de una granada sobre un escudo. Se encuentra esta en la esquina del Palacio de los Condes de Terán, dando nombre a dicha calle. Esta familia luchó en la guerra de Granada, junto a los Reyes Católicos.

330

Vista de la catedral toledana con sus torres y su nave central, así como el transepto sur, tomada desde la Calle del Plegadero.

331

Antigua taberna «Sucursal del Botero»  en la Cuesta de la Ciudad, que se encuentra cerrada hace varios años.

332

Aparato medidor de fugas del gas, verificando dicho tema en una de las calles de la ciudad.

333

Casa típica en estilo mudéjar con alero y con balcón de puertas con arcos geminados apuntados, ensalzando la personalidad de esta ciudad, embelleciéndola.

334

Detalle del tejaroz de una casa, en la terminación de la Calle de las Bulas, con cruz de calatrava en su entrada. Dicha cruz ha desaparecido.

Ángel con el yugo y las flechas, símbolo de los Reyes Católicos. Este sustenta el capitel de uno de los arranques, de los nervios góticos que conforman el cimborrio del convento de San Juan de los Reyes.

335

Placa conmemorativa de la inauguración de la Casa del Banco de España en Toledo, el 17 de Abril del año 1954. Hoy en plena reforma, para otros menesteres.

336

Callejón de los Husillos, en lo que fue la Judería Chica en esta ciudad. En la casa de enfrente, vivió la familia conversa de los Fusillos.

336a

Cuando se construyó una de las dos sinagogas  que quedan en pie hoy día en esta ciudad universal, fue denominada entonces como el Templo Nuevo, hoy conocida como de Sta. Mª. la Blanca. Los místicos cabalistas nos legaron entre sus treinta y dos pilares, el árbol cabalístico de los «Sefirot», desde el Reino pasando por Malkut, hasta llegar al Ain-Sof o la Corona.

337

Una de las cimas del Cerro del Bú tallado por el río Tajo, visto desde el Jardín de la mítica Casa del Diamantista.

337a

Semblante de seriedad  en el joven toledano Jorge Manuel Theotocópulis, primogénito del Greco, pintado en la pubertad por su padre, el cual le inmortalizó en su cuadro «sumun», denominado ahora como «El Entierro del Señor de Orgaz».

338

Una de las piedras talladas que contiene esta ciudad. Al estar bastante deteriorada, hoy es casi imposible descifrarla.

339

Los baños islámicos del barrio de Abdabaquín o de Curtidores, tapados por los echadizos de las diferentes obras y redescubiertos debajo de la Carretera de la Cornisa.

340

Viejas piedras que componen un muro toledano. Unas son romanas, siendo reutilizadas por los visigodos. A su vez las piedras blancas visigodas, fueron reutilizadas por los musulmanes. Todas ellas diferentes, pero formando un solo cuerpo fortísimo.

341

Frente al Puente de Alcántara,  el muro  de la alcazaba toledana con su adarve y corredor, correspondiendo con una de las mejores defensas de la península ibérica.

342

Curiosos dibujos, formados por los herrajes que decoran una de las puertas que contiene esta ciudad.

343

Al frente observamos un muro de obra romana, el cual correspondía con una de las cisternas más importante de Toletum. Hoy forma parte del baño de una de las habitaciones del Hotel Antídoto.

344

El antiguo Callejón de Recoletos, hoy sin salida y con el tipismo clásico del Toledo escondido.

345

Estrecha y pina subida, a una de las puertas islámicas que componen uno de los muchos lienzos en los que se basa la muralla de Toledo.

346

Bajada a uno de los profundos sótanos que contiene esta ciudad. Los cuales son una muestra de identidad, de los muchos secretos que guarda la misma.

347

Paisaje inédito de abajo hacia arriba, con patio, tejados y veleta. Subiendo la vista, observamos el exterior de la zona conventual.

348

Cimacio visigodo en piedra calcárea blanca, hallado en una de las casas cercanas a la catedral toledana.

Escena donde se ha plasmado a Dios como persona. Este sustenta el libro de los «siete sellos» del Apocalipsis, el cual abre el cordero místico con sus pezuñas. Tiempo en que comienzan las señales últimas del fin de los tiempos. Pintado por el equipo de Narciso Tomé en el Templo Primado de las Españas.

349

Vista del cuerpo alto de la Puerta de Valmardón o del Cristo de la Luz, con las habitaciones del alcaide de la misma.

349a

Retrato de un toledano hecho por el pintor Doménico Theotocópulis, «el Greco», en su tiempo, para representar al apóstol San Andrés.

350

Lienzo de muralla del tiempo musulmán, donde observamos el Postigo de Doce Cantos y otra bella torre que sobresale de la misma, sobre la base romana del acueducto. Por encima otros lienzos más modernos, construidos sobre muros más antiguos.

351

Tras la presa de Saelices sobre el río Tajo, la Isla de los Canónigos o  Huerta de la Alcurnia, usada por estos y los arzobispos en el estío veraniego, cuyos edificios se llevó por delante el mismo, en una de sus crecidas.

352

El fantástico y maltratado busto del relojero italiano Juanelo Turriano, servidor de sus imperiales majestades Carlos I y su hijo Felipe II. Este genial personaje, fabricó en Toledo tal artificio, que consistía en subir el agua desde el Tajo al Alcázar. Fue una de las maravillas de su tiempo. Murió en la más absoluta pobreza.

353

Frente a Toledo observamos los agrestes canchos de granito gris, en los cuales se sustentan sus más rancios apegos, como es la vida, la cual ha dado tanta historia a este lugar tan peñascoso y con tanta pesadumbre, como reconoció el sutil ingenio de Miguel de Cervantes.

354

En este verdoso Tajo, sobre un peñasco de piedra gris, una garza real se acomoda en una sola  pata, esperando la ocasión para lanzarse y obtener alguna carpa envenenada por la contaminación del río.

355

Plano en planta de unos sótanos que se encuentran en la Calle del Hombre de Palo, cercanos al muro exterior del claustro de la catedral, donde además de sus varias estancias, se encuentran también las huellas de tres aljibes utilizados desde tiempos antiguos.

356

En esta singular  instantánea, podemos observar la cúpula de la capilla mozárabe, que forma la segunda torre sur catedralicia, así como las terrazas, los camaranchones, algún arbotante y pináculos. Detrás y por encima la impresionante iglesia barroca de San Ildefonso «de los jesuitas».

357

Algunos cinturones de castidad que contiene secretamente aún esta ciudad. Estos cuausaban grandes perjuicios a las mujeres si los llevaban reiteradamente.

358

Frente a nosotros y sobre la Cornisa, vemos la recién restaurada  iglesia dedicada al rito mozárabe, cuyo nombre corresponde con San Lucas.

359

Capitel gótico de la catedral toledana. En él se encuentran las fuerzas del mal luchando entre ellas. Estas simbolizan al Caos Primordial, antes de la intervención del Orden Celeste.

360

Las llaves que nos pintó «el Greco»,  forman parte del cuadro de  las lágrimas de San Pedro. Estas debían de abrir el camino celestial tras la muerte real.

361

El famoso Cerro del Bú frente a Toledo. Este ha servido de asentamiento y defensa de la ciudad, desde la época del bronce hasta la edad moderna, de ahí sus vestigios, restos y murallas.

362

Una bella chapa dorada confeccionada en la Fábrica Bermejo, se halla en la Capilla de la Virgen del Sagrario. En ella encontramos la firma del Cardenal primado Dº Marcelo González Martín y a un lado los nombres del diseñador Ricardo González, del repujador José Antonio Manchón y el damasquinador Arturo Cebrián.

363

Escudo con leyenda en el recién restaurado Hospitalito del Rey. En el escudo  real de madera dice: «Para decrépitos, ciegos e impedidos y en el intradós se remata en piedra con las palabras: «Asilo universal de pobres incurables». Por ello nos preguntamos ¿quien podrá acceder a este establecimiento en nuestro tiempo? Esa es la incógnita.

364

Tras varios minutos, el cambio de colorido de este precioso monumento es indescriptible, pues asume todos los coloridos posibles, pasando del oscuro al blanco y terminando con el dorado.

365

Una de las esquinas de San Juan de los Reyes, saliendo desde el verde de su jardín y ascendiendo hasta sus altos pináculos. Todo un espectáculo.

366

Como en el Generalife granadino, Toledo esconde fuentes muy bellas, que agradan mucho al espíritu, sosegando nuestras almas.

367

Esta es la Cuesta de la Tahona que desemboca en la Calle del Pozo Amargo. Al fondo se observan las torres de San Justo y Pastor y la torre de San Miguel.

368

En el hueco de la torre de San Lorenzo, el «ángel buchón» que sustenta uno de los escudos que ostentaron los Reyes Católicos.

369

Este topónimo determina algo despectivo como por ejemplo trapos viejos,  aunque su fondo tiene un significado mucho más profundo, el cual tiene que ver con el famoso grial. Corresponde a la calle del pintor Matías Moreno.

370

La bella mano de Jesús bendiciendo, pintada por Doménico Theotocópulis «el Greco». Se encuentra en la colección de los apóstoles de su museo, siendo pintada por este inspirado y  universal artista.

371

Curioso brocal de pozo con forma hexagonal interiormente, aunque esto no es extraño pues se halla este en la Judería Grande toledana.

372

Instantánea  de la cara oeste de Toledo, bajo la presión de una fuerte tormenta. El Greco nos dejó una versión con dicho tema, pero mucho más inspirada.

373

Arco gótico que daba paso a la construcción de la girola de la catedral. En tiempos anteriores, esta debió ser una puerta para acceder a la iglesia baja como ocurre en la catedral de Bourges. Con el paso del tiempo esta fue tapiada, al encontrarse tras ella enterramientos importantes, como los de la familia Luna entre otros.

374

Una curiosa doble ventana, con columnas de cerámica vidriada, capiteles y arcos renacentistas, que dan esplendor a esta ciudad.

Plato hebreo en plata, el cual contiene grabada la Menorah o lámpara de siete brazos, que se hallaba en el tabernáculo y era el símbolo del pueblo judío. Fue mandado fabricar por el rey Salomón para el templo de Jerusalén. Era de oro puro y debía de pesar un talento.

375

Firma del pintor Joaquín Sorolla, en el retrato que hizo a Benigno de la Vega-Inclán, destacado defensor del Greco y  promotor de su museo en la ciudad de Toledo, llevado a cabo en buena hora.

376

Una buena vista del entramado caserío toledano desde los cigarrales, donde se observan la Cruz del Humilladero, la ampliación de la Escuela de Artes y Oficios, el Paseo de la Virgen de Gracia y otras tantas torres.

377

Estos son los restos de la Fuente de Caravantes, hoy  abandonada. Esta recibe abundante agua en tiempos de lluvia, la cual viene desde el Cerro de los Palos y al desperdiciarse para el riego, desemboca en el Arroyo de la Cabeza.

378

En este baldosín de cerámica que se encuentra en el Museo de Santa Cruz, observamos el escudo patriarcal del poderoso Cardenal Pedro González de Mendoza, valedor de los Reyes Católicos, a los que encargó su obra póstuma como fue el propio Hospital de la Santa Cruz, para pobres enfermos, niños expósitos y personas menesterosas.

379

El patio exterior del Museo del Greco, con sus fuentes mudéjares y jardines, recién caido un buen chaparrón.

Faja bellísima en estuco, de tipo andalusí y mudéjar toledano. Su estructura geométrica dilata los sentidos, tratando de conducirnos al más allá. Sus círculos con estrellas de ocho gajos, que se refieren a un universo ordenado y sus letras en estilo cúfico, nos enseñan una caligrafía santa.

380

En esta vista observamos un edificio colosal, fabricado con piedra calcárea blanca y revestido con granito gris, me refiero a la iglesia de San Juan de los Reyes y por encima a lo lejos, fabricado con acero y hormigón, el Puente de Parapléjicos.

381

El águila coronada representando al escudo de Toledo, formando parte de un edificio neoclásico y modernista, sobre un curioso frontón y pináculos.

382

Una fachada revocada y pintada con remates en sus balcones y lunetos de espejos dividiéndolos, en una céntrica calle de esta ciudad, donde cantidad de estilos se superponen unos a otros.

383

Magnífica vista desde el cerro toledano, con la muralla que acoge su arrabal. Le defienden la Puerta Vieja y Nueva de Bisagra y la de Alfonso VI. En su interior el gran templo del estilo mudéjar local, Santiago «el mayor».

El copón de Aristodemos, obra del Greco. Con el veneno de su interior, se trató de envenenar al discípulo amado, San Juan «el evangelista».

385

Alzado exterior de la segunda torre catedralicia. Al hacer en ella un corte vertical, observamos la definición alquímica del monumento. De abajo hacia arriba, la materia prima, el fuego secreto, el matraz y el huevo de los filósofos.

386

Era increible. Un cielo rosáceo se cernía entre dos de los torreones de esta ciudad sagrada. Y entonces me preguntaba ¿que colores hubiera usado el Greco, al haber observado esta atmósfera trascendente?

387

Ventana abierta en la pared de un convento o un castillo toledano. Esta puede dar sensaciones para  atraer a la imaginación y poder escribir una comedia o una novela, donde se de una historia romántica de amor de las muchas que ha habido en esta ciudad, entre gentes de diferentes etnias y religiones.

388

En un paisaje oscuro, se observa un gran haz de luz con el Castillo de San Servando, pareciéndose a  una aparición mágica. A su lado y por encima los caminos que parecen iluminarse con brillantes palmeras.

389

En el famoso tapiz toledano del Movimiento del Universo o de la Creación, observamos en su cielo a una de las constelaciones, la del Centauro, que por la forma de sus estrellas nos legan  su  nombre.

390

En la Puerta de Santa Catalina, que da paso a la nave del evangelio de la catedral toledana, observamos en uno de sus lados al profeta judio Jeremías, el cual escribió el libro de su nombre, formando parte del Antiguo Testamento.

391

Incomparable vista desde los tejados de esta ciudad y de sus cielos. A un lado la gran torre catedralicia, al otro las torres y el cimborrio de San Ildefonso de los Jesuitas, más la torre de San Pedro Mártir y en el centro el edificio de San Marcos.

392

Dos figuras yacentes talladas en mármol blanco. Pertenecen al arzobispo Dº Pedro Tenorio, cardenal y mecenas y a su sobrino Dº Vicente Arias, obispo de Plasencia. Se encuentran estos sepulcros en la capilla de San Blas de la catedral toledana.

393

Diferentes restos de cerámica de «arista» y de «cuerda seca», que cuelgan como recordatorio, en la que fue la casa que habitó el maestro ceramista Vicente Quismondo.

394

Antigua entrada al Cigarral del Bosque, en estilo neomudéjar. Hoy es la recepción del hotel del mismo nombre.

395

Reloj de sol en las Claverias de la Catedral. Este marca con la sombra las 9,30 de la mañana con respecto al sol, correspondiendo a las 11,30 reales, al tener un adelanto de 2 horas por imperativos modernos.

396

Frente a Toledo, pared granítica tallada por el rio Tajo y el arroyo de Val de Santa Coloma, conformando el Cerro de la Cabeza, cuyo nombre se le dio por el menhir natural que se observa en su caida.

397

Antiguo carro direccional, usado en la construcción de la obra y fábrica de la catedral toledana, así como en el traslado de sus campanas.

398

Caminos de los Cigarrales hacia la ciudad de Toledo, los cuales pasan por la antigua ermita de San Jerónimo, que se construyó en 1611, por orden del canónigo Jerónimo de Miranda, que tenía en propiedad el Cigarral de Menores.

399

Grutesco donde vemos a un géminis plateresco, obra del arquitecto  Alonso de Covarrubias. Se le restauró hace años en mala hora  dándole un baño de aire y tierra , cuya imborrable huella ha quedado para la posteridad.

400

En la instantánea uno de los templos más ancianos de Toledo, la antigua iglesia visigótica se San Sebastián, construida sobre un templo romano el año 601. Posteriormente fue la mezquita del barrio de Curtidores y después iglesia consagrada al rito mozárabe. Su arquitectura es muy peculiar.

Aquí observamos parte del «botamen» que contiene la farmacia del Hospital de San Juan Bautista o del Cardenal Tavera. Pese haber pasado casi cuatro siglos desde que se fundó, aún hoy puede ser visitada.

401

Aquí observamos un bello torreón muy restaurado, que corresponde con uno de los castillos toledanos. De él  sobresalen sus dos matacanes.

402

Impresionante y bella figura femenina, bordada en seda y lana, la cual reprentaba en la edad media a la «astrología». Se encuentra esta formando parte del «Tapíz de los Astrolabios».

403

Antiguos restos del antiguo castillo, que con el Puente de San Martín  guardaba la Judería Grande. Al ser rechazado por aquí el rey Enrique II de Trastámara por los judios, cuando este entró en Toledo, les castigó en todos los sentidos, física, moral y monetariamente.

404

Una de las puertas islámicas que contiene secretamente esta Ciudad de las Tres Culturas, denominada a sí precisamente por las tres religiones del «Libro» o tres religiones monoteístas.

404a

Tres caras de  personajes en el cuadro del «Entierro del Señor de Orgaz» de el Greco. El del centro mira a la gloria, los otros pertenecen a dos monjes, uno franciscano el otro mercedario, los cuales comentan en voz baja entre ellos y se preguntan ¿donde irá el alma del difunto tras la muerte?

405

El alquimista representado aquí como un soldado, ha buscado al dragón insomne y berrugoso  o materia bruta, al que ha vencido hasta tal punto, que le ha encerrado en su propio castillo interior o atanor, despertándole de vez en cuando dándole de comer de su propia mano o fuego secreto. Figura del parteluz del Mediodía catedralicio.

406

Parte del Puente Nuevo, las ruinas de la Central de Vargas y detrás una de las corachas de Toledo.

407

Obra que se encuentra en un caserio toledano, la cual representa el hermanamiento entre dos religiones, la hebrea y la cristiana, llevada a cabo por las religiosas de la Fraternidad María Estrella de la Mañana. Año hebreo 5777-Purim, año cristiano de 2017.

408

Las fuertes torres del Alficén toledano, entre cuyos muros se encontraba la alcazaba islámica tulaytulí, con guarnición, palacios, alcázares y mezquitas, siendo independiente tanto de la medina como del exterior, controlando el puente de Alcántara.

409

La Cruz del Sacrificio, donde se llevaban a cabo  distintas y atroces torturas, para que los reos confesaran ante lo que se les venía encima, de forma afirmativa y de inmediato, a cualquier pregunta que les hicieran los inquisidores. Se halla esta en los sótanos del Alcaná  en la Calle del Hombre de Palo.

410

En la muralla de los arrabales de Toledo, observamos una torre defensiva mayor que la de sus lados. Es la torre Almofala o de Antequera, la cual da nombre al barrio interior de la Antequeruela.

411

Capitel catedralicio que contiene una cara de enfado coronada con una mitra. Esta nos recuerda a la antigua Fiesta del Obispillo, hacia el día de San Nicolás. A su lado se ven posturas indecorosas, pues esta daba paso al Carnaval.

412

Interior de la recien descubierta Puerta del Vado. Esta se encuentra bajo la Calle Río Llano. Se sabía por documentos de su existencia y ahora puede ser visitada con algo de suerte. Desde ella se embarcaba para cruzar el río Tajo.

413

Yeserías del denominado Salón de Mesa. En él tenía su sede la Real Academia de Artes y Ciencias Históticas de Toledo. Ahora su uso es una incógnita.

414

El Ángel del Tránsito, sustenta entre sus celestiales manos el alma de una persona fallecida, a la cual inicia por el tunel o tubo que la  conducirá a la Gloria. Esto que contamos, es el testimonio de muchos seres humanos. El Greco ya nos lo dejó implícito en su obra magna «El Entierro del Señor de Orgaz».

415

En un dia nublado, de frente observamos la Ermita de la Virgen de la Cabeza. Esta es muy celebrada en primavera por los toledanos, el día de su romería.

416

Desde lejos se vé la subida a la parte alta, de lo que hoy conforman las estancias del Museo del Greco, las cuales fueron en tiempos las casas que habitaba el genio y también su taller.

El escudo del famoso cardenal Mendoza. En el observamos  su capelo y sus bandas, además del anagrama «Ave María Plena de Gracia» como divisa. Se encuentra en una de las puertas del Hospital de Santa Cruz para enfermos y niños expósitos, mandado edificar por él, como legado póstumo.

417

Entre la arboleda, sobresale la cúpula o cimborrio de la iglesia del Hospital de San Juan Bautista o «de Afuera», el cual mandó contruir el Cardenal Tavera.

418

Ahí está luciendo esplendorosa la Sinagoga de Samuel Ha-Leví de la familia Abulafia. Ahora es denominada como Sinagoga del Tránsito, por la virgen a la que estuvo dedicada en tiempos cristianos.

419

El pintor El Greco materializó plásticamente y entre las almas de la gloria, al rey Felipe II llevándose la mano al pecho como signo católico, aunque este aún estaba vivo cuando se realizó la obra.

420

Desde uno de sus costados, el Convento de San Gil, denominado vulgarmente de «Gilitos». Más tarde fue cárcel y ahora en nuestro tiempo es la sede del gobierno autonómico de la Comunidad de Castilla-La Mancha.

Escudo de las Siervas de María en la Calle Sillería, con la fecha de su instalación en esta ciudad de Toledo. Dichas monjas se dedican por caridad a cuidar a los enfermos en casas y hospitales.

421

Instantánea donde vemos al Ángel Guardián de la Ciudad de Toledo, así como su escudo en cerámica en una de los pináculos de las torres de entrada a la misma.

422

A lo lejos, frente a nosotros e iluminado por el sol, el espléndido edificio del Convento de San Juan de los Reyes, mandado contruir por los Reyes Católicos para su enterramiento.

423

La sugestiva espadaña de Santo Domingo «el real», vista desde la zona norte, antes de entrar a esta ciudad.

424

Estas llaves son las de San Pedro, con las cuales y según la religión católica, este abre la Gloria. Detalle grequiano en su obra más universal.

425

La bellísima parte alta de la Cruz del Pelícano, donde vemos a dicho animal dando su sangre a sus hijos, de ahí que sea una representación del propio Jesucristo. Se halla en la portería de San Juan de los Reyes, aunque esta iba a servir de retablo en su altar mayor.

426

Pequeño cuadro cincelado por el maestro José Antonio Manchón, representando al «Seto Vivo» debajo de la Puerta de Bisagra. Cuando escribí dicho artículo, los tres árboles de la tradición como el ciprés, el olivo y la palmera aún existían, ahora solo quedan las siete fuentes y debajo la cruz, faltando la media luna y la estrella de Salomón.

Antiguo, pequeño e interesante libro del maestro Rubio Piqueras, referido a los músicos y a la música  que se llevaba a cabo en la Catedral toledana, desde todos sus tiempos hasta 1923. Este arte liberal pertenecia al antiguo Cuadrivium. Este templo, como Iglesia Primada de España, según los estudiosos en dicho arte, es un pozo sin fondo.

Capitel romano de mármol, hallado al hacer las excavaciones en la vulgarmente denominada como «Plaza de los Postes», referidas al importantísimo hallazgo de las Termas  Romanas en la ciudad de Toletum.

Explicación televisiva de uno de los cincuenta documentales, emitidos por la cadena local Teletoledo con el nombre de «Tulaytula. Ven al Ribat». Aquí se nos ve  a mi compañero, entonces director de la cadena José Mª Marín Musso y a un servidor de ustedes Alejandro Vega Merino. Estamos platicando tranquilamente, sentados en el bello patio del Taller del Moro, una de las joyas secretas que esconde esta increible ciudad.

Delicadeza de una yesería en estuco, que se encuentra en el palacio islámico mudejar de los Palomeque, hoy Taller del Moro, en buena hora abierto al público de nuevo. Su belleza deja perplejo a cualquier persona que sea sensible, además de la paz que se observa al recorrerle. Simbólicamente observamos una paloma definiendo el apellido antes nombrado, aunque lo más interesante es, que debajo se encuentra una de las Manos de Fátima, de las muchas que Toledo concentra.

En este detalle de una obra  pintada sobre lienzo, nos encontramos la firma de su autor  Luis Tristán. Este fue el discípulo más destacado de Doménico Theotocópulis «El Greco».

Panorámica de la gran iglesia del Hospital de San Juan Bautista o de Afuera, una vez que se han sido restaurados sus tejados, dándole su pátina original en color negro, al estar dedicada a mausoleo del Cardenal Tavera y sus descendientes.

El artesano ceramista Domingo Sánchez Vaquero, nos eseña en este caso una sutil ánfora trabajada por él mismo, donde observamos el color «verde toledo».

Escudo de los borbones, en particular del rey Carlos III. En él se sustenta el tan ansiado Collar de Oro, de donde cuelga el vellocino o gamuza del carnero, tan buscado por los héroes solares.

Huellas de piqueta sobre el duro gneis o granito gris toledano. Estas se hallan en uno de sus sótanos, lo que demuestra  que esta ciudad tiene partes que se encuentran horadadas como un queso. Es uno de los sótanos que componen los subterráneos toledanos.

Portada neoclásica de la antigua iglesia de Santiago de los Caballeros, en la calle Venáncio González. Al dia de hoy, forma parte de las dependencias del Museo de Santa Cruz.

Detalle grequiano en el cuadro de la Asunción de María. En el observamos parte de un olivo, un ciprés y una palmera, también un capullo de rosa mística. A la derecha el jardín cerrado y por encima un Toledo idealizado. Hacia la izquierda bajando, las torres del Puente de Alcántara, pero lo más importante es el creciente lunar sobre la ciudad y el sol saliendo al otro lado, circunstancia astronómica que el Greco usaba para dar trascendencia a sus obras.

Pináculos cerámicos que adornan los tejados de la Estación de Ferrocarril de Toledo, fabricados en Sevilla. Estos están inspirados en sus homónimos, los de la famosa por espléndida Mezquita de Córdoba.

Al ser restaurados los pináculos de la Estación del Ferrocarril, los menos deteriorados han sido repuestos. Los excluidos, han sido reparados y ahora algunos de ellos se encuentran embelleciendo los jardines de un cigarralito toledano.

El antiguo Hospital de San Lázaro para leprosos, se encontraba apartado de la ciudad en su tiempo. Hoy se halla rodeado de edificios y es sede de un hotel y un restaurante.

Puerta islámica que conforma el más perfecto adarve defensivo islámico que existe, para subir desde el puente de Alcántara a la alcazaba y los palacios musulmanes y más tarde a los palacios cristianos.

Escena nocturna de la actual Academia de Infanteria de Toledo, la cual se encuentra al otro lado del río Tajo, frente al Alcázar, que  tuvo la misma misión, hasta el nefasto  año de 1936. Después se construyó dicha academia con el esfuerzo de los presos políticos, tras dicho desastre, ocurrido en mala hora.

Antiguos vestigios  de los estribos que formaban parte del famoso Acueducto Romano (uno de los más altos de Hispania), el cual hace dos mil años abastecia no solo a la población hispanoromana de Toletum, también a sus palacios, termas, circo, anfiteatro, además de regar sus fértiles vegas.

Baldosines representativos de las antiguas juderías toledanas, con la estrella de Salomón y la menoráh o candelabro de siete brazos.

Pintura mural en la famosa capilla de San Jerónimo, por su espectacular cúpula en cerámica. En una de sus paredes se  representa al fresco la misa de San Gregorio. Fue la capilla mortuoria del mercader de paños Gonzalo López de la Fuente y de su mujer.

 Increible escena, donde vemos a un angelote tallado en mármol de Carrara, sustentando una hornacina en el altar barroco del Transparente  de la Catedral de Toledo, obra de Narciso Tomé. Por su movimiento, parece estar soportando un excesivo peso.

Matraces, frascos, pesas de medir e instrumentos, que se hallan en la farmacia del Hospital de Afuera, desde hace cuatro siglos.

Maravillosa cerámica que configura el centro de una cupula toledana. Se refiere al centro del universo simbólico, cuyas bandas  están signadas con las letras «IHS», el anagrama de Jesucristo, usado en este caso como amulato mudéjar. Estas señalan al sol central que las dirije. Una de ellas contiene el «zancarrón de Mahoma».

Desde los «Cigarrales de Toledo», tan bien descritos por diferentes poetas y por el doctor Marañón, observamos un doble Arco Iris saliendo de los mismos, entre unas nubes veraniegas. Aquella tarde el espectáculo estaba servido.

Vista aérea del Palacio de los Austria, anteriormente pretorios romanos, alcazaba musulmana, palacio imperial y Alcázar de Toledo, antes de ser usadas sus salas para el Museo del Ejército Español.

Fortísimos arcos romanos, los cuales formaban parte de un depódito de aguas de aquella civilización. Se encuentran estos en la Calle Tornerías, sustentando encima de ellos a la mezquita del mismo nombre, hoy cerrada a cal y canto.

Escena nocturnal, donde observamos el edificio del Ayuntamiento de Toledo, iluminado en un fin de semana. Sobre su pináculo central, hallamos la luna llena, dádole un carárter especial por mágico.

En la fotografía, vemos al profesor y maquetista Juan Luis Peces Ventas, que en el año 2008 observaba su segunda maqueta de «plano inclinado», tratando de demostrar la maquinaria usada por el ingeniero de Calos V y Felipe II, Juanelo Turriano, el cual fue capaz de subir el agua por atmósfera,  desde el profundo Tajo hasta la colina más alta de Toledo.

El «Libro Lapidario»,  es un tratado médico y por supuesto mágico de la mitad del XIII, basado en  la más famosa obra de estas características, achacada al rey castellano Alfonso X «el sabio», el cual trataba de enseñar las influencias astrológico-astronómicas,  de las piedras preciosas y semipreciosas sobre las personas pudientes que pudieran adquirirlas.

Arco de tipo islámico, que se encuentra en  los baños judíos de la Calle del Ángel, hallados en  una ciudad bimilenaria como esta de Toledo, la cual ha sido fecundada por diferentes civilizaciones.

Rojo y por ello evocador atardecer desde Toledo, hacia el poniente, donde decimos los humanos que van las almas de nuestros familiares al dejar la vida, en busca de su lugar en el «más allá».

Una de las corachas de las varias que se encuentran en esta ciudad, la cual servía en tiempos pretéritos, para recoger agua del río Tajo sin ser sorprendidos, en tiempos que esta fuera asediada y así calmar la sed de sus ciudadanos.

Desde lejos, el tejaroz y las bellas ventanas lobuladas de lo que fue el convento de Madre de Dios, hoy parte de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Me he permitido hacer esta composición, con la ciudad de Toledo al fondo, sumando en ella el rostro de Doménico Theotocópulis «El Greco». Es su autorretrato más importante, cuando pintaba su obra cumbre «El Entierro del Señor de Orgaz». Sus ojos revelan el misterio que este supo hallar en la ciudad que le acogió, brindándole una gloria infinita.

Panorámica de la ciudad desde uno de los torreones del Alcázar toledano. En la instantánea  podemos apreciar  la  belleza de una lugar  sin igual por histórico.

Capitel califal con técnica de nido de abeja, que adorna uno de los pórticos más bellos de Toledo, el del Palacio de Benacazón.

El bello lugar del Baño de la Cava, tan importante desde el punto de vista de una leyenda sin igual, la de Florinda y el rey godo Dº Rodrigo, cuya violación por este, dio por parte de su padre como venganza, el paso de los musulmanes a la península Ibérica.

Parte superior de una de las puertas típicas con influencias islámicas, que contiene esta ciudad. En ella se observa el finísimo trabajo con el ladrillo, dando alma al estilo mudéjar por sus lazos y técnica de rombos, enriquecido por un tipo de cerámica de arista, que la embellece de forma clara, dando eurítmia a los sentidos.

Desde el interior de un patio toledano, se ve sobresalir por su exterior a lo lejos, la torre mudéjar de la iglesia de Sto. Tomé, así como el cimborrio del Convento de San Antonio.

La Virgen de la Soledad en cerámica, ejecutada por el maestro ceramista Vicente Quismondo, la cual nos recuerda el nombre de su propia calle, siendo esta un callejón sin salida antes de 1936.

Con el mampuesto de piedras entre ladrillos, se encuentra una pequeña hornacina a la cual se la colocaba una vela o un candíl, para dar una tenue luz a la noche toledana.

Figuras en bronce sobre un fondo oscuro, donde observamos el escudo de la ciudad de Toledo, con el águila bicéfala imperial y los dos reyes que le acompañan, uno con la espada del poder militar y el otro con un cetro del poder civil.

Una de las muchas espadañas conventuales toledanas en estilo renacentista, que contienen las campanas para diferentes toques, precisamente usadas hasta ahor, en los pocos conventos toledanos de clausura que van quedando. Unas sirven para las oraciones diarias, otras para la misa y las demás para los dias según el santuario anual.

Otros de los sótanos que conforman la ciudad subterránea que se encuentra bajo la ciudad de Toledo. Estos corresponden a la zona  inferior del Museo del Greco, aunque debajo que se sepa se encuentran dos niveles más. Este es uno de los embrujos que guarda celosamente esta urbe universal.

Una de las muchas fuentes que contienen los patios toledanos. fabricada en ladrillo de era, cuyo fondo aunque sin limpiar, se cierra con bella cerámica de arista. Su ataifor central se encuentra algo desalineado con respecto a los ejes de la misma. De todas formas este es un icono de nuestra ciudad.

Una de las vistas que Toledo puede dar a quien no la conoce en profundidad, pues frente a nosotros  observamos las dos torres que coronan el Ayuntamiento. Detrás el templo y hoy centro cultural de San Marcos con su cimborrio y espadaña y a la izquierda de la vista el torreón del antiguo Colegio del Sadel y la torre de Sto. Tomé.

A la entrada del coro catedralicio, en la reja de Domingo de Céspedes, vemos al dios Mercurio tocando el doble aulós. Este nos advierte  que entramos en un lugar donde se llevan a cabo cantos sagrados y donde la flauta de Pan se refiere a la armonía de sus órganos.

Una de las bellas vistas desde el caserio toledano de la «giganta», denominada así desde hace generaciones la torre catedralicia con su campanario y su alcuzón.

Detalle de un arco musulmán que se encontraba en una de las casas que componen la Plaza del Seco. Hoy se encuentra restaurado en sus interior.

Capitel laureado que contiene un curioso escudo, donde vemos a un ángel, el cual a su vez sustenta otro escudo más pequeño, donde se encuentra un castillo. Este se encuentra en el palacio de los Condes de Terán.

El Callejón del Toro, una de las calles más estrechas que te puedes encontrar en Toledo. Este nos describe el  encanto que te encuentras al recorrerlas.

Bella cerámica con la que se compone la  fuente que contiene uno de los floridos patios toledanos, en cuyo centro se encuentra un rostro. Por su boca es por donde se derrama el líquido elemento.

Presentamos aquí una de las bellas ventanas que cierran el ala principal del Museo de Santa Cruz. Admiren el estilo plateresco tan bien definido por el maestro arquitecto Alonso de Covarrubias, en cuyo triángulo superior observamos la cruz de Jerusalén, anagrama del famoso Cardenal Mendoza.

Tras las dos columnas pétreas donde se encuentra el ángel de la paz,  entregando  su espada a las estrellas, al otro lado del río Tajo se encuentra el edificio de la Academía de Infanteria toledana.

En la oscuridad de una noche veraniega, la cara oeste de la catedral toledana se iluminaba con ciertos detalles, dando protagonismo a sus contrafuertes y sobre el tímpano de la Puerta del Perdón, se reflejaba una de las ventanas mudéjares del templo de Santiago del Arrabal. Es entonces cuando nuestra imaginación, campeaba a sus anchas.

Al  lado sur del río Tajo frente a nosotros, uno de los baluartes defensivos más castigo de esta ciudad, el Castillo de San Servando. Este lugar ha sido atacado muchas veces, por romanos, visigodos, musulmanes y todo tipo de cristianos y otras tantas veces restaurado, para poder verle ahora en la lejanía tan altivo en tiempos de paz.

Escudo que se halla en una de las casas de la Calle de las Bulas, en la antigua judería grande. Se puede referir a la familia Solís, pero también  puede pertenecer a una escuela cabalística, con el rabino mayor reflejado en el sol y las ocho X debida a sus discípulos.

Aquí observamos a una de las parcas romanas a la entrada de uno de los sótanos toledanos. Según la mitología de aquella civilización, estas eran las que determinaban el destino de cada ser humano. Es decir, que su colocación a la entrada del antro es perfecta.

Una de las escaleras de caracol en el Alcázar de Toledo. Desde las partes altas del mismo, estas conducían hasta sus más profundas estancias.

La esbelta torre mudéjar de la iglesia de San Román. En ella fue coronado de niño el rey Alfonso VIII, por la poderosa familia de los Lara enemigos de los Castro, originándose por ellos una guerra civil en Hispania. Este rey  pese a perder la batalla de Alarcos, venció a los Almohades en 1212 en la batalla de Las Navas de Tolosa.

Detalle de una hoja de espada, forjada en la Fábrica de Armas de Toledo en 1850. Fue damasquinada como si se tratara de una sierpe o serpiente y en ella podemos observar su cabeza y el comienzo de sus escamas.

Galeria superior de un bello palacete plateresco, con sus rodelas y bellos detalles. Este se encuentra en la poco transitada Calle de San Lorenzo.

Placa conmemorativa hacia el interior del Puente de Alcántara, recordando los arbitrios por pagar al traspasar dicha torre. Se colocó en tiempos del corregidor Gutierrez Tello, reinando Felipe II.

Entre los pasadizos y las almenas de los corredores superiores del Castillo de San Servando, caminamos hacia la torre del homenaje.

Arco de tipo romano que por su hechura puede pertenecer a aquella época, bien al segundo acueducto-artifio construido, por Juanelo Turriano o servir de base en  época de la obra del Hospital de Expósitos. Junto a otros idénticos, se encuentra en la Calle Cervantes, bajo el Museo de Santa Cruz.

Interesante escudo heráldico en la Calle de Rojas, en el que fue anterior Colegio del Sadel. En tiempos antiguos pertenecio este edificio a Dº  Bernardo de Rojas, regidor perpetuo de la ciudad y caballero de Santiago.

Entrada neoclásica singular que se encuentra tapiada. Pertenece al muro de la epístola de la iglesia conventual de San Clemente.

Galeria y planta baja de un patio toledano, donde dicen que se ubicó el Mesón del Sevillano, antes Mesón de la Caridad y también como Posada de la Sangre, al encontrarse tan cerca del arco islámico del mismo nombre. En el dicen que se hospedó Cervantes y comenzó a escribir su novela «La ilustre fregona».

Bellísima ventana superior que se halla en el edificio de la Audiencia Provincial en Toledo, antigua Casa del Deán de la Catedral. Perteneció esta al Palacio de los Condes de Arcos y aquí fue colocada en buena hora.

El sol acaricia el cupulín de un esbelto cimborrio que corona una de las iglesias toledanas, definiendo la extarordinaria forma octogonal del mismo.

Miradas desde fuera o desde dentro, estas ventanas lobuladas y mudéjares, nos dan una gran sensación de profundidad, además de adornar uno de los palacios más famosos de esta ciudad.

Excelso friso en cerámica de arista, tipo arabesco, que adorna uno de los subterráneos más famosos de Toledo, los del Museo del Greco.

Exterior de algunos de los paramentos que conforman el hoy Museo del Greco. Uno fue el estudio del artista con su galeria de subida y el otro la capilla.

La Casa del Armiño, hoy restaurada y particular, donde dicen que vivió Doménico Theotocópulis, donde observamos el peculiar  torreón de las vistas. A la derecha la portería del convento de San Clemente.

Baldosines cerámicos en arista y cuerda seca, que adornan el interior de uno de los patios de Toledo. El central es de cerámica dibujada, conteniendo el puente de San Martín. Pese a que ha perdido parte del mismo, sabemos que es obra del maestro Quismondo.

En este paisaje vemos el río Tajo en su salida de Toledo, por la Vega Baja, con la Presa de Azúmel, la Nueva Pasarela hacia los Polvorines y la antigua Fábrica de Armas.

El típico Arco de la Judería Grande en el muro que guardaba la misma. Desde la Calle del Ángel, daba paso a La Cava Baja y desde allí a la Cava Alta, definiendo en el propio barrio dos tipos gentes hebreas, como ricos y gentes de oficio.

Bonito paisaje al atardecer, donde observamos parte de las murallas de Toledo. El Zig-Zag del remonte de la escalera mecánica, nos sirve de unión entre ellas y el edificio de la Diputación Provincial toledana, coronándola la torre de Santa Leocadia.

Maqueta de la maquinaria, de lo que se presume el como fue contruido el artificio para subir el agua desde río Tajo al Alcázar por el relojero italiano Juanelo Turriano.

Parte del cuadro «Plano y Vista de Toledo» del Greco, en primer termino el Hospital de San Juan Bautista, de Tavera o de Afuera, pintado al reves de como está construido, con su fachada principal al norte en vez de al sur, sobre una nube celeste que deja a un lado el plano de la ciudad que se ve al fondo.

En esta instantánea observamos los huecos para recoger agua en el aljibe que hay debajo. El agujero redondo es por donde entraba el agua al mismo por medio de un filtro de tierra para depurarla y el rectangular era para recogerla y saciar así la sed más otras necesidades.

El agua del río Tajo discurre por su cauce, traspasando la mitad de la presa de Vargas fabricada esta en el siglo XVI, para hacer funcionar los molinos de San Servando y el famoso Artificio de Juanelo para subir el agua desde el mismo río a lo más alto de la ciudad.

Imagen de la Purísima e Inmaculada Concepción en su precioso altar barroco, en el salón rico superior del Ayuntamiento de Toledo, donde se celebran las grandes solemnidades. Esta virgen es la patrona del mismo por juramento de esta alcaldía.

Algunas torres sobresaliendo del caserio toledano. En primer término la torre de la antigua parroquia de la Magdalena, a su lado la torre neomudéjar del Casino y algo más lejos la torre de San Nicolás de Bari.

Otra de las joyas secretas que guarda Toledo, es la iglesia de San Román, que por su estilo andalusí debió de ser anteriormente una mezquita. Entre otros tesoros, lo más importe que guarda son su decoración y sus pinturas románicas toledanas.

Parte del convento de Agustinas Concepcionistas Calzadas, vulgo Gaitanas por recuerdo al personaje que las fundó el año 1450, Dº Lope Gaitán de Ayala. Después se cambiaron a la Casa Grande de los Canónigos, donde observamos su alto torreón con las ventanas de la clausura.

Arcos conopiales en la intimidad de un patio toledano, para disfrute de sus dueños y que nosotros  podemos observar desde las alturas, entre el caserio de esta ciudad única.

El Arco de la Sangre, reconstruido varias veces tras las diferentes guerras en el estilo de herradura que le caracteriza, pues este daba paso desde la ciudadela musulmana o alcazaba a la medina de Tulaytula.

Estanque delantero del Ayuntamiento de Toledo, construido en conmemoración del cuarto centenario de la muerte del Greco, representando al río Tajo con sus  permanentes sequias, gracias a los trasvases al río Segura, más el «calentamiento global» y sus ya imposibles inundaciones estacionales. Este artificio no se encuentra exento de polémica.

Composición geométrica del corte trasversal de las naves de la catedral toledana, donde se observa que su alzado se encuentra basado en el decágono divino, correspondiendo a la abstracta y esencial idea de Dios, de donde sale el péntágono simbolizando a los seres humanos.

Detalle de una calle toledana, desde donde observamos la cara norte de su Alcázar, su torreón oeste y la bandera de esta bendito país nuestro de España.

Aquí vemos un brocal de estilo gótico por su forma exterior octogonal y por sus bolas isabelinas, el cual formó parte de algún aljibe de los muchos patios que recibían el agua de lluvia.

Esta es una de las casas ruinosas que se hallaba en la Cornisa, debajo de la iglesia de San Cipriano. Por fin ha sido restaurada.

Esta pintura se halla en la Sala de Plenos o sala baja del Ayuntamiento de Toledo. La llevó a cabo el pintor Dº Josè Vera y ella se observan los símbolos relativos a esta tierra.

Esta torre mudéjar, revestida con pintura rijiza y dibujada con perfiles blancos que simulan ladrillos, al lado de la parte alta del intradós de su entrada, con la estatua de la Virgen de la Esperanza y tras ellos  su cimborrio. Todos estos elementos forman parte de la Parroquia de San Cipriano.

Este bonito cuadro representa la «Visitación de la Virgen María a su prima Santa Ana». Se encuentra este mismo embelleciendo uno de los retablos de una de las iglesias toledanas.

Este sitio toledano, se llamará Plaza del Sofer, pues bajo ella se encuentran los restos de la sinagoga del mismo nombre.

Esta pulcra fuente la podemos ver en el patio de entrada al hoy Arquivo Provincial de Toledo en la Calle de la Trinidad, antes perteneció este espacio al Convento de Jesús y María, que ocupó la congregación de monjas dominicas y fue fundado por Dª Juana de Castilla en el siglo XVI, aunque el edificio es posterior del siglo XVII.

Fachada neomudéjar reconstruida, tras la guerra de 1936, al encontrarse pegada al Alcázar. Como vemos contiene exteriormente arcos y ventanas apuntadas, con alero saliente en su altura y adornado con cerámica. Es representativa del arte moderno toledano.

Este es al denominado «Cubillo de San Vicente», al haber pertenecido al ábside de la parroquia ya extinguida del mismo nombre. Su base está sustentada por grandes bloques de época romana, lo que nos lleva a conjeturar que bien fueron reutilizados en él o es que aquí hubo alguna basílica dedicada a algún dios romano.

Un círculo de campanas al lado del órgano. Estas se hacen sonar al mismo tiempo que el estruendo del ógano, con el canto del Aleluya, al pasar del  Sábado de Tinieblas al Domingo de Gloria por la resurrección de Cristo.

Pila bautismal portátil, que se halla en una de las parroquias de Toledo. Su enigma se centra en la paloma que contiene su tapa y en la frase que le acompaña, que pasada al castellano dice aproximadamente «A menos que uno renaciera……» Posiblemente se refiera al agua del bautismo, cuyo testigo es el Espíritu Santo.

Esta es la única ala delantera que podemos ver en la parte principal del que fue Hospital de la  Santa Cruz, de los arquitectos Enrique Egas y  Alonso de Cobarruvias, mandado construir en el siglo XVI por el gran cardenal Mendoza, el cual no le vió comenzar. En la actualidad es el Museo de Santa Cruz. En  su interior se concentran grandes obras, desde piezas pertenecientes a la prehistoria, hasta las de nuestro tiempo, pasando por una buena colección de cuadros del Greco.

La cara de San Cipriano de perfil, en una talla que se encuentra en una de las parroquias de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Desde esta vista, podemos observar el campanario metálico correspondiente al convento de San Clemente, de monjas cistercienses. Algo más retirado, vemos la parte alta del convento de franciscanos de San Juan de los Reyes, cuyo arquitecto fue Juan Guas. Al fondo un cigarral de forma cúbica, el cual tiene pinta de hotel, por su modernismo.

Preciosa escena del pórtico del mediodía catedralicio en gótico flamígero, debido al maestro Hanequín, donde observamos a María Salomé y María de Cleofás, junto a San Pedro al que le falta un brazo y las llaves que deben abrir la gloria.

Fachada de la epístola en la parroquia de San Nicolás de Bari, donde se superponen diferentes muros y volúmenes, con uno de sus pórticos de entrada, su cimborrio y parte de su torre.

Altar de pizarra pintado en blanco, enriqueciendo una  capilla de una de las parroquias toledanas. En el vemos a dos ángeles tratando de trasladar a un alma al cielo, sustentando el escudo de la familia a la que pertenecía.

La buardilla de salida al tejado que se halla en el cimborrio de una de las iglesias de Toledo.

Pináculos, contrafuertes y arbotantes, sobre las naves laterales y colaterales del lado de la Epístola de la catedral de Toledo.

Entrada a uno de los sótanos que conducen a las entrañas de esta ciudad, la cual se halla repleta de ellos conduciéndonos hasta su roca viva, el gneis o granito gris toledano.

La Presa de Santa Ana partida en dos por la erosión del río Tajo, en su salida de Toledo. Por ella vemos bajar la espuma que le contamina, gracias a la desidía de nosotros los seres humanos, por las fábricas de detergentes río arriba y los detritus de la capital de España, más los injustos trasvases hacia el sureste.

Una linda Santa Faz de Jesucristo, rodeada de cuatro putis barrocos, de un buen artista anónimo de los muchos que han trabajado en los conventos toledanos.

Toledo iluminado al fondo. Instantánea tomada desde Albarreal de Tajo, a veintidos kilómetros de la capital, desde el cerro de la ermita de Ntra. Sra. de la Esperanza de Macarena.

Instantánea desde el campanario con sus campanas, en la alto de la torre de la parroquia toledana de San Cipriano.

Restos del Castillo de los Judíos, el cual limitaba el muro de la Judería Grande, hacia el río Tajo, donde estos tenían sus carnecerías. Este castro defendido por los hebreos toledanos. Por aquí fue rechazado Enrique de Trastámara, hermanastro del rey Pedro I, motivo por el que no pudo entrar a Toledo  por este lado.

Detalle del mecanismo que conformaban las piezas,  que imaginan como estaba construido el famoso Artificio de Juanelo Turriano, una de las maravillas del mundo en su tiempo.

Pintura con la presa y los restos del Artifio de Juanelo, así como el edicio de la Central de Vargas, que es donde se iba a colocar el museo referido a dicha máquina. Fue destruido en mala hora.

Cria de dragón, tallada en madera para la terminación de uno de los pasillos del Coro de la Catedral de Toledo, cuya fábrica es de una belleza indescriptible.

La fachada norte de la iglesia de San Juan de los Reyes, con una vista espectral bajo la niebla de inverno. Como testigo la estatua de la beata Mariana.

Parte de la imagen de la Inmaculada de Salvatierra, presidiendo uno de los pórticos de la catedral toledana.

Antiguo hisopo en una de las iglesia de Toledo, para bendecir a vivos y muertos esparciendo su agua bendita sobre ellos.

Detalle de esta ciudad de Toledo, donde observamos uno de sus rincones en el que se encuentra la estatua de la reina Isabel I de Castilla, la reina católica. Bajo esta estatua han aparecido los restos del muro y la puerta de la Judería Grande, el cual daba paso al Assuica o zoco.

Interior de la parroquia de San Justo y Pastor, con toda su ornamentación en estilo barroco, revistiendo su antiguo estilo mudéjar. Al fondo el cuadro de los dos santos sobre el presbiterio de la iglesia.

En uno de los conventos toledanos, se encuentra un sobre relieve que determina la figura alquímica del «basilisco hermético», representando al pequeño rey venenoso y ponzoñoso. Simboliza también a la unión de los opuestos entre la tierra y el aire.

Por cualquier lado que se mire desde lejos a la ciudad de Toledo, siempre encontraremos entre su caserio, cantidad de iglesias, conventos, sinagogas o ermitas, formando parte de su conjunto y de su ideosincrasia. Mucha belleza en sí, para las personas con alma sensible.

Sobre un gran pedestal, se halla un patriarca de la iglesia católica en el pórtico del mediodía en la catedral. Este levanta su dedo para predicar el evangelio. Tras el observamos el pináculo que cierra una de las escaleras que ascienden hasta los tejados del templo.

Cabezas de estilo  gótico, cuyos rostros  posiblemente pertenezcan a los imagineros que las tallaron. Se encuentran estas en uno de los pilares torales del convento de San Juan de los Reyes, cuyo arquitecto fue Juan Guas.

Debajo de unas peñas, se encuentra parte de la Carretera del Valle o de Circumbalación a Toledo, tras ella el tajo hecho entre rocas, debido a la erosión del Arroyo de la Cabeza, al fondo la ciudad patrimonio.

Dos baldosines en cerámica, debidos a la mano del maestro Vicente Quismondo. Estos iban a formar parte junto a otros para el conjunto  de una obra, donde se iba a representar la pintura de «El Expolio» del Greco.

Aquí vemos las torres y el cimborrio de estilo barroco de la Iglesia de San Juan de los Jesuitas y al lado derecho la torre mudéjar de San Román.

Bella yesería islámica de uno de los monumentos de Toledo, donde vemos frutos entre  sus ramas, aunque lo más curioso es el halcón peregrino tan querido para la caza en la edad media.

Sobre la fachada del Ayuntamiento de Toledo, como homenaje del 30 aniversario como ciudad patrimonio de la humanidad, el rostro de un dios romano correspondiendo con la cara de Materno, dueño de la villa romana hallada en el parque temático de Carranque.

Copia de la corona votiva del rey visigodo Suintila, la más hermosa y valiosa de las coronas halladas en las Huertas de Guarrazar en Guadamur. Trabajada en oro con cabujones que contienen esmeraldas, perlas y cristales preciosos. Fue robada esta de la Real Armería del Palacio Real en 1921. Ha sido hallada en 2015, enterrada en una caja en el jardín del mismo edificio.

El campanario mudéjar que compone la torre de Santo Tomé, con los típicos arcos lobulados sustentados por columnillas de cerámica vidriada debajo y por encima sus altas ventanas con arcos apuntados y lobulados.

Bella cerámica barroca de tipo talaverano, que adorna una de los machones interiores de la iglesia de Carmelitas Descalzos de esta ciudad de Toledo.

Escena nocturna donde observamos el arco del Puente de San Martín y su encanto mágico.

Los diferentes nombres de la ciudad de Toledo en cerámica, con los símbolos que las determinan, como son la cruz, el creciente lunar y el planeta Venus y la estrella de David o sello de Salomón.

 Una buena escena diurna con varias de las torres toledanas. Una del Ayuntamiento, la torre sur de la catedral, otra de San Ildefonso  de los jesuitas, la torre de San Román y la de San Pedro Mártir.

Piedra tallada en tiempos visigodos, donde se observa una deidad que sale de entre unas nubes, que impone hacia abajo su mano  izquierda y su mano derecha en actitud de bendecir, sustentando una flor de lis. Domina el conjunto un círculo con radios en movimiento.

Sugerente columnata en estilo plateresco, que corresponde a uno de los lados del claustro bajo del antiguo convento de San Pedro Mártir, hoy Universidad de Castilla La Mancha.

Placa conmemorativa en la Iglesia de San Justo y Pastor, que reflejó en 1996 los quinientos años de la muerte Juan Guas, el arquitecto de los reyes católicos que fue Maestro Mayor de la Santa Iglesia Catedral Primada de España, así como arquitecto de la Iglesia y claustro del Convento Franciscano de San Juan de los Reyes, donde estos esperaban enterrarse. Lo más curioso es que en ella no aparece ningún estamento cultural toledano.

Curioso reloj trabajado en cerámica, el cual se halla adherido en la antigua torre mudejar del Convento dominico de San Pedro Mártir. Hoy este edificio con su torre se han convertido en parte de la Universidad de Castilla La Mancha.

Viejo arcón para guardar  los caudales y ropas de el Convento de Carmelitas Descalzos. Se halla en el claustro bajo de dicho convento, el cual hoy también sirve de hospedería y centro de reuniones.

En esta instantánea, observamos la mano del poeta Garcilaso de la Vega, cogiendo la pluma para escribir sus églogas sobre el río Tajo. Detalle de la escultura ejecutada por Julio Martín de Vidales, que se halla al lado del enterramiento de este artista clásico.

Magnífica decoración de una viga mudéjar toledana, tallada en madera y los canecillos en saliente hacia el exterior, del mismo material, dando al conjunto una gran armonía.

Detalle del interior de la cúpula de San Román, con cuarterones a la manera plateresca, terminando su círculo bajo con rostros por inspiración gótica. Esta obra se le achaca al maestro de arquitectos Alonso de Covarrubias.

En el candor de la noche, la luna llena parece reflejar su espectral luz sobre uno de los torreones del Castillo de San Servando.

Galería de uno de los patios  más bellos de Toledo. Este perteneció a la Casa de la Moneda y hoy día corresponde con la Consultoría de Castilla La Mancha. Se encuentra este en la Calle Núñez de Arce.

Desde lejos la entrada al Palacio de la Ermita del Ángel, dando paso a uno de los parajes más bellos al oeste de la ciudad, por su cercanía al río Tajo.

Estatua neoclásica que adorna uno de los lados del edificio Lorenzana en Toledo, perteneciente a la Univerdidad de Castilla La Mancha. Esta pertenece a la alegoría de la geografía por el mapa señalado y el globo terráqueo a los pies de la misma.

Una de las varias lápidas mortuorias, que se encuentran embutidas en los bellos arcos de tipo islámico,  en  la iglesia latina de San Román, hoy Museo Visigodo en esta ciudad.

Semblanza de un Cristo fabricado en cuero, que perteneció al rey Dº Fernando de Antequera. Hoy se halla este en la clausura del Convento de Santo Domingo «el real».

La sillería de uno de los coros que guarda Toledo. Pertenece a un convento de monjas, las cuales pasan en sus sillas mucho tiempo rezando por todos nosotros.

La catedral toledana iluminada en una noche otoñal, desplegando todo su esplendor gótico, dejándonos un lastre incontrolable en el alma, al contemplar su belleza disfrazada en morado.

Las blancas manos  de una monja, limpiando la custodia de su convento, para que luzca brillante y con todo su esplendor, el Jueves y el Viernes Santo, en el monumento preparado al efecto.

Desde una torre, observamos dos torres más en estilo mudéjar. En este caso de dos templos conjuntados en una misma manzana, la de San Pedro Mártir y la de San Román.

Uno de los tenantes que ciudan la entrada a una iglesia gótica, la del Convento de San Juan de los Reyes.

Bellas pinturas románicas toledanas, con muchos matices. En la simpleza de estas, observamos a dos de los ángeles del Apocalípsis de San Juan, tocando las trompetas del final de los tiempos. Lo más sorprendente es que estos se hallan entre lacerías musulmanas y letras en árabe cúfico. Toda una declaración de mezcolanza y de tolerancia.

Antigua espadaña con sus campanas, perteneciente a uno de los muchos conventos que componen el cuerpo inmobiliario de este Toledo único, dándola el carácter y el halo universal que la envuelve.

Aquí tenemos las tumbas con sus bellas lápidas de Dº Sancho y Dº Diego, hijos del rey Dº Pedro I «el cruel», los cuales se encuentran en uno de los conventos toledanos.

Este es el claustro denominado «del Moral», pertenece al convento de Santo Domingo «el real». Edificio que formaba parte del palacio de Dª Catalina de Lancaster, esposa del rey Enrique III de Trastámara. Ahora sus estacias son usadas por la Delagación del Catastro de Toledo.

Vista aérea de la ciudad, donde se observan edificios de todo tipo como palacios, iglesias, conventos e institutos, todos ellos entre el trabado caserío toledano.

Escudo nobiliario en el palacio que fue de Dª Catalina de Láncaster en Toledo. Esta era nieta del rey Pedro I de Castilla y se casó con el rey Enrique III de la rama Trastámara. Legó dicha casa para la ampliación de un convento.

Uno de los muchos archivos que guardan la historia de Toledo. Este se salvó por casualidad del fuego de los franceses en su invasión española.

Frente a nosotros la iglesia mozárabe de San Lucas y tras ella otros templos y otras torres, todos estos elementos componiendo el paisaje toledano.

Las antiguas escribanías del Ayuntamiento toledano, diseñadas por el arquitecto Juan de Herrera, reflejadas de forma nocturnal junto a su alzado, sobre el estanque «Tres aguas» que simula los flujos y reflujos del río Tajo.

Tinaja de muchas arrobas, que se encuentra adornando los caminos del denominado cigarral de Santa Elena, entre árboles, aloes y chumberas.

La esfinge u obosom de la antigua y románica Virgen de la Esperanza con el niño, muy venerada y querida en la ciudad, la cual se halla en la parroquia de San Cipriano.

Galerías de los claustros altos y la espadaña del convento de Santo Domingo «el real», cuya silueta se encuentra vista desde su interior.

La mano de San Francisco el cual mira su llaga, en el claustro del convento de San Juan de los Reyes. En uno de sus lados, la letra G, símbolo secreto de los constructores de monasterios y catedrales góticos.

Lo antiguo y lo moderno. Delante el Palacio de Galiana, que tantas historias y leyendas ha suscitado. Al fondo el Poligono Industrial y Residencial, con su famosa pasarela.

Representación pictórica de un milagro ocurrido en un convento toledano, en el momento de la muerte de una madre superiora. Fue entonces cuando la habitación se comenzó a llenar de luz, la cual entraba por su enrejada ventana.

 Talla de rodela en gótic,o con círculos y una flor de seis pétalos en su interior, esta última es la representación simbólica del Arte de la Alquimia. Las figuras interiores han desaparecido.

Bellísima piedad anónima, en los museos catedralicios de Toledo. Esta misma fue policromada por el genial escultor Copín de Holanda, el cual  culminó sus mejores obras en este templo.

Todavía quedan en Toledo reminiscencias de otras civilizaciones anteriores. Pese haber pasado casi mil años de la toma de Toledo por rey Alfonso VI, gracias a la capitulación del rey musulmán de la taifa tulaytulí Yahya ben Ismail ben Yahya al-Qadir, nieto del famoso Almamún, aquí observamos un patio islámico con su ataifor en el centro, simulando al paraiso.

La Cruz del Humilladero hacia los Montes de Toledo. Se alza sobre una gran roca y frente a ella vemos las torres de la ciudad, las cuales y según la perspectiva parecen estar más bajas que esta, siendo todo lo contrario.

La rica corona votiva de algún importante presbítero o abad visigodo, ofrecida a la antigua iglesia de Santa María de Toledo. Esta apareció junto a otras enterradas, en el Tesoro de Guarrazar, llevándo a la realidad un mito que duraba ya nada menos que casi doce siglos.

Desde el exterior se observan las paredes y techumbres de parte del salón y una de las alcobas, del atractivo palacio mudéjar perteneciente a los Palomeque, hoy denominado como «Taller del Moro».

Un jarrón de bella cerámica dedicado a la esclavitud de Ntra. Sra. del Valle, que adorna con su silueta en color azul, el agreste paisaje toledano.

Interesante techumbre de un palacio, donde observamos su forma octogonal recubierta en madera, al que le acompaña una de sus pechinas para acoger su verdadera forma cúbica.

Instantánea tomada hace unos años, en la cual vemos en su cara sur al convento de San Juan de los Reyes dándole el sol, sobre un  fondo plomizo. Debajo el árbol seco que le da un carisma especial. Esta fotografía ya es imposible hacerla desde dicha perspectiva, pues delante ha sido contruido un nuevo cigarral.

Sobre el arco de entrada de una vieja puerta toledana, observamos el «círculo de los posibles», donde se encuentra el triángulo de la carpintería mística por alquímica, pues justo en su centro se hallan el sol y la luna filosóficos, dando nombre a la puerta. Estos se  acompañan con el milagro de nuestro patrón San Ildefonso.

Parte superior de un edificio emblemático toledano por sus raices hebreas. Me refiero a  la cara sur de la Sinagoga del Tránsito, mandada construir por el erudito y ministro toledano Samuel Ha-Leví, de la familia Abulafia. En él se abren las ventanas que dan una luz tamizada a su espléndoroso interior, construido a imagen y semejanza del Arca de la Alianza.

Aquí observamos las cadenas de los cautivos cristianos que se hallaban en la ciudad musulmana de Ronda. Cuando fue tomada por los Reyes Católicos, estas pasaron a formar parte de las paredes del edifio religioso que se estaba construyendo en Toledo, para el enterramiento de los mismos. Aunque dicha idea histórica cambió posteriormente.

Desde lejos un imponente edificio. Me refiero el Palacio de los Condes de Fuensalida del siglo XV, en estilo mudéjar. Aquí habitaron Carlos I de España y su esposa Isabel de Portugal, falleciendo esta en el mismo. Posteriormente ha servido para distintos usos. Ahora es la sede de la Presidencia del Gobierno de Castilla La Mancha.

Una de las plantas que se hallan talladas en el magnífico claustro de San Juan de los Reyes. Hay tal cantidad y variedad de ellas en dicho recinto, que parece un tratado de jardinería y horticultura. En este caso se refire al «Cardus Marianus» o cardo la Vírgen.

Paisaje con dos torres en la lejanía, entre la hojarasca. Una corresponde con el campanario alto de la catedral y la otra es la de la iglesia latina de San Nicolás.

Bella talla en el intadós de un pórtico gótico. En el están representados un cazador tratando de cazar una presa en el interior de una caverna. Simbolicamente se refiere al ser humano que trata de sacar la fiereza de su interior.

Parte superior del pórtico de la iglesia de San Cipriano en estilo neoclasico. Contiene en el interior de su hornacina una virgen en mármol, reaprovechada en este lugar. Se refiere a la Virgen de la Esperanza.

Es solo en la ciudad de Toledo, donde podemos encontrar juntos símbolos como estos. Sobre un edificio gótico, observamos insertadas entre sus paredes unas cadenas las cuales dicen ser musulmanas. A su lado, un heraldo de armas con su dalmática, servidor de los Reyes Católicos, por si esto fuera poco en el aire, para iluminarlos las noches navideñas, el candelabro hebreo de Janucá que conmemora la fiesta de las luces en el ámbito judaico. En fín, creo que el mundo necesita de esta especie de tolerancia creativa y aún verdadera, más que nunca.

Imagen de la parte alta del Alcázar desde Cobisa en el sur, con sus cuatro torreones. Al fondo la finca de Pinedo.

Bello antepecho o balaustrada en estilo gótico, que se encuentra sobre uno de los pilares torales de San Juan de los Reyes, dando paso a su presbiterio.

Detalle y vista nocturnal exterior, de una de las capillas absidales de la catedral toledana, concretamente la Santiago, perteneciente al Condestable de Castilla, Dº Alvaro de Luna y su familia, la cual parece estar fortificada con almenas y castilletes. En estilo gótico, observamos una de sus ventanas, cuyos vitrales se asemejan a un trébol de tres hojas, el cual no le dio la suerte deseada a este personaje, por las intrigas y envidias palaciegas.

Detalle de escena grequiana, perteneciente a la Inmaculada Oballe. La pintó el artista para la capilla privada de la señora con dicho apellido. Se hallaba esta magnífica obra en la iglesia de San Vicente de esta ciudad. Hoy la podemos ver en el Museo de Santa Cruz de Toledo.

Este acrónimo S. P. Q. T. quiere decir «Senado Popular Toledano», simulando la frase latina «el senado y el pueblo romano», al deletrearse verdaderamente como S. P. Q. R. Pero al encontrarse en el torreón de entrada del puente de Alcántara en Toledo, la última letra R se cambió por una T, al referirse logicamente «al gobierno y pueblo toledano».

Las cuatro torres y sus chapiteles renacentistas. Atrayente escena nocturna por su impresión al ser observada. Me refiero en este caso a los torreones que flanquean la Puerta del Cambrón, hacia el poniente de la ciudad.

Las dos custodias más importantes de la catedral de Toledo. Una en madera dorada, tallada por Copín de Holanda, que forma parte del esplendoroso retablo de su altar mayor y la otra de plata dorada,  joya de la orfebrería universal, ejecutada por el platero Enrique de Arfe, formando parte del tesoro catedralicio, bajo la torre norte.

Entrada a la iglesia del Convento de la Concepción Franciscana. Sus finas columnas delanteras sustentan la parte alta de su clausura, usada para el rezo diario.

Pieza de cerámica formando un pentáculo, donde observamos una «Mano de Fátima» en su interior. Dicho elemento se halla en la Capilla de San Jerónimo en uno de los conventos de esta ciudad toledana.

Espectacular hornacina repleta de imagenes en estilo plateresco, que se halla en la magnífica portada del Museo de Santa Cruz de esta ciudad, antiguo Hospital de Expósitos, mandado construir por el Cardenal Mendoza. Su ejecución la debemos a los hermanos Egas y  al arquitecto Alonso de Covarrubias. Se refiere al abrazo ante la «puerta dorada» del templo de Jerusalén, entre santa Ana y  san Joaquín.

En un templo al estilo mudéjar en ladrillo, se observa la transición al arte gótico por sus arcos apuntados y por simular nervios en la conformación de sus bóvedas.

Arquitectura metálica que contiene actualmente el paisaje toledano, en este caso el Cerro de los Palos. Me refiero a las grandes antenas que distrubuyen todas clase de frecuencias y señales de radio y televisión al mundo, las cuales nos tienen conectados a los toledanos con todo el globo terráqueo. No hay en ello nada de magia, solo tecnología.

Profetas y filósofos sentados sobre su cátedra, los cuales  anunciaron la asunción de María a los cielos en cuerpo y alma.  Se encuentran tallados estos, en uno de los pórticos más bellos de la catedral toledana. Dicho umbral sufrió el ataque de unos ladrones en los años sesenta del siglo pasado, por tal motivo a una de sus figuras le falta la cabeza. Esta fue recuperada posteriormente, pero aún no ha sido repuesta.

La antigua Fábrica de Harinas, enclavada en la parte central de la Judería Grande. Su edificio ha sido reciclado y ahora es un bello hotel toledano.

Bello arco de tipo musulmán, el cual podemos ver en el claustro del Museo de Sta. Cruz. Es muy posible que este haya pertenecido a una de las yeserías que adornaban  uno de los arcos de la mezquita mayor de Tulaytula, siendo posteriormente reutilizado y terminando en este lugar para nuestro deleite.

Vista de un torreón toledano con su ventana, el cual vemos desde un arco de herradura desdde una coracha cercana. Pertenecen al Puente de San Martín y a la Cava.

En esta instantánea podemos ver las antiguas y herrumbrosas llaves, con las que aún se abre la iglesia parroquial de San Cipriano. Este es un testimonio más de los muchos que Toledo esconde, delimitando su propia intimidad.

Las tallas en madera de nogal en sobrerrelieve, del artista Felipe Vigarny, que se encuentran enriqueciendo el sublime coro alto de la catedral toledana. En el vemos los cuerpos estilizados y bellamente tallados con sus formas femeninas, de la reina de Saba, una profetisa y la santa de Toledo, Leocadia.

Escena nocturna, en la que vemos  una entrada importante con su torre defensiva cubierta de hiedra, del Castillo de San Servando. Se encuentra mirando frente a la ciudad al otro lado del río Tajo. Este defendía el Puente de Alcántara  en tiempos medievales.

Dibujo con las figuras de la Puerta de Bisagra y la media luna que la ilumina de forma nocturnal. Escena que daba paso al programa televisivo «La Era de Acuario», cuya temática trataba sobre el Toledo Islámico, allá por el año 2000.

Dibujo en cerámica del famoso arquitecto torrijeño Alonso de Cavarrubias. A él le debemos los grandes edificios platerescos y renacentistas que se encuentran formando parte de esta ciudad universal.

Sobre la penumbra en el cauce del río Tajo, sobresale alumbrada por el sol de la mañana, la «Casa del Diamantista», que tantos misterios guarda sobre tesoros y coronas, desarrollados en su interior.

Bajo una de las sillas que componen el Coro bajo de la Catedral de Toledo, se encuentra una de sus «misericordias», ejecutadas por el gran tallador Rodrigo Alemán. En ella vemos una escena con respecto al arte de la alquimia. Se refiere al «adepto», pues este ha recibido los dos bautismos, uno por el agua y el otro por el fuego.

He ahí una casa baja y normal toledana. Lo único que tiene de especial, es que si la observamos bien nos daremos cuenta de que sus cimientos se asientan sobre la dura roca granítica, como tantas otras.

Aquí tenemos a un heraldo de armas de los Reyes Católicos. Este se encuentra sustentando el arco conopial del coro de San Juan de los Reyes, arrodillado y con la funda del compás, quizás sea elrostro y busto de su arquitecto Juan Guas.

Ventana gótica adornada con las clásicas bolas de tiempo medieval, cuya belleza acompaña y da luz al interior al torreón exterior del Puente de San Martín, donde se esta halla.

Doble depósito de agua bastante hondo, que se encuentran en lo que fueron los bajos de la sinagoga toledana del Sofer o del Escribano. Estos servirían para hacer los baños rituales o mikvá, antes de entrar a dicha sinagoga según las leyes del Talmud.

El azul del río Tajo en la mañana, pasando por la presa de San Félix o Saelices, donde vemos la entrada o hueco hacia la turbina que  transformaba la fuerza hidraúlica del agua en energía. Ahora esto es solo un recuerdo.

Aquí vemos las iniciales de los Reyes Católicos, la Y de Isabel y la F de Fernando, sobre uno de los pilares torales de su iglesia en Toledo, San Juan de los Reyes.

Ruinas del baño islámico de Tenerías. Quede esta instantánea como testimonio, antes de que se derrumben sus últimas bóvedas y estas desaparezcan.

Tres pilas bautismales que se encuentran hoy día en la catedral de Toledo, al final  y al principio de los años 2017-18. Dos son mudéjares y ahora pertenecen a los pueblos de Camarenilla y Villamiel. Estas pertenecieron a algunas de las iglesias mozárabes toledanas. La tercera  entre gótica y renacentista, es la principal usada en la catedral. El bronce usado en ella, perteneció al sepulcro de Dº Alvaro de Luna.

Pedazo de friso visigodo, reutilizado en la Ermita de la Vírgen del Valle. Este debió de pertenecer a la antigua capilla  o eremitorio visigodo, que hubo en dicho lugar.

Frontón triangular, cuyos lados están compuestos por tosco granito gris y su interior en ladrillo. Este culmina la portada del Hospital de la Santa Cruz. Está formado por dos ángeles y cornucopias, el escudo de su fundador, pues pertene al poderoso Cardenal Mendoza con el «Ave María Plena» y por encima la cruz de Jerusalén, por tener el título de patriarca de aquella ciudad. Todo ello tallado en piedra calcárea blanca.

Uno de los hornos portátiles, el cual se usaba hace años en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, para cocer la cerámica de pequeñas vasijas.

Estrada en codo, con forma defensiva musulmana, que abría y cerraba la Puerta de Alcántara frente al puente del mismo nombre, generando el adarve defensivo más importante de la ciudad.

Cerámica en arista, confeccionada por del maestro Aguado en la Escuela de Artes y Oficios, con los símbolos heráldicos de Castilla y León. Estos baldosines se hallan en la entrada del que fue su domicilio, el palacio de los duques de Maqueda.

Dibujo basado en el estudio de los movimientos lunares, con respectos a los efectos ejercidos por el satélite sobre la Tierra. Estas investigaciones se llevaron a cabo en lo que ahora se denominan como Escuela de Traductores de Toledo, lo cual sabemos ahora en nuestro tiempo, por los anteriores estudiosos alemanes.

Instantánea tomada una mañana brumosa, desde el oeste de la ciudad, donde podemos observar la silueta de uno de sus edificios góticos más prestigiosos, San Juan de los Reyes.

Bellísimo nacimiento, ejecutado al fresco por el artista Juan de Borgoña, el cual se halla en la Sala Capitular de la rica Catedral de Toledo.

El libro abierto pero pegado al cuerpo, en las manos de una imagen. En el se guardan los secretos del Flos Florum con los motivos de la santidad.

Un sacerdote católico de color, ayudando el día del Corpus Christi a conducir y nivelar la carroza, donde va asentada la famosa custodia de  la Catedral de Toledo. Esta fue encargada por el Cardenal Cisneros al platero Enrique de Arfe.

Fotografía donde poder ver alguno de los edificios de la Academia de Infantería y del Barrio de Santa Bárbara, frente a las cárcavas talladas por el río Tajo en su Vega Alta. Al fondo el Monte del Águila en Villaluenga de la Sagra.

Imagen de San Juan Bautista, tallado en la portada de la entrada al crucero del edificio museo del Hospital de Santa Cruz. Este de época renacentista, del tiempo del arquitecto Covarrubias.

La «Lucha de las Salamandras», que según la alquimia representan a la dualidad. Se encuentra esta talla en una de las basas del «Sendero Hermético» de la catedral toledana, es decir, su recorrido por el «Juego sde la Oca». Se refieren estas al eros y al thánatos,  fuerza emocional creativa y espitual que ayuda en el camino o»sublimación alquímica».

Sótano toledano, que conduce por una especie de calle a los subterráneos de lo que fue una antigua sinagoga. Esta formaba parte del conjunto de las muchas que contenía la Judería Grande.

Desde lejos observamos el campanario alto y el «alcuzón» o chapitel, que conforman la torre norte de la catedral toledana, este último con sus tres coronas y sus cuatro bolas, con su complejo significado.

Entre la multitud, un sacerdote tocado con su capa pluvial, reza de rodillas al Santísimo Sacramentode la Eucaristía, el cual ha sido sacado a  la calle.

He aquí seis exquisitas olambrillas. Estas con sus simbolismo, formaron parte del embellecimiento de la Central Hidroeléctrica del Ángel, la cual daba electricidad a la antigua Fábrica de Armas de Toledo. Hoy se encuentra esta en ruinas, por desgracia.

Anagrama usado televisivamente, para anunciar los programas documentales denominados como «La Era de Acuario». En ellos se proyectaron cincuenta capítulos que se titularon «Toledo Islámico» y «Ven al Ribat».

Paisaje de parte de la ciudad de Toledo, donde vemos la zona alta del Pórtico del Mediodía, así como el exterior de la linterna del Transparente catedralicio y las torres de la Magdalena y del Casino.

Niños alrededor de la «Tarasca de Toledo». Con dicho  comportamiento, lo que hacen es deshechar sus propios miedos interiores. Otro hecho  importante es, que una niña se encuentra tocando la boca del monstruo, lo que quiere decir que dicha generación, algún día podrá llegar a la igualdad entre mujeres y hombres.

Fotografía del muro de separación entre los distintos barrios de la Judería Grande. Este se encuentra tapado, al haber construido casas adosándolas al mismo.

Escena baja del cuadro de la «La Asunción Oballe» del Greco, donde podemos ver sobre el río Tajo, los molinos de Pedro Pérez, una gran noria y sus canalones de agua hacia los batanes, así como la Isla de Antolínez. Los dos torreones mudéjares entonces, del Puente de Alcántara y la puerta de su plaza defensiva. Por encima del puente, el templo del infinito.

El cupulín desmontado del templete de un sagrario de Semana Santa, usado en el Convento de las Comendadoras de Santiago, en los Cobertizos. Adherido a este, se halló un escrito de como fabricarle y quien lo había llevado a cabo.

El gran investigador y dibujante toledano, Fernando Aranda, al cual vemos precesionando con todo respeto y solemnidad, sobre el itinerario del Corpus Christi, con el atuendo oficial que usan los miembros de la «Cofradía Internacional de Investigadores», a la que pertenece.

Sobre la espuma que lleva actualmente en su bajo cauce el río Tajo a su paso por Toledo, producida por la contaminación de residuos  fabriles, basuras y desechos desde la capital de España, más trasvases injustificados pese a una una acuciante sequía, podemos observar los vestigios de la coracha de «Doce Cantos», junto a los restos de uno de los pilares romanos que sustentaba el acueducto de dicha civilización.

Vasos hebreos de plata en un comercio toledano, los cuales eran usados en el «rito de la circuncisión». Consistía este en cortar  una porción del prepucio del pene masculino. Esta práctica era obligatoria por una orden divina, dada al patriarca Abraham, según el Génesis del Antiguo Testamento.

Una de las tallas en madera de caoba, ejecutada por el gran artista Alonso Berruguete, que se encuentra embelleciendo la sillería alta del coro de la catedral toledana. En ella se ve a un «rey sol», Salomón, que tiene  en su mano derecha a dicho astro, en el cual se mira y en su mano izquierda el escudo con la luna.

Yeserías copiadas en la propia sinagoga del Tránsito o de Samuel ha-Leví, para embellecimiento y aprendizaje de la Escuela de Artes y Oficios, donde se encuentran. En ellas se observa la riqueza de su ornamentación, entre piñas, hojas y escudos. Pero sobre todo sus caracteres en árabe cúfico y hebreos.

Sello del rey Alfonso X «el sabio», en uno de los documentos que se encuentran entre los tesoros bibliográficos toledanos.

Aquí vemos los caracteres hebreos que contienen el nombre de Dios o Yavé en hebreo יהוה. Según la guematría sumaban la cantidad de 26.  Estas cambian cuando se comprobaban cristianamente como  YHWH o YHVH, según el Tetragramatón y  al estar compuesto solo por  consonantes,  le hacían  innombrable. Este nombre se estudiaba concienzudamente en los sótanos secretos de Toledo.

Aquí observamos el rincón de una calle toledana, adornado lujosamente para la celebrar la universalmente conocida procesión del Corpus Christi. Por encima los toldos sirviendo de «palio» a la hostia consagrada, que contiene la custodia de Cisneros.

En uno de los arcos que contiene uno de los pórticos exteriores de la catedral toledana, observamos la cabeza adornada del «Hombre Verde». Este formaba parte de las misteriosas fiestas que comenzaban al comienzo del invierno, como símbolo del renacimiento hacia la primavera. Tenía su propia cofradía y su fiesta.

Los arcos torales inferior y superior entre góticos y renacentistas, pertenecen a uno de los lados del Museo de Santa Cruz, los cuales sustentan el piso superior y la techumbre de dicho importante edificio.

Piezas de cerámica vidriada en la capilla mortuoria de San Jerónimo, las cuales forman parte de la cúpula alboaire del siglo XV que la cierra. En ella vemos raros baldosines con letras en árabe cúfico, cuya leyenda sirve para quitar los males. En el otro se ve a un gato por ser símbolo del misticismo y del misterio.

Instantánea donde vemos el «Muro Azor» de tiempos islámicos. Este se hundió en parte el año 1958, debido a las humedades que se recogían en dicha pared, por el riego de una huerta sobre el mismo, la cual pertenecía a un convento. La zona caida y posteriormente levantada se observa algo más clara. Dicho accidente, costo la vida a tres personas.

Este es el ábside desde el cual  comenzó realmente el arte mudéjar en Toledo, expandiéndose después hacia la península ibérica de forma exponencial. Al estar orientado hacia el este, en la mañana recoge la luz matinal hacia el interior, por su única ventana abierta.

Vista aérea de la mezquita musulmana de Ibn Hadidí del año 999-1000 de nuestra era, a la que posteriormente se le adhirió la ermita mudéjar  del Cristo de la Luz en el siglo XII, formando un conjunto único, donde diferentes estilos se unen sin apenas distorsión  eurítmica.

Carátula de la segunda edición del tratado alquímico «Introducción al Toledo Filosofal», donde se describen las puertas de acceso a dos templos que definen el tradicional axioma «Santiago en el Campus Estelae», para poder acceder por las puertas de su segunda muralla, a la ciudad según el pensamiento alquímico.

El embrujo de la «Noche Toledana», atrae sin querer por su belleza. Aquí podemos ver a las torres y los muros iluminados de su espléndida catedral. Esto nos enseña el cambio del sentido de su leyena, pues transforma la tradición toledana de pasar una mala noche, en una noche mágica y fascinante.

Aquí obsrvamos a los pajecillos o clerizones, con sus trajes y pelucas de estilo barroco, los cuales van desfilando delante de la custodia de Cisneros, esparciendo pétalos de rosas delante de la custodia en la procesión del Corpus Christi. Mucho han cambiado los tiempos desde el siglo XII hasta ahora, pues en un pequeño descanso se los ve repartiéndose las galletas de su abituallamiento.

Tras un óculo observamos una clave de bóveda gótica, desde la cual salen sus cuatro nervios en desparrame. Pertenece este conjunto a la capilla de Santa Lucía de la catedral.

La famosa «Roca Tarpeya» toledana sobre los acantilados del río Tajo. Alzado en ella, se levanta lo que fue el taller, del escultor vallisoletano Victorio Macho, así como su museo con algunas de sus obras más importantes.

En esta escrupulosa y bella  talla de Rodrigo Alemán, la cual se halla en la sillería baja del coro catedralicio, observamos la toma de la ciudad de Marbella por los Reyes Católicos. Por encima del rey Fernando se ve la espada de la justicia, mientras que los musulmanes tocan sus trompetas para recibirlos.

Instantánea donde se ve la trasera del antiguo Nuncio Nuevo, construido para los enfermos mentales. Se finalizó en 1783 por el arquitecto Ignacio Haan. A nivel hospitalario es el edificio más importante de Europa de todo el siglo XVIII.

Es verano y sobre la presa o azud de San Sebastián o de Romayla, vemos a un pescador con su larga caña tratando de pescar alguna carpa, en el ya de por sí contaminado padre Tajo, resistiendo la fuerza del agua, pero sobre todo el mal olor de esta.

Escena nocturna, donde podemos observar en penunbras  los rocosos acantilados de Toledo hacia el río Tajo. Por encima el encendido caserio que compone y da vida a la ciudad por su lado Este.

Aquí vemos a la famosa «Virgen del Coro», por la belleza que contienen su rostro y el de su hijo. Esta se encuentra en el altar interior que da paso a una de las joyas más importantes de la catedral, el «Coro de los Canónigos». Este  se usaba para los cánticos y salmodias, que se hacían en las grandes solemnidades festivas de este templo universal.

Desde el alto valle, vemos bajo nuestros pies los restos del edificio de lo que fue la central eléctrica de San Félix o Saelices, justo por encima de su azud o presa denominada también de la Incurnia. El agua del Tajo la vemos marrón y con espuma, por la contaminación a la que tenemos sometida a sus aguas.

En las orillas del río, por su senda ecológica bajo los abruptos acantilados y la «Roca Tarpeya Toledana», nos encontramos este puente de madera, el cual se alza sobre un pequeño depósito de aguas. Este recoge el manantial que viene desde más arriba, al que se le denomina como «Del Agua Caliente»,  fluyendo este hasta el Tajo.

Sobre las agrestes rocas toledanas, se levanta el caserio que cubre a la ciudad. Desde esta pequeña instantánea en detalle, observamos palacios, sinagogas, iglesias, conventos, torres, espadañas y cupulines. Todo concentrado en tan poco espacio, por lo que este lugar está considerado como uno de los más históricos y monumentales del mundo.

Bajo la espectral luz de la Luna, vemos la entrada a la antigua Escuela de Artes y Oficios toledana. Esta se proyecta hacia fuera formando un ángulo inclinado 45º. Realmente son las dos caras de un cubo, con dos entradas al exterior y dos hacia el interior. Fuera una columna sustenta al «heraldo de las artes».

Cripta funeraria bajo la iglesia del convento de Santo Domingo «el antiguo», donde estuvo enterrado «el Greco» durante años, hasta que sus restos se trasladaron a San Torcuato. Esto ocurría en tiempos de su hijo Jorge Manuel y entre distintas iglesias toledanas.

Apenas miremos desde cualquier lugar a esta ciudad, esta nos muestra su cara más bella por los monumentos  que concentra. Ya sean estos mudéjares, góticos o renacentistas, los mismos nos trasladan a los cuentos medievales y nos hacen soñar historias, que aún podemos vivir en la propia realidad de nuestro tiempo, haciendo de Toledo un lugar único y excepcional.

Tras la curva del antiguo Aserradero, pasando la presa de Safont en su Vega Alta, el río Tajo enfila su cauce hacia la ciudad de Toledo habiendo regado las antiguas huertas  de la Islilla, del Rey, de Laytique, de Razazu y del Corregidor.

Fotografía en blanco y negro comparativa con la anterior sobre la Vega Alta del Tajo. Fue tomada por mi tío Fenando Merino Matamala, con una máquina marca Voigtländer alemana, modelo «vito c», a finales del otoño el año 1963. En ella podemos observar que el río se ha salido de su caja en la curva del Aserraderro, comenzando a inundar la Huerta del Rey. Al otro lado el Paseo de Río Llano, por donde antiguamente circulaba su otro cauce.

Antiguos  grabados geométricos tallados en un mármol jaspeado, que se encuentra en la catedral de Toledo. Estas huellas definen, el que un maestro de obras este enseñando a sus oficiales la confección en estilo gótico de ventanales o pequeños rosetones, los cuales deberán dar luz al templo.

El sereno río Tajo, fluye hacia el azud de Santa Ana, el cual le contiene y le reposa. Tras esta presa le aguarda el puente de San Martín, el cual se refleja en sus aguas, legándonos una estampa primorosa  por romántica.

 

Uno de los olivos singulares que contienen las tierras de Toledo. En el hueco de su tronca caben dos hombres sentados, lo que determina su gran antiguedad.

Desde el pueblo de Cobisa, al fondo la Sierra de Layos cubierta de nubes. Su belleza nos hace imaginar a un monte mítico o algún volcán comenzando a desprender sus vapores desde el centro de la Tierra.

El periodosta J. Mª. Marín Musso, filmando los restos de las turbinas de Vargas, para llevar a cabo un documental sobre el famoso y desaparecido Artificio de Juanelo.

Instantánea donde podemos observar los ábsides entre neomudéjares y góticos de las capillas laterales de la iglesia conventual de la Purísima Concepción Franciscana. La que se sustenta con contrafuertes, corresponde con la Capilla de los Franco.

Esbeltas y preciosas celosías,  pertenecientes a la Capilla de Santiago en la catedral toledana. Fue fundada por el condestable Dº Alvaro de Luna y su esposa Dª Juana Pimentel condesa de Montalbán para su enterramiento, siendo de un depuradísimo estilo gótico flamígero de finales del Siglo XIV.

Entre ramas y hojarascas, observamos de medio cuerpo a uno de los heraldos de armas que se fabricaron en barro para los imafrontes de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo. Hoy se encuentra este, en un cigarral cercano a la ciudad.

Esta es la segunda muralla hacia el interior de Toledo. Dicho lienzo es denominado como el «Muro Azor» y al contener parte de la zona conventual toledana, servía a las monjas para huerta. Este fue el motivo por el que se hundió en el año 1958, matando a tres personas y haciendo evacuar a mi familia hacia otros barrios, hasta su restauración.

Composición donde observamos a Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos, adorando al niño Jesús que sustenta María en su brazo izquierdo. Dichas figuras son muy antiguas y forman parte del centro y uno de los lados del Pórtico Norte o del Septemtrión de la catedral de Toledo. Los antiguos guías la llamaban la «puerta de los Mancos», al faltar los brazos de alguna de sus figuras. Aún en nuestro tiempo siguen igual.

Aquí observamos el interior de un templo muy especial, como es Santiago del Arrabal. Pese a conterner varios estilos arquitectónicos entre el mudéjar y el gótico,  al estar construido en ladrillo se le dá el título de «Catedral del Mudéjar» toledano.

Esta cabeza tallada en estilo gótico, representa al señor Yago «el hijo del trueno», es decir, al apóstol Santiago «el mayor». Se halla formando parte del conjunto de la iglesia conventual de San Juan de los Reyes.

El templo de color rosáceo que tenemos enfrente, se refiere a una ermita. Esta contiene en su interior a la Virgen de la Estrella, dando su nombre a la misma. Dicha iglesia forma parte del  conjunto de «Santiagus en el Campus Estelae», cuya correspondencia alquímica tiene su precedente en el noroeste de España.

La cabeza que aquí vemos, también corresponde con la del apóstol Santiago. Esta se encuentra tallada en madera y es de estilo renacentista. Es su sombrero negro el que representa a la «materia prima» en alquimia. En él vemos el «Pecten Jacobaeus» o concha que define el camino de la peregrinación.

Vista aérea de la Puerta de Alfonso VI en Toledo. Aunque dicen ser de tiempos de este rey, sus trazas son totalmente musulmanas, con su entrada en codo y sus arcos de herradura. Por ella u otra anterior en dicho lugar, salian los muertos mahometanos hacia su cementerio que se encontraba en tiempos árabes justo enfrente.

Precioso arco lobulado con alfiz, donde se encuentran los escudos de los señores que habitaron en su tiempo el Palacio de Galiana, en la «Vega Alta» de Toledo. Fue la dote de Dª Beatriz de Silva por su casamiento con Dº Alvar Pérez de Guzmán al final del siglo XIV.

Humilde ventana mudéjar, contenida en uno de los templos toledanos. Por su estructura, su bella celosía adquiere simbolicamente tintes cósmicos, pues en su centro se encuentra una estrella o sol, que con sus rayos da vida a los planetas que giran sobre él y en su parte intermedia los cometas, que con sus materiales los fecundan.

Puerta de Alfonso VI. Su enigmática belleza nos atrapa, pues en la humildad de sus piedras, las cuales parecen las piezas de un juego de arquitectura de nuestra niñez, se encuentra una armonía eurítmica total. Su enigma consiste en una gran piedra horizontal que cruza de lado a lado su arco de herradura principal.

Bellísima bóveda gótica estrellada, la cual cierra el techo de lo que fue el refectorio del Convento de San Juan de los Reyes. En el centro de su círculo central se encuentra la «clave de bóveda». Actualmente dicho habitáculo sirve como receptáculo de turistas.

Vista de un detalle alcazareño, en el cual observamos uno de sus balcones, rehecho al estilo renacentista del maestro Alonso de Covarrubias. Delante algunos de los militares que pertenecieron a ella en su tiempo.

Cimacio perteneciente al cementerio musulmán, el cual llegaba hasta cerca del Baño de la Cava, donde se encuentra. Su texto en castellano según la traducción de los investigadores quiere decir «En el nombre de Alá, el clemente, el misericordioso, hombres creed que sus promesas son ciertas y no seáis seducidos por los placeres del mundo y  apartaros de los engaños del demonio.

Vista panorámica del imafronte oeste a los pies de la iglesia de Santiago «el Mayor», sobresaliendo del caserio del Arrabal de esta ciudad. Templo denominado como «catedral del arte mudéjar toledano».

Descubrimiento del sarcófago del Señor de Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé. A dicho personaje le debemos la obra cumbre del Greco «El Entierro del Señor de Orgaz», gracias a  los impuestos que pagaron durante siglos los orgaceños.

Una de las  cabezas de los doce águilas, que adornan y sustentan el escudo de los Reyes Católicos, en el presbiterio del convento franciscano de San Juan de los Reyes.

La piscina central del patio del Palacio de Galiana «de abajo». Dicho lugar formó parte del pabellón rico del rey de la taifa toledana, Almamún, formando parte del famoso Salón de la Noria, cantado por prestigiosos poetas musulmanes, llegando por tanto a ser muy famoso en su tiempo.

Instantánea donde observamos el campanario bajo de la torre norte de la catedral de Toledo, con dos de sus nueve campanas que dan al Septentrión. Exteriormente se dornan sus muros con una santa, las bolas típicas del arte gótico y las cabezas de influencia mudéjar.

Ruina en el centro del río Tajo con forma de tajamar, correspondiendo quizás con los restos de un acueducto romano, un puente medieval o un azud molinero.

Aquí podemos ver las almenas de la puerta de Alfonso VI. Esta forma parte de la última muralla construida en Toledo, para contener a sus arrabales.

En la catedral de Toledo, se pueden ver todo tipo de imágenes con respecto al icono de la Virgen María. Estas dos de la fotografia se encuentran en las capillas radiales de su girola. Una de estilo renacentista, es blanca en alabastrto dorado,  se encuentra de pie, siendo de finales del siglo XV. La otra es negra, bastante más antigua, de principios del arte gótico, de madera o piedra policromada en postura mayestática.

Torreón en medio del río Tajo en su salida de Toledo. Este perteneció al «puente de barcas» que hubo en dicho lugar en el siglo XIII. Al observar sus piedras, nos damos cuenta enseguida que se encuentra volcado, precisamente por las muchas avenidas de agua, cuando este río era caudaloso.

Pintura al óleo donde se representa a San Juan «el bautista». Esta se halla al lado del Evangelio del retablo mayor del Convento de Sto. Domingo «el antiguo». Esta es una de las obras originales de Doménico Tehotocopulis «el Greco», con un sabor inpresionista que apabulla.

Instantánea del perfil de una de las cúpulas que contiene esta ciudad. Concretamente la del «Ochavo de las Reliquias» de la catedral toledana, hoy cerrado a cal y canto.

Anuncio nocturno y luminoso, sobre el suelo que define el comienzo de la Judería Grande, desde la Calle de Santo Tomé. Esta parte se encuentra  escrita en inglés y con letras del alefato hebreo.

Vista del torreón de entrada del Puente de San Martín, desde las almenas de su torreón de salida de la ciudad.

Expresivas y doradas cariátides, sobre una rica y gruesa columna de mármol, que adornan y sustentan el púlpito del lado del Evangelio, a la entrada del presbiterio de la catedral de Toledo.

Iluminación nocturnal sobre la torre de Santo Tomé, de estilo mudéjar. Dicha luz la somete exteriormente a una pátina de embrujo y misterio  en la noche toledana.

Poesía donde se describe el  abrazo del río Tajo  a la ciudad de Toledo,  «QUERER CERCARLO TODO PARECÍA….AQUELLA ILUSTRE Y CLARA PESADUMBRE».  Salió esta, de la pluma del insigne poeta guerrero Garcilaso de la Vega.

Desde los cigarrales y entre cipreses, en la parte delantera vemos lo que queda de la iglesia de San Cristobal,  su torre. Detrás más alta la torre mudéjar de San Miguel «el alto» y al fondo el torreón central de la Academia de Infantería.

Un hermoso niño renacentista representando al futuro, tallado en el viejo mundo de las melancolías, en este caso en el coro catedralicio toledano.

Desde el azud o presa de Santa Ana, el río Tajo lleno de espumas contaminadas, pasa por el ojo central del puente de San Martín, joya del arte gótico, marchando hacia otras tierras.

Un bello géminis tallado entre los detalles del claustro de San Juan de los Reyes. Este simboliza a la dualidad de los seres humanos, en la inocencia de la niñez, cuando el alma aún se encuentra desnuda para recibir experiencias.

Mimetizado entre grandes árboles y cipreses, observamos al famoso «Cigarral de Menores», cuya señal identificativa corresponde a su antigua espadaña.

Detalle grequiano del «Entierro del Señor de Orgaz», en cuya escena observamos en uno de sus lados, a un lloroso monje trinitario mirando a las alturas. De frente el autorretrato de Doménico Tehotocópulis, el Greco, que nos mira fijamente para aclarar la autoría de tan grande obra y al otro mirando hacia abajo, el heterodoxo bibliotecario del Escorial Benito Arias Montano.

Arropado entre el caserío toledano y sus paredes rocosas, emerge uno de sus torreones, que pese a estar mutilado por las guerras medievales, es uno de los más esbeltos de esta ciudad.

Rostro y manos de la Virgen del Sagrario, que se halla en la  puerta interior del Puente de San Martín, bendiciendo a todas las personas que entran y salen de Toledo. Pese a ser renacentista, esta imagen nos muestra su  color oscuro, enseñándonos que la imagen original de la catedral, pertenece a una virgen morena.

Perspectiva de la magnífica sacristía de la catedral toledana en estilo herreriano, obra de los arquitectos Francisco Vergara el Mayor y Juan Bautista Monegro. Esta se halla repleta de obras del Greco, entre otras un completo apostolado y presidiendo la gran estancia, una de sus obras cumbres, «El Expolio».

Cimacio tallado en árabe cúfico, que perteneció al cementerio musulmán de Tulaytula, con parte de su traducción en cerámica. Este se halla recogido en uno de los cigarrales cercanos a Toledo.

Una de las muchas vistas tomada desde el otro lado de la ciudad, donde observamos su abigarrado caserío, dominado por sus torres y la cúpula de San Juan de los Jesuitas.

Dos cruces reutilazadas para embellecer una casa de campo, tras ser halladas entre los escombros de las obras que se realizaban antiguamente en la ciudad de Toledo. La de la izquierda perteneció a la Inquisición y la de la deracha al escudo de alguno de sus arzobispos.

Una vista aérea del Puente de San Martín, con la que  podemos observar su espectacular estilo gótico del siglo XIV.  Hoy está aún en pie, después de soportar más de siete siglos las distintas guerras civiles e invasiones, más el paso de los carruajes y personas. Se halla este erguido sobre el padre de los ríos, el Tajo, que no ha podido con él, tras las cientos de  tremendas avenidas de sus aguas.

Antigua pila bautismal acanalada, reutilizada como cuenco de una fuente en uno de los muchos y bellos patios toledanos.

Como podemos ver, la fachada principal de la catedral toledana se encuentra basada de forma magistral y divina, por medio del número aúreo gracias a un pentágono estrellado. Desde el centro del pináculo de su parteluz, se expande este dando las medidas del tímpano central y la altura de los otros dos, llegando desde su base al centro del rosetón mayor. En fín, un fractal maravilloso.

Desde el centro de la mezquita toledana del Cristo de la Luz o de Ibn Hadidí, tras sus más de mil años de antiguedad, vemos aún su nicho del mirab. Este se encuentra abierto ahora  en nuestro tiempo.

Una bella y espectacular yesería de estilo  mudéjar muy antiguo, donde se observan en yeso los distintos tipos de adorno en caligrafía islámica sugiriendo arcos y minaretes musulmanes, acompañados por las conchas cristianas y los lirios hebreos del valle de Sarón. Este es un verdadero sello de tolerancia toledana, legado por los albañiles mudéjares.

Dos formas de ver la torre de la catedral en una noche de otoño. Una de forma natural con su iluminación nocturna y la otra observando el ensamble de su reflejo en las verdosas aguas del pilón del Ayuntamiento. Como decía Hermes: «Lo que está arriba, es como lo que está abajo y viceversa.

Perfecta y enigmática figura geométrica, fabricada y ensamblada en ricos mármoles y jaspes.  ¿Que nos quiso decir con ella el arquitecto catedralicio Narciso Tomé en 1730, al dejarla impresa en su obra magna?

Espadañas, palacios, sinagogas, torres mudéjares y barrocas, y cúpulas. Todas ellas acumuladas en una pequeña y antigua ciudad como Toledo. En fín, todos estos elementos no solo arquitectónicos, también históricos, son los que han hecho a esta ciudad patrimonio de la Humanidad entera.

Antigua pila bautismal convertida en fuente, donde mana el agua viva, esparciendo sus ondas hasta el borde del límite. Lugar de privilegio para la reflexión y el sosiego, en uno de sus cigarrales.

El cardenal Gaspar de Quiroga y Vela, pintado por Doménico Theotocópulis, El Greco, en el «Entierro del Señor de Orgaz» en 1587, donde vemos su consternado y entristecido rostro, su fina barba y sus ricas y ornamentadas mitra y casulla.

Bellísimo paisaje del nuestro río Tajo a su paso por los molinos de Daicán. Pese a su contaminación, en él aún se pueden ver reflejados  el azul del cielo, las rocas talladas por el mismo y sus sotos. Por encima la ciudad y sus monumentos.

La Osa Mayor tejida como reflejo mítico, en el famoso tapíz catedralicio denominado como «Del Astrolabio», donde están reflejados cantidad de personajes míticos según la astrología.

Ventana del torreón exterior del Puente de San Martín, desde donde podemos ver el escalonamiento de uno de sus tajamanes.

Cabeza de figura mítica plateresca, tallada al comienzo de la bella escalera de subida a la galeria superior del patio del Hospital de la  Santa Cruz, achacada al arquitecto Alonso de Covarrubias.

Desde las alturas, instantánea del caserio toledano. Al fondo los tejados y parte de la torre de la iglesia mozárabe de San Lucas y los roquedales del Valle, los cuales bajan hasta el Tajo.

Una de las manos de San Francisco con la llaga, al lado de una calavera. Fragmento de una de la «Meditaciones» del santo, llevadas a cabo por el Greco.

Paisaje nocturnal que es el que envuelve el ambiente  mágico de esta ciudad universal. Entre el caserio tanto antiguo como moderno, observamos iluminada la Puerta del Cambrón y por encima casi a oscuras, la cúpula de San Juan «el bautista», denominado tanto como Hospital Tavera o «de Afuera».

Dos pequeñas estatuas de tiempos romanos, halladas en Toledo y Talavera de la Reina. La de mármol se refiere a uno de sus dioses, en este caso Apolo. La de bronce corresponde al héroe Hércules y es por sus míticas leyendas, por lo que se les da a estos lugares una antiguedad de 3000 años.

En un día nublado observamos la belleza del Puente de San Martín, reflejada en el río Tajo. Le acompañan el mítico Baño de la Cava y en lo alto, la silueta del convento de San Juan de los Reyes.

En estilo de tiempos visigodos, un hueco u hornacina donde observamos lo que parece una deidad, tras una cruz patada, en cuyos lados contiene lo que parecen las iniciales del alfa y la omega. Las dos columnas laterales y el semicírculo superior con gallones, dan la sensación de parecer una pequeña capilla. Esta se halla tallada sobre un trozo de columna romana, trabajada en mármol.

Interior de la parte superior del torreón exterior del Puente de San Martín, con la salida circular de la subida de su escalera, la cual se cierra con una cúpula. A su lado desnuda, la argamasa de un muro, que nos recuerda su parcial destrucción en tiempos de la guerra civil, entre Pedro I «el cruel» y su hermanastro Enrique de Trastámara.

El «Círculo de la Luz» por el que esta penetra, para alumbrar a uno de los monumentos más representativos de la «Última Cena». Simbólicamente esconde uno de los mitos que se pierde en el espacio y reaparece en el tiempo,  el «Santo Grial».

La puerta alta del embarcadero del Puente de Barcas del Baño de la Cava. Esta era usada cuando el río Tajo crecía todos los años, hasta la desaparición del mismo en tiempos  medievales.

Uno de los muchos y profundos pozos que aún existen escondidos en la propia ciudad de Toledo y sus alrededores. Este concretamente se halla en el Cigarral de Menores.

En Toledo, no es extraño ver dos espadañas con sus campanas, en un mismo edificio, pues estos han conpartido a veces dos ordenes religiosas de clausura.

En el atardecer toledano, vemos los altos de la iglesia  de los Jesuitas, San Ildefonso, así como los de San Pedro Mártir y la torre mudéjar de San Román. Al fondo la Sierra de Noez.

Sobre el muro norte de las dependencias catedralicias, se observan algunos «vítores», los cuales deben pertenecer a algunos personajes religiosos que estudiaron en la Universidad de Santa Catalina de Toledo.

Entre los barrios de la Judería Grande toledana, emergen los tres imafrontes del segundo pabellón de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo. En el centro de cada uno de ellos, el águila de una sola cabeza como continuación del covento franciscano e isabelino de San Juan de los Reyes.

Copias de las coronas oferentes de dos abades visigodos, las cuales se encontraron escondidas en una de las tumbas del santuario de Guarrazar cerca de Guadamur, entre 1858-61. Estas eran exvotos ofrecidos al conjunto de joyas y otros objetos, que se guardaban  en la cámara oculta de la iglesia de Sta. María en Toledo, el cual era vigilado y custodiado por el «conde de los secretos».

El Arquillo de la Judería fotografiado por la noche. Delimitaba este el muro intermedio que la debió de dividir, el cual daba paso a la Cava Baja y la Cava Alta.

Pila bautismal tallada en piedra sobre una basa, que está compuesta por gallones. Esta pertenece a la iglesia parroquial de San Cipriano.

Antigua fuente que se ubica frente a la bajada de la Ermita de Ntra. Sra. del Valle. Esta se acompaña con bancos y espalderas.  Hace tiempo ya que no funciona, al haber habido algunos derrumbes de las rocas traseras.

Una más de las entradas que conducen a los sótanos o partes bajas de esta ciudad. Dichos antros, la han dado un halo de misterio y de magia, haciendo de ella una leyenda hermética, que sigue viva aún en nuestro tiempo.

Entre un conglomerado de edificios, apacere el ábside mudéjar de San Bartolomé de Sonsoles. Hoy día es sede del Seminario Mayor de esta ciudad de Toledo.

Rostro gótico que pertenece a la estatua de San Antón, con los ojos entornados y el cabello ensortijado. Se encuentra esta en el  claustro del Convento de San Juan de los Reyes. Este tuvo que ser restaurado, al ser quemado y casi derruido por las ordas francesas en la Guerra de la Independencia.

Panorámica de la colina más alta de la ciudad, donde se encuentra la cara norte del Alcázar, restaurada tras la guerra civil, con las trazas originales del arquitecto Alonso de Covarrubias.

El maestro Domingo de Céspedes, nos legó un importante simbolismo renacentista en su obra cumbre, como es la reja del coro catedralicio, pues en uno de los cuarterones bajos de una de sus columnas, observamos a una diosa con diadema a la que le habla al oido una oca en vuelo. Va dirigiendo a un delfín a través de las olas a gran velocidad, pero lo más importante es que  con su mano derecha, sostiene una manzana dorada, la del Jardín de las Hespérides.

Tras una cruz enrejada, observamos la entrada neoclásica a una ermita toledana, la de la Virgen de la Estrella.

Extraordinario escudo del Cardenal Francisco de Lorenzana, obra de Antonio Vinacer sobre la entrada principal de su palacio universitario, fundado por él mismo. Dicho edificio se le debemos al arquitecto Ignacio Haan en 1795, siendo este una joya del estilo neoclásico no solo nacional, si no europeo.

Alta ventana perteneciente a la torre defensiva exterior del puente de San Martín. Desde ella podemos ver el agreste paisaje toledano.

Preciosa y maternal escena, donde la Virgen esta dando el pecho a Jesús. Esta contiene la máxima alquímica de la «Leche de Virgen» o abrimiento de la mente para recibir la inspiración de las alturas. Nos la lega el Greco y se halla dicha obra, en el Hospital de San Juan Bautista  o «de afuera».

Los dos arcos principales de la puerta del Castillo de San Servando, cuya abertura da a la ciudad. El del interior es de estilo islámico de herradura y el del exterior es un arco tumido y apuntado. Los dos dan una gran armonía.

Sobre los muros del Convento de Santo Domingo «el antiguo», se adhirió una placa conmemorativa dedicada al famoso pintor cretense El Greco, que residió en Toledo entre dichas fechas inscritas en ella y con su inspiración toledana, nos legó obras que ahora en nuestro tiempo son universales.

Bloques de piedra romanos, que posiblemente pertenecieron al circo, al anfiteatro o quizás a algún edificio cercano o adyacente al antiguo ábside de la desamortizada iglesia de San Vicente.

Al frente se encuentra la torre mudéjar de Santo Tomé, rodeada de cupulines, espadañas y palacios, entre el caserío toledano.

Yesería de arco musulmán completo, que debió de pertenecer a alguno de los monumentos desaparecidos de este estilo. Hoy se encuentra rescatado en un cigarral toledano.

Tinaja de 18 arrobas, que pertenecio a las bodegas de Vázquez, que se encontraba en la calle San Miguel. Ahora la podemos observar en un cigarralito cercano a Toledo.

Desde el piso superior observamos el interior del antiguo Hospital de la Santa Cruz, el cual fue mandado construir por el Cardenal Mendoza. Después fue cuartel militar y Colegio de Huerfanos. Ahora este edificio cruciforme, acoge el más importante museo de Toledo con el mismo nombre.

Entre el conglomerado de edificios toledanos, podemos ver iglesias, torres y torreones, los cuales le dan a esta ciudad su conformación sincrética.

Personas de nuestros días tan parecidas a  los personajes que vivieron hace más de cuatrocientos años, sirviendo de modelo a un pintor único como fue «El Greco».

Eva y Adán, tallados en alabastro por el genial escultor Alonso de Berruguete, los cuales forman parte del maravilloso coro de la rica Catedral toledana.

Paisaje toledano donde vemos dos torres mudéjares, la de San Román y la escondida de San Pedro Mártir. A su lado la cúpula de San Ildefonso de los jesuitas. Al fondo un antiguo depósito de aguas.

Antigua pintura, donde vemos a dos escribientes tomando nota de lo que se hablaba en los famosos concilios toledanos, en tiempos visigodos. Estos lo dejaban reflejado en sus actas.

Composición donde observamos un cipo y una losa funerarios de tiempo musulmán, descritos en letra cúfica. El primero se adorna con trenza sogueada y según su traducción, se refiere a un Jeque tulaytulí que dice que no hay más dios que Alláh y la losa se refiere a Yayá ben Sulaimán ben Judail, el cual dice que Mahoma es el profeta de Alláh.

Cenefa sobre baldosines, contenedora de un cuadro de cerámica donde se representa a la Virgen imponiendo la casulla tejida por ella, a nuestro patrón toledano, San Ildefonso. Esta es la insignia de la Santa Iglesia Catedral Primada.

Precioso relieve tallado en el trascoro catedralicio, que nos revela parte de la «Leyenda de Adán». En él vemos al arcángel San Miguel a las puertas del paraiso, dejando asomarse a Set, el cual ve que de su hermano Abel  sale un árbol seco, en cuyas ramas se encuentra el tocón o niño que había de venir en el futuro. Dicha escena, se encuentra iluminada de forma muy precisa por los vitrales de los ventanales, cuyo efecto es prodigioso.

Ménsula desde donde se apoya y se proyecta uno de los pilares torales, la cual sostiene los arcos y los nervios que sustentan la bóveda central del Hospital de Santa Cruz.

Vista aérea de la antigua basílica de Santa Leocadia «de abajo». Hoy corresponde con la ermita del Cristo de la Vega, cuyo ábside es de estilo mudéjar. Delante el cementerio de los canónigos y enfrente el magnífico monumento neomudéjar dedicado al Corazón de Jesús, construido en 1932.

Dintel escrito en latín, que se halla en la ermita extramuros de San Jerónimo. Esta fue construida en 1611, para dar culto religioso a la zona suroeste de los cigarrales, a cargo del canónigo Jerónimo de Miranda.  El escudo nobiliario es muy curioso, pues está defendido por dos largos dragones entrelazados, definiendo posiblemente las dos fuerzas telúricas, sobre donde está se encuentra construida.

Precioso armazón de madera, perteneciente al espectacular artesonado del Hospital de la Santa Cruz, mandado fabricar postumamente por el poderoso cardenal Pedro González de Mendoza.

Detrás de la ermita de San Jerónimo y su espadaña en los cigarrales, observamos los diferentes monumentos que enriquecen históricamente a una ciudad como Toledo.

Escena infernal pintada al fresco por Juan de Borgoña, que forma parte de la extraordinaria Sala Capitular en la catedral toledana. Es tal la calidad del conjunto, que la podemos denominar como la Sala Cisneriana, ya que fue este prelado el que la mandó construir.

Busto imperial romano con toga, del siglo II , posiblemente perteneciente al emperador hispano romano Adriano, que apareció en la calle de la Plata en Toledo. Ahora se puede ver en el claustro del Museo de Santa Cruz.

Antigua pintura toledana, donde se encuentra representado un rey visigodo, el cual señala a su séquito el plano que sustenta un arquitecto, debiendo ser un futuro edificio palaciego, con su iglesia y su muralla.

Desde la lejanía, la torreta del monumento dedicado al Sagrado Corazón, debajo la presa de la Huerta en el río Tajo, la cual conduce el agua a la central eléctrica de Azúmel, más los edificios de la antigua Fábrica de Armas, hoy universidad de nuestra región castellano-manchega.

 Una de las cincuentaiocho portentosas tallas en madera de caoba, llevadas a cabo por el maestro tallador Rodrigo Alemán en la sillería baja del coro de la catedral toledana, referidas estas a la toma de los pueblos andaluces por los Reyes Católicos, en la toma de Granada. En este caso se refiere a Coín, cercano a Málaga.

Fragmento de una reja en hierro y bronce, debida al maestro Antonio Magdalena en 1888. Lo que vemos es la insignia catedralicia de la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, siendo dicha parte fabricada por medio de fundición.

Antiguo y vetusto sarcófago con su gruesa tapa. Esta reliquia aún la podemos ver en una de las galerías bajas del claustro del Museo de Santa Cruz de Toledo.

La Calle de la Sal, cuyo nombre nos declara el producto al que se dedicaron los mercaderes mediavales en ella. De frente, en lo alto de su esquina, podemos observar uno de los trampantojos que adornan estas calles tan típicas de Toledo.

Preciosa terminación de un pasamanos, debido al artista y herrero toledano Julio Pascual. Este está construido con tal delicadeza e intención, que más bien parece una esfera armilar, las cuales se fabricaban hace muchos siglos en Toledo, siguiendo el ejemplo del sabio Azarquiel.

Detalle de fuste de columna con una inscripción debida al anagrama de Cristo. Al fondo las galerias del claustro de Hospital de Santa Cruz.

De entre los muchos nombres de las calles de Toledo, elegimos este para recordar que nos encontramos en uno de sus determinados barrios, como es la Judería Grande.

La singularísima galería central renacentista, que forman parte de los patios del Hospital de San Juan Bautista o «de afuera». Como vemos esta conduce al pórtico de su espléndida iglesia.

Imágenes de dos incensarios que son patrimonio de la catedral toledana y por tanto de todos los toledanos. Uno es gótico y se encuentra tejido en el curioso tapiz de la Creación o del Astolabio y el otro es barroco sustentándole el arcángel Uriel, formando parte de su famoso Transparente.

Esta es una mina o depósito de aguas, la cual era recogida en él por las emanaciones que venían del monte que había a su espalda. Después era recogida por los azacanes toledanos y distribuida con sus cántaros, burros y carretillas por la ciudad. Ahora se ha tapiado su acceso y se ha construido encima un bloque de casas adosadas.

Aquí observamos el trabajo de un artista, que está pintando sobre un bastidor, una figura perteneciente a las Cantigas de Alfonso X «el sabio». Fue tomada esta instantánea hace años en la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, dejando testimonio de lo que aún se enseñaba en dicho estamento.

La «giganta» o torre norte de la catedral toledana, fotografiada desde el norte con fondo de cigarrales. En ella vemos las campanas de su campanario bajo, su esbelto campanario alto y su alto chapitel denominado como «alcuzón», más las tres coronas que le embellecen.

Bellísimo dibujo iluminado con el emblema de la catedral toledana, la imposición de la casulla a San Ildefonso. Pertenece a un pontifical de dicho templo y esta trabajado en pergamino con encuadernación mudéjar. Es de tiempos del Cardenal Cisneros.

Parte interior de uno de los torreones defensivos del castillo extramuros de San Servando, el cual defendía el puente Alcántara. Como era costumbre, está fabricado interiormente de forma circular con ladrillo.

Dibujo simbólico por heterodoxo, de la puerta del Cristo de la Luz o de Valmardón, el cual forma parte de la obra «Introducción al Toledo Filosofal». Esta vía da paso a la mística musulmana, es decir al sufismo. Por ella se accede a una  mezquita milenaria en busca del Fiat/Lux.

Esta es la Calle de Santa Isabel, porque la parte izquierda pertenece a dicho convento. Al fondo vemos el pequeño cobertizo del mismo nombre. Era costumbre que las monjas se hicieran con los edificios fronteros y por dicho alzado, pasaban sin ser vistas de un lado al otro, ya que pertenecían a una clausura.

Entre los conventos de Jerónimas de San Pablo y Benedictinas o «Benitas «, existe una calle que era paso de servidumbre y se abría desde el amanecer al anochecer al toque de una campana. Ahora ya no se usa, pero como recuerdo quedó este baldosín en barro, fechado en 1644.

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Aquí dejamos las primeras mil fotografías, que nos deleitan la vista y nos susurran al oido las historias y las artes que han ido conformando a través de los siglos este lugar tan especial por su erudición y su magnificencia, con sus riquezas y sus miserias. Por este motivo y junto a otros pocos lugares escogidos que son Patrimonio de la Humanidad, deberían obstentar el título «Plus Ultra».

 

Seguiremos derramando al mundo secuencias toledanas hasta llegar al infinito, pues estas son inabarcables. Disfrutemos un poco de sus viejas esencias, con las cuales haremos intuir las venideras.

Aquí dejamos las cinco llaves que sirven para abrir los cerrojos que guardan la “quintaesencia” que esta ciudad de Toledo conserva aún de forma casi intacta. Por encima un sonajero, para despertar a los durmientes responsables de que esta sociedad siga somnolienta.

Las fotografías que aquí se exponen corresponden a un grupo de amigos, que  nos maravillamos cada día cuando paseamos por las calles de esta ciudad, redescubriendo en ella sus detalles, sus rincones, sus colinas o sus secretos más recónditos. Entre otros Félix Muñoz, Jesús Galàn, Celia Fuentes, Santiago Cabañas, Mª Angelines Moreno, Agustín Luceño, Mª Carmen Alonso, Fernando Merino Matamala y  un servidor de ustedes Alejandro Vega.

© Copyright A. Vega 2016

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