ICONOS SAGRADOS TOLEDANOS 11.
DOS POSIBLES VERRACOS MÁS, ENTRE LOS MUROS DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA MATA (2).

En el artículo anterior sobre los verracos en esta revista, nos dimos cuenta de la encrucijada en la que se encontraba la iglesia de San Pedro de la Mata, cuya especial ubicación fue usada como ruta por los animales trashumantes, los cuales buscaban los mejores pastos estacionales.
Observando bien el granito reutilizado en la conformación de sus distintos muros, enseguida nos damos cuenta de otras piedras con significados distintos al mampuesto natural, así sus constructores al tenerlas cercanas y a la mano, las reaprovecharon en la construcción de los muros de esta iglesia.

El que puede ser un segundo vestigio de verraco o quizás otra deidad muy parecida, se encuentra empotrado entre el tapial que delimita lo que parece fue posteriormente un cenobio de monjas en el mismo lugar. Piedra labrada en granito de color dorado, sobresaliendo al interior con enigmática forma, encontrándose rasada hacia el exterior.

Cuando sea estudiada más a fondo por los arqueólogos, quizás pueda pertenecer a un segundo suido, aportando muchos más datos sobre lo que estamos observando sobre dicha cuestión.
Tras el deterioro de esta importante iglesia visigoda desde su abandono en el tiempo, sus materiales se encuentran diseminados por los alrededores, amén de otros que hayan podido ser reaprovechados, por ello y estudiando los bloques en piedra que conforman aún parte de sus muros interiores entre ábsides, saltó de nuevo la sorpresa.
Sobre la estructura de la iglesia quedó al descubierto otro hito, que por su forma sospechamos pueda pertenecer a otro suido, al que deberemos reconocer por sus formas. Se encuentra sobre el muro interior derecho, el cual media con el ábside principal a una altura aproximada de 2,5 m., estando exento por arriba y conjuntado a los lados por otras piedras pequeñas, según las fotografías presentadas.

Desde el ábside del lado derecho, observamos parte de su papada y hacia el interior del ábside principal vemos el corte de su base, más ciertas líneas formeras, así como el comienzo de lo que pudo ser la cola, pero sobre todo la forma redondeada a lo largo de su lomo. Sin lugar a dudas nos podemos hallar ante un tercer verraco.

En San Pedro de la Mata, estas dos figuras junto al toro estudiado en el artículo anterior, han sobrevivido gracias a su reutilización como sillares por su acoplamiento y utilidad en esta antigua iglesia, observando que se encuentran embutidas entre las paredes externas e internas del templo y en su recinto murado.
Antiguos vestigios sobre el territorio toledano al que pertenecen, denominado como Carpetania por los geógrafos griegos, sin haber pisado estos la Península ibérica y a los que se debe dar la importancia que les corresponde en tiempo ibérico.
Artículo publicado en el revista Cuatro Calles nº 29, en el segundo trimestre de 2024.
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