En tiempos del rey Fernando IV  “el emplazado” (1295-1312), aparece en esta judería Asher ben Yehiel al que se le conocía con el acróstico de Rohs, rabino askenazi que tuvo que huir de su ciudad natal, Colonia, pasando por Barcelona y recabando en esta ciudad.

Aquí se consagró como naguid o nasí de las comunidades judías de la península ibérica. Llegó a ser juez supremo de Sefarad, escribiendo su más famoso código jurídico que se denominó “Halacot”. Al ser un tradicionalista, quiso implantar el año sabático, lógicamente sin conseguirlo entre los suyos. Fundó en Toledoth su propia escuela talmúdica, que llegó a ser muy famosa.

La importancia de los estudios talmúdicos en este siglo, llegan a límites insospechados, precisamente por el  destacado saber rabínico de ben Yehiel. Por ello en el siglo XIV la comunidad judía de Toledo conoce otra época dorada, por los estudios religiosos hebreos, que atraían a alumnos de todo el mundo conocido.  El discípulo predilecto de Aser fue R. Israel ben Yosef Israelí, este escribió la obra astronómica “Fundamento del Mundo”.

Esto nos recuerda las otras famosas escuelas o madrasas talmúdicas (academias religiosas, con mucha cultura y esplendor), que hubo anteriormente en Toledoth. Una de ellas era denominada “de las Vigas”. Las más nombradas eran las del rabino Ya´acob, la de Ben Aneqawa. La madrasa de rabí Israelí, la del rabino Menahen y la de Ben Waqar, renombrada familia de cuyo seno eran Samuel que fue médico del rey Alfonso XI y Yosef que fue cabalista.

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